Fig. 1. Vista aérea del poblado antiguo, hoy en ruinas, de Cobija, destruido primero en el terremoto de 1868 y luego, en su mayor parte, en el terremoto y subsecuente maremoto del 9 de Mayo del año 1877. Se observa el perfecto trazado reticulado de numerosas manzanas y calles tanto longitudinales (N-S) como transversales (E-W). Nótese cómo el fuerte oleaje azota la porción sur (desprotegida) de la pequeña península, (color blanco de la espuma), mientras que la zona de litoral situada frente a la localidad se ve en calma, prácticamente sin oleaje. Este era el lugar elegido para la recalada y el anclaje de las embarcaciones. (Foto Google Earth).
Fig. 2. Perspectiva general del área, mostrando la península (arriba, izquierda) que sirve de biombo contra los vientos predominantes del S y SW, ofreciendo una excelente protección a los navíos. Se puede ver aquí la amplia terraza litoral que se extiende hacia el Este, con un ancho máximo de 2,5-2,8 km., hasta alcanzar las primeras estribaciones de los cerros de la cordillera de la costa. Estos cerros costeros alcanzan aquí los 1.300 m. de altitud (Foto Google Earth). La parte más elevada de la terraza litoral, al pie de los cerros de la cordillera de la costa, alcanza una altitud de los 180-200 m. Esta terraza marina, surcada de cursos de agua eventuales, ha sido objeto, a lo largo de los últimos milenios, de un constante relleno aluvial procedente de los abanicos fluviales de las pequeñas quebradas.
Fig. 3. Arriba, vista general de las chozas actuales de madera de los pescadores y sede social (arriba, izquierda). Abajo la "patriarca" de Cobija, la señora Blanca Ledezma, madre de los hermanos Pinto y sus hijos y nietos.(Fotos enviadas por Branko Marinov M. al suscrito, y; tomadas hacia el año 1990 o poco antes ). Doña Blanca, ya fallecida hace algunos años, fue la fiel amiga y confidente de la arqueóloga danesa Dra. Bente Bittmann, en los años en que ésta última trabajó intensamente, durante muchos meses seguidos, en actividades arqueológicas aquí en Cobija, entre los años 1977 y 1992, cuyos resultados expuso en numerosos trabajos de investigación. Bittmann, es sin duda alguna, la investigadora que más ha estudiado este sitio precolombino durante el siglo XX, combinando hábilmente las referencias etnohistóricas, cartográficas, etnográficas y arqueológicas, logrando reunir una síntesis notable. Tal vez no existe en nuestro país ninguna otra caleta costera que haya merecido tantos estudios especializados. A nuestro juicio, su enfoque, su metodología de estudio y su acuciosidad, no han sido superados hasta hoy.
Un vistazo rápido a la historia de Cobija: bibliografía recomendada.
Iniciamos aquí la prometida referencia el puerto de Cobija y a sus pobladores con referencias tempranas (siglo XVI). En este segmento del Blog, deseamos ofrecer un breve y sucinto historial sobre Cobija, su puerto y sus primitivos habitantes indígenas, los changos. Hay mucha bibliografía escrita sobre esta caleta. Para un estudio más profundo, recomendamos recurrir a los trabajos etnohistóricos y arqueológicos de Bente Bittmann:, en particular a sus artículos: "El surgimiento, desarrollo, decadencia y abandono de Cobija-Lamar: Notas históricas", pp. 63-103; parte del trabajo general titulado: "Cobija: Proyecto de investigaciones interdisciplinarias en la costa centro-sur andina (Chile), Universidad del Norte, Sede Antofagasta. No deje de leer, además, su excelente síntesis:"Cobija: Panorama etnohistórico en relación a los informes de José Agustín de Arze", en Revista Chungará Nº 10, Marzo 1983: pp. 147-153) . Sobre Cobija, su historia, su arqueología o cartografía, nosotros mismos hemos publicado varios segmentos en este mismo Blog los que Ud. podrá hallar bajo las etiquetas: Cobija, Bente Bittmann, Changos o Pescadores recolectores).
Vamos a dedicar en las próximas semanas al menos uno o dos segmentos más de nuestro Blog al estudio de Cobija, en el devenir del siglo XIX, gracias al aporte documental y fotográfico de Boris Durandeau, descendiente directo de comerciantes franceses asentados en dicho puerto a mediados del siglo XIX,. Para situar correctamente estas informaciones, nos ha parecido pertinente entregar, a manera de mise en scène, un breve bosquejo geográfico e histórico-antropológico del lugar.
Ventajas ecológicas de Cobija. Un puerto en el litoral desértico provisto de agua de vertientes.
Ubicada esta caleta y antiguo puerto de Cobija en las coordenadas UTM 369792 N / 7805610 E., en el litoral hiperárido de la IIª Región de Chile, Antofagasta, y poco al sur del actual puerto de Tocopilla, ostenta una de las escasas penínsulas que ofrecen cierta protección y cobijo contra los vientos predominantes del Sur y Surweste.
En un litoral desértico norte chileno, extremadamente seco y árido, carente de recursos y sin presencia de desembocaduras de ríos, Cobija aparece providencialmente en escena. Esto gracias a la co-existencia circunstancial de varios factores, todos ellos de decisiva importancia para el desarrollo de la vida humana.
Los enumeramos aquí:
a) un lugar de importante presencia de población indígena;
b) un lugar seguro y protegido para la recalada de los navíos;
c) presencia de agua, gracias a la existencia de varias pequeñas aguadas;
d) abundante pesca del congrio y del tollo in situ, que era convertida por los indígenas locales en charqui de pecado y exportado a las provincias interiores con el nombre de "charquecillo" (Potosí, Sucre, Lipes);
e) presencia de pastos en los altos de los cerros comarcanos, por espacio de varios meses, gracias a la camanchaca costera, entre los meses de Julio y Diciembre, lo que permitía el talaje de animales, como burros y mulas;
f) existencia de una bien traficada vía de comunicación prehispánica con el interior, a través de paskanas y tambos que permitían el acceso a las poblaciones ribereñas del Loa (Calama, Chiuchíu,) y del altiplano de Lipes.
Condiciones éstas de tipo ecológico y eco-antropológico que, sumadas, no se daban en ninguna otra parte en esta extensa franja litoral norte y que favorecieron el asentamiento humano pretérito y reciente.
En un litoral desértico norte chileno, extremadamente seco y árido, carente de recursos y sin presencia de desembocaduras de ríos, Cobija aparece providencialmente en escena. Esto gracias a la co-existencia circunstancial de varios factores, todos ellos de decisiva importancia para el desarrollo de la vida humana.
Los enumeramos aquí:
a) un lugar de importante presencia de población indígena;
b) un lugar seguro y protegido para la recalada de los navíos;
c) presencia de agua, gracias a la existencia de varias pequeñas aguadas;
d) abundante pesca del congrio y del tollo in situ, que era convertida por los indígenas locales en charqui de pecado y exportado a las provincias interiores con el nombre de "charquecillo" (Potosí, Sucre, Lipes);
e) presencia de pastos en los altos de los cerros comarcanos, por espacio de varios meses, gracias a la camanchaca costera, entre los meses de Julio y Diciembre, lo que permitía el talaje de animales, como burros y mulas;
f) existencia de una bien traficada vía de comunicación prehispánica con el interior, a través de paskanas y tambos que permitían el acceso a las poblaciones ribereñas del Loa (Calama, Chiuchíu,) y del altiplano de Lipes.
Condiciones éstas de tipo ecológico y eco-antropológico que, sumadas, no se daban en ninguna otra parte en esta extensa franja litoral norte y que favorecieron el asentamiento humano pretérito y reciente.
Su antigua población indígena. de changos y camanchacas.
Cobija presenta, por eso mismo, un embrujo geográfico y un misterio humano muy particular. Fue un reducto de numerosas familias de indígenas pescadores y uno de los poquísimos "puertos" del extremo norte de Chile, junto a Iquique y Pisagua, que, juntos, tienen el raro privilegio de contar con información muy temprana (fines del siglo XVI). por ser sitios de recalada casi forzosa. Ya el Factor de Potosí Juan Lozano Machuca en 1580 se refiere explícitamente a este lugar, nombrándolo como el "puerto de Atacama" ubicado en "la ensenada de Atacama". Y señala que por esas fechas había unos 400 "uros pescadores" morando en sus contornos. Seguramente tal población se extendía por una extensa faja litoral incluyendo Cobija, Chacaya, Gatico y Punta Guasilla y otros sitios próximos.
La primera referencia clara a Cobija como el "puerto de Atacama".
Lozano Machuca señala en su : "Descripción de Cobija" hacia 1580.
La primera referencia clara a Cobija como el "puerto de Atacama".
Lozano Machuca señala en su : "Descripción de Cobija" hacia 1580.
"... se podrían poner estos indios de Atacama en la Corona real y reducirse a uno o dos pueblos, que serán hasta dos mil indios: demás del tributo que darían a Su Majestad, se podrían labrar muchas minas de cobre que hay en aquella comarca, en especial en el mismo puerto de Atacama, a la lengua del agua y partes donde con cinceles se podrá cortar el cobre fino como V. Excelencia lo verá por la muestra que lleva Diego Enríquz...".
"En la ensenada de Atacama que es donde está el puerto hay cuatrocientos indios pescadores uros que no son bautizados ni reducidos ni sirven a nadie, aunque a los caciques de Atacama dan pescado en señal de reconocimiento. Es gente muy bruta, no siembran ni cogen y susténtanse de solo pescado y están junto a esta veta de cobre, y así con estos indios y los atacamas se podría labrar esta veta y sería de gran provecho a su Majestad por estar tan junto al puerto y poderse llevar cobre por todo le reino y a España por el estrecho.[de Magallanes]... Será esta ensenada de 20 leguas...".
(cit. en Boletín Nº 2-3, Centro de Documentación (CEDOC) Universidad de Antofagasta, Junio 1973: 38-39. Aporte del CEDOC al Primer Congreso del Hombre Andino, Arica).
(Vea nuestro pequeño comentario al texto de Lozano Machuca en este mismo Blog.)
Un pueblo de 50 ranchos de cueros de lobos marinos.
En la fecha antedicha (1580), los changos pobladores de Cobija no han sido aún evangelizados. Es probable que para esta tan antigua fecha, ni siquiera haya existido una capilla y menos una iglesia en Chiuchíu o "Atacama la Baja", desde donde posteriormente bajarán de tanto en tanto sacerdotes a Cobija a bautizar y evangelizar a los residentes indígenas. Las primeras referencias a visitas pastorales de sacerdotes a Cobija, datan del año 1641, si bien existen indicios de que su población indígena ya fue visitada esporádicamente desde fines del siglo XVI. Cuando bastante más tarde, el ingeniero militar francés Amédée-François Frézier visita el lugar en Junio del año 1712, cita expresamente haber visto la presencia de 50 ranchos de indígenas en la bahía de Cobija. Así lo señala Vicente Cañete y Domínguez, Gobernador Interino de Potosí, en su descripción del Puerto de Santa Magdalena de Cobija en 1787, al aportar nuevos y valiosos antecedentes sobre el modo de vida de estos pescadores recolectores.
La declinación demográfica y desaparición de los changos.
Es decir, 132 años después del relato de Lozano Machuca, aún viven en Cobija y sus alrededores al menos unos 200-220 changos pescadores de acuerdo al recuento de viviendas indígenas que nos reseña Frézier. No hay prácticamente población blanca asentada allí todavía. La población indígena no había declinado aún y sus servicios como pescadores, mariscadores, cargadores y hábiles elaboradores de charqui de pescado eran todavía muy apreciados. Esta situación demográfica cambiará muy bruscamente en el siglo XIX a partir del año 1825, cuando la naciente república de Bolivia establece aquí su principal puerto de entrada al Pacífico, tras el prolijo reconocimiento marítimo hecho por el marino Francis O´Connor, comisionado al efecto por el mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. Con la llegada de numerosos comerciantes, aventureros y mineros, y la construcción del poblado e incipiente puerto, se verificará un brusco cambio en el modo de vida de estos pescadores y muy pronto las enfermedades y epidemias troncharán la vida de la mayor parte de ellos.
Los terremotos y la aparición de la epidemia de fiebre amarilla.
Hacia 1860-65, bajo control administrativo y económico boliviano, conocerá Cobija su máximo esplendor, llegando a albergar una población de casi 5.000 habitantes, incluyendo los numerosos indígenas changos (Bittmann, 1980). Veinte años después, hacia los años 1880-85, desaparece para siempre la población aborigen en este puerto como efecto directo de la epidemia de fiebre amarilla que se descargó con terrible virulencia en el litoral sur peruano y boliviano en el año 1869. Este doloroso episodio de la historia humana (la desaparición completa de una etnia ancestral) de esta zona litoral no ha merecido un estudio serio hasta el presente por parte de los investigadores, ignorándose cuáles o quiénes habría sido los transmisores y "vectores" humanos directos de este flagelo. ¿Tuvo algo que ver en esta pavorosa difusión epidémica la importación masiva a las costas peruanas de operarios chinos traídos de Cantón, los que se diseminaron por las guaneras de la costa?. No conocemos estudios históricos serios y fundados en este sentido, pero sospechamos que existe alguna desgraciada relación entre estos dos hechos, cronológicamente tan coincidentes.
Amédée François Frézier, 1682-1773, ingeniero y matemático francés que estuvo en Cobija en Junio del año 1712 y autor de una obra sobre sus viajes en el Océano Pacìfico. Desde Cobija, penetró en mula hasta Calama y Chiuchíu, aldeas atacameñas que describe.
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(En plena construcción.)