jueves, 21 de julio de 2011

Geoglifos de Tiliviche: ¿arreo de llamas bajando a la costa del Pacífico o rito ceremonial agropecuario??.


Un panel de camélidos dibujado por los antiguos ganaderos indígenas.

Presentamos a continuación algunas fotografías recientes nuestras de este notable panel, de gran belleza escénica, probablemente, junto con los paneles de geoglifos del Salar de Pintados, los geoglifos de mayor interés arqueológico y cultural en Tarapacá. Se halla en el flanco sur de la quebrada de Tiliviche (Comuna de Camiña), Provincia del Tamarugal (Región de Tarapacá), aproximadamente a un par de kilómetros del actual puente sobre la carretera, hacia el poniente del mismo. Fue retocado por obra del arqueólogo piqueño Luis Briones y su equipo de la Universidad de Tarapacá en la década del 1980. Algunas figuras han sido dejadas al parecer deliberadamente incompletas, por falta y/o desprendimiento de parte del material de origen. Los restauradores han señalado que quieren ser fieles a lo existente, no atreviéndose, con toda razón, a aventurar su posible forma original, al hallarse hoy las figuras muy incompletas. Por desgracia, no sabemos con certeza si existen fotos más antiguas que pudieran atestiguar hoy, en forma fidedigna, su forma original. Sospechamos, sin embargo, que en el archivo Hans Niemeyer, del Museo de Historia Natural, habría fotografías que sirvieran de base para su diseño, publicado en 1983, al que nos referiremos luego.

El diseño de este panel obra del arqueólogo Hans Niemeyer (1983).

Existe, afortunadamente un cuidadoso diseño a pluma hecho por Hans Niemeyer, seguramente en base a sus propias fotografías, el que aparece en su obra: Arte Rupestre Chileno, (autores Grete Mostny Glaser y Hans Niemeyer Fernández), Publicación del Departamento de Extensión Cultural del Ministerio de Educación, Serie El Patrimonio Cultural Chileno, Coleccción Arte Chileno, Santiago, 1983). En las páginas 18-19 se, a doble página, exhibe el valioso conjunto o panel. En el dibujo de Niemeyer logramos distinguir hasta unas 70 figuras representadas, algunas de ellas apenas insinuadas. Este dibujo a pluma, conociéndose la acuciosidad de su autor, no nos cabe duda que fue hecho con el mayor esmero y prolijidad. Presenta algunas claras diferencias con la restauración hecha por Luis Briones en la década del 80 (¿ al parecer hacia 1983?) del pasado siglo, diferencias que señalaremos próximamente en otro capítulo de nuestro Blog mediante un análisis más fino y detallado. Dado que este diseño data muy probablemente de antes del 1983 (año de la publicación del libro de Niemeyer y Mostny) y por cierto, antes de la intervención de L. Briones, tiene ya algo más de 30 años de existencia y debería constituir una buena base para una nueva y más afinada y ojalá definitiva restauración, que corrija algunos errores precedentes.

El método de "dibujo" utilizando elementos propios del lugar.

El "arte" de esta técnica de grabado, en Tiliviche, se basa en los siguientes elementos:

a) la presencia de una superficie de terreno bastante lisa, de colores muy claros (blanco, o beige suave) que permite dar realce a las figuras sobreimpuestas. En el caso concreto de las escenas de camélidos de Tiliviche, la superficie actual está ocupada por profundos estratos cineríticos (de cenizas), originadas por antiguas erupciones volcánicas que afloran aquí - y en muchos sectores de esta zona- y muestran un aspecto blanquecino. Estas formaciones blancas o blanquizcas están constituidas por lo general por carbonatos de calcio, semejantes al yeso. Al tacto, se constata un polvo sumamente fino que con ocasión de vientos huracanados o vendavales se eleva y forma trombas, a veces muy impresionantes, de aire y polvo ascendente, causadas por bruscas diferencias de temperatura sobre la pampa. Este polvo blanco, o gris es llamado localmente "chusca".

b) Estas superficies "dibujadas" ha sido elaboradas para ser vistas desde la distancia, razón por la cual normalmente han sido diseñadas en laderas suaves de cerros o en paredes o acantilados muy visibles de quebradas. Es el caso presente. De cierto no están hechas para ser observadas de cerca sino de lejos, desde algunos centenares de metros, por lo que se presume que sus autores las dibujaban para ser observadas e "interpretadas" - porque obviamente constituyen una forma de código- por los transeúntes o viajeros que solían pasar siempre por senderos cercanos, muy traficados.

c) Es indispensable la existencia y abundancia de piedras presentes en las cercanías, de colores oscuros o negros, que permitan diseñar tanto el contorno de la figura como el relleno de la misma. Algunas veces se traza sólo el contorno de la figura, como en el caso del "shamán del Cerro Unita"; otras, se rellena totalmente la figura como en el caso presente en Tiliviche o de los geoglifos del sitio de Pintados (sur del Tamarugal). Aquí no se hace extracción del material subyacente, sino solo adición y acumulación de la piedra volcánica color oscuro, que finalmente da la forma buscada.

d) Suponemos que el tamaño de las figuras estaría en función directa de la distancia del posible observador (¿o adorador?) . Figuras de gran tamaño, como en el caso específico del Shamán del Cerro Unita, camino al poblado de Tarapacá, muy probablemente estaban destinadas a ser observadas y, tal vez, veneradas también desde muy lejos, constituyéndose las figuras como "genios protectores" para el observador que laboraba en las melgas agricolas en plena pampa, a lo lejos hacia el poniente, bajo su constante "amparo" y protección.

e) Es evidente que un requisito sine qua non para la realizacion de estas figuras, es la presencia de una superficie lisa, libre de obstáculos, con ausencia total de vegetación o de grandes rocas en el área. Es decir, la superficie debe estar libre de elementos perturbadores de la vista y, en lo posible, muy plana y en declive. De otro modo no podrían ser vistas con precision desde lejos. Por eso son siempre dibujadas lejos de las corrientes de agua, lejos de las zonas vegetadas, incluso lejos de zonas sujetas a torrentes eventuales o huaycos. Se busca siempre superficies intocadas por las inclemencias del tiempo. La idea básica es la de "permanencia" y/o la "perdurabilidad" en el tiempo. Estas figuras fueron hechas "para durar", con el propósito explícito de " perpetuarse" en el tiempo. Lo que efectivamente han logrado plenamente.

¿Qué significaban para los antiguos?.


¿Eran señas indicadoras de determinas vías o rutas, para no errar el camino, al modo una señalética moderna como anotó ya en la década del 60 del pasado siglo el arqueólogo piqueño Lautaro Núñez?. ¿Advertían, tal vez, respecto de la presencia cercana de agua o alimento para los animales?, ¿Indicaban, a lo mejor, lugares de descanso, de corrales para el encierro del ganado transeúnte? ¿Indicaban a veces o sugerían tal vez la presencia de algún peligro, de posibles ataques de felinos carniceros?. O, ¿eran, tal vez, posibles lugares de realización de cultos, ceremonias o ritos relacionados con sus animales y su traslado feliz a lugares más alejados, para alejar posibles peligros?. A la verdad, no lo sabemos con certeza. Las respuestas actuales de los científicos son meras especulaciones, más o menos coherentes, y se suelen basar, a lo más, en analogías etnográficas, es decir, en procedimentos semejantes usados por pueblos ganaderos actuales o relativamente recientes, de los cuales han quedado testimonios escritos o gráficos. Y este método de inferencia es perfectamente legítimo, bajo algunas condiciones básicas. Pero, con sinceridad, nunca podremos saber qué significaron éstos exactamente para los pueblos antiguos. Casi seguramente, cumplieron varias finalidades a la vez. Una de ellas, posiblemente, la señalización de existencia de recursos de variada índole en sus proximidades. (Sobre este espinudo y delicado tema, hemos escrito un nuevo capítulo en este Blog, en el mes de Agosto 2011, a propósito de los geoglifos de Tiliviche).


Fig. 1. El paisaje general de la quebrada de Tiliviche y sus flancos, en cuya parte superior (parte media de la diapositiva) se puede apreciar un conjunto abigarrado de dibujos hechos siguiendo una misma técnica: la superposición de piedras de color oscuro, de origen volcánico, formando el diseño que interesa retratar, el cual destaca por contraste sobre el suelo de colores muy claros. Se puede apreciar algo más de 50 figuras, en su inmensa mayoría de camélidos. Pero también es dable observar un personaje en ropaje ceremonial (?), otro ser humano corriendo (¿un pastor?) y, al parecer, algunos perros. A primera vista, se trataría de una magnífica escena de arreo de animales posiblemente con ayuda de perros adiestrados. Así lo ha considerado L. Briones que ha denominado a este friso como "la caraavana". Las figuras no poseen todas las mismas dimensiones; algunas son notablemente más grandes que otras. Y esto debe tener también su significación particular. ¿Sugerirán, tal vez, las figuras de camélidos de mayor tamaño la presencia de los machos guías, los reproductores del ganado, quienes encabezaban el grupo?. Tal vez; a la verdad, no lo sabemos. (Foto H. Larrain 02/07/2011).

Fig.2. Se puede observar el flanco abrupto de la quebrada de Tiliviche y la escuálida vegetación de chilcas y pillallas y algunos pimientos (Schinus molle) dispersos en el piso de la quebrada. Poco más arriba, en el suave declive descendente de coloración gris, se ve el cúmulo de animales representados, formando un abigarrado conjunto, aparentemente arreado por su pastor cordillerano y sus perros. (Foto H. Larrain, 02/07/2011).


Fig. 3. Las "tropillas" de camélidos han sido representadas mediante la adición y acumulación de pequeñas rocas negruzcas, de origen volcánico, presentes en las cercanías. Toda esta área ha sido objeto, en períodos geológicos muy antiguos, de violentos procesos de un volcanismo muy activo, cuando surgía y se levantaba la Cordillera de la Costa, que esparció millones de toneladas de cenizas y rocas oscuras por toda la región. El color blanco o ceniciento suave, se debe, precisamente, a la acumulación y depositación masiva de cenizas antiguas, las que presentan diversas tonalidades de colores. (Foto H. Larrain, 02/o7/2011).

Fig. 4 Un fragmento del friso de la ladera muestra a algunos de los grandes camélidos representados. En la parte superior se puede observar a un pastor corriendo velozmente a juntar, tal vez, el ganado que se conducía mediante arreo hacia la costa de Pisagua. Sobre este extraño personaje, haremos después un comentario especial, pues este diseño no existía en las primeras y màs antiguas representaciones gráficas de este panel de Tiliviche (Foto H. Larrain, 02/07/2011).


Un conjunto de llamas dibujadas en los flancos de la quebrada de Tiliviche.

En la pared sur de la gran quebrada de Tiliviche, que marca el inicio geográfico y geomorfológico de la extensa Pampa del Tamarugal por su sector norte, y a un par de kilómetros de la carretera Norte-Sur, se halla un soberbio conjunto de "pinturas" o "Pintados" perfectamente visibles desde la ladera Norte de la quebrada. Son los que hoy llamamos en la jerga arqueológica: "geoglifos", es decir, dibujos (glifos) hechos en la tierra (Geos). El viajero que viaja por la carretera panamericana de Arica hacia Iquique, muy poco antes de descender a la quebrada de Tiliviche, debe desviarse un poco a su derecha (hacia el Este) para tomar una huella de tierra que le acerca al borde norte de la quebrada. La huella desciende, pero el punto ideal de observación es desde el alto del acantilado, y la hora ideal para apreciar este maravilloso conjunto es hacia las 17.00-18.00 hrs, cuando el sol ya está bajando y los ilumina directamente y en plenitud. Los camélidos americanos allí representados, son, sin la menor duda, llamas (Lama glama Lin.) que en caravana, aparentemente, se dirigirían a la costa. Esta es la primera explicación que se ha dado a este riquísimo panel: un arreo intencional de llamas.

No se trata de guanacos, los que se podía eventualmente también observar en dichos parajes, a juzgar por la existencia de senderos de éstos. Las fotos que exhibimos y comentamos aquí fueron tomadas el día 13/07/2011 en dicho lugar. Posteriormente, el 22/07/2011 hemos vuelto al lugar, en compañía de la familia Hargous Larrain, hijos y nietos de mi hermana Isabel Larrain Barros. En esta segunda visita al lugar hecha hacia las 11.00 hrs de la mañana, la visibilidad era visiblemente menor y las fotos tomadas, de inferior calidad a las primeras.

¿Para qué dibujaban los antiguos estos trazos en las laderas de los cerros?

Desde los tiempos del inglés William Bollaert y su afamada obra del año 1860: Antiquarian Ethnological and other Researches..., publicada en Londres (Trübner and Co.), químico de las Salitreras tempranas y narrador de fuste de la historia, geografía y etnografía local, los científicos y viajeros se han preguntado exactamente lo mismo. ¿Qué representan?. ¿Por qué las hacían? ¿Por qué allí y no en otro lugar?. ¿Eran ellas parte de un código secreto de comunicación entre viajeros de una misma cultura? ¿Podremos algún día descifrar su contenido?.

A propósito de un conjunto ceremonial, con características de un "santuario", lleno de petroglifos inscritos en rocas en una ladera junto al pueblo de San Lorenzo de Tarapacá, nos hemos hecho la misma pregunta. Puede Ud. consultar el capítulo de este Blog denominado: "Un enigmático santuario de representaciones rupestres junto al pueblo de Tarapacá" publicado con fecha 13/08/2010. Allí hemos discutido el punto y aportado alguna bibliografía ilustrativa. Leyéndolo atentamente, tal vez lleguemos mejor dispuestos a analizar y admirar este sitio arqueológico de representacioners rupestres de gran interés, pleno de vida y oculta significación.

¿Qué se puede ver en las fotos tomadas al panel?.

Constatemos primero lo que vemos aquí, en las abruptas laderas que caen al sector sur de la quebrada de Tiliviche. Las fotos que siguen son elocuentes.

1. La inmensa mayoría de las figuras representan a camélidos (llamas). Casi todos se muestran en la misma posición de viaje caminando hacia el oeste (la costa). Por tanto se trataría a primera vista, , de la representación de un arreo organizado de un rebaño de llamas.

2, A l parecer hay solo dos ó tres figuras humanas en todo el panel: una, situada a la izquierda (al Este del panel) que parece extender al cielo sus brazos suplicantes, dotada de una amplia túnica, que pareceria ser un shaman o sacerdote y el otro, un personaje o pastor que corre velozmente hacia el oeste, como siguiendo a los animales. Este último se puede ver en la Fig. 4, al medio arriba. Esta es la única figura en movimiento en todo el panel y nos plantea un problema que analzaremos después.

3. Al parecer hay uno o dos perros, (¿o zorros?) de muy pequeño tamaño, distinguibles por su cuello corto y larga cola, que se mezclan con los auquénidos. Estos, curiosamente, son representados en este panel corriendo en un sentido diferente a los llamos, esto de W a E. Lo que evidenciaría que su función era volver a buscar a los llamos rezagados del rebaño. para forzarlos a tomar un mismo rumbo, en dirección a la costa de Pisagua.

4. No hay en este panel representaciones de tipo geométrico, o de otros signos (v.gr. soles, espirales, escalerados, la chakana) tan comunes éstas en otros paneles, como en el caso tipo del sitio de Pintados, signos cuyo significado nos deja perplejos. Por tanto, todos los signos dibujados aquí son naturalistas, y de por sí reconocibles.

5- Todas las figuras han sido hechas exactamente con la misma técnica de relleno completo del contorno conuna misma roca volcánica de color negruzco, y parecerían ser, por tanto, contemporáneas.

6. La única diferencia observable entre las figuras, además del tipo de ser allí representado (hombre, camélido, puma o perro), es su tamaño respectivo. Hay unas pocas muy grandes y muchas, pequeñas. No sabemos explicar tal diferencia de tamaño. ¿Las más pequeñas, serían obras de artistas niños ? .¿O serían representaciones de crías jóvenes?. No es del todo imposible.

7. Se observa en varios lugares del panel ciertos pequeños pero difusos amontonamientos de piedras pequeñas que sugieren que, al parecer, hubo más figuras representadas, hoy por desgracia irreconocibles.

8. La única figura en franco movimiento es el personaje humano, seguramente un pastor, que se dibuja en veloz carrera hacia el oeste. Éste está notablemente bien representado en su movimiento. Todas las demás, son estáticas o aparecen en un movimento muy lento hacia el oeste. Sobre este personaje enigmático, tan diferente al resto y tan fuera de lo común, haremos algunas reflexiones más tarde. ¿Pertenece esta figura al panel original o ha sido "incorporado" con objetivos no confesados?. Trataremos de dilucidar este auténtico puzzle.

9. Las laderas donde se realiza la obra de arte no son escarpadas, sino por el contrario, presentan un suave declive de caida hacia la quebrada, tal vez no mayor a los 8-10º de pendiente. Cualquier pendiente más brusca habría, a la larga, causado daños a las figuras por efecto de las lluvias eventuales. Lo que significa que los artistas de este panel era perfectamente conscientes de que había que buscar y seleccionar las áreas menos expuestas al daño por efectos climáticos, cuyos vaivenes conocían perfectamente por experiencia, ciertamente mucho mejor que nosotros hoy día.

10. Por fin, de la posición de estos geoglifos, podemos probablemente inferir que la senda habitual a la costa de los comerciantes o ganaderos andinos era antaño siguiendo el borde norte de la quebrada, no el borde sur. Desde allí, al enfrentar a las figuras tal como las podemos ver todavía hoy, podían seguramente entender su mensaje, hoy oculto para nosotros, o, tal vez, venerar y reverenciar sus figuras, que cual seres protectores y benéficos, tutelaban desde el otro lado su andar cansino hacia la costa. Si esto es así, tal vez estén todavía visibles los rasgos de antiguos senderos troperos que avanzan hacia la costa por el borde norte de la quebrada, como sospechamos. Tarea de interés para futuros arqueólogos que tomen en consideracion estos argumentos, claramente de corte eco-antropológico.

11. La ubicación tan "estratégica" de este panel, no sólo desde el punto de vista geomorfológico (selección de la suave pendiente adecuada), sino también ecológica (detección del sitio donde abundaba la roca color oscuro, volcánica que le serviría de relleno para las figuras) es digna de destacar aquí. Es decir, aquí se puede apreciar la búsqueda deliberada de la "permanencia" y de la "supervivencia" del rasgo cultural. En otras palabras, se constituye un lugar especial, como una especie de "santuario", hecho "para durar" a través del tiempo. Por eso trazan sus figuras en lugares donde éstas no corran el peligro de destrucción por causa de deslizamientos o escorrentía eventual. Lo que nuevamente nos arroja signos claros acerca del conocimiento profundo que estos antiguos pastores y agricultores tenían de las características (positivas y negativas) de su ecosistema, tanto local como regional.

12. Discutible para algunos es la presencia de felinos, o sea, pumas (Puma concolor L 1771) en este panel. Si analizamos con cuidado el diseño de Niemeyer, publicado en 1983, habría en nuestra opinión, no uno, sino dos felinos dibujados: y ambos caminan en dirección contraria a la marcha de los camélidos, es decir, de oeste a este. Uno camina lentamente (sector a la derecha del panel y el otro, va corriendo (sector medio). Para Niemeyer, su presencia allí era evidente y así lo dice en su obra de 1983, páginas 18-19. Para Luis Briones (com. personal 25/07/2011) no habría felinos representados, sino sólo camélidos. Hoy día el puma nunca ha sido visto en estos sectores, pero seguramente se le vió en el pasado, cuando éste era más abundante. Hoy todavía suele presentarse en sectores altiplánicos, tal como consta a lugareños de la familia Lucas que lo han observado recientemente (2010) en el Salar del Huasco, depredando sobre crías jóvenes de llamas y alpacas, cuyos cuerpos destrozados hemos visto (Noviembre 2010).

La presencia de pumas atacando otrora a crías jóvenes de un arreo de llamos, es perfectamente posible e imaginable. El pastor que hace de guía, premunido a lo más de una honda y un par de perros, no es capaz de impedir el ataque furtivo de pumas hambrientos. Porque en esa región este felino no tiene prácticamente nada que comer, excepto algunos roedores en el piso de la quebrada. La presencia de hatos de llamos en lento movimiento, llevando consigo crías nuevas, que pueden ser fácilmente acechadas durante la noche, era para ellos un evidente y atractivo festín.



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