Esta página plantea una mejor forma de enfocar las investigaciones antropológicas y arqueológicas. Se enfatiza así el estudio de la relación íntima entre la geografía (paisajes) y las formas culturales que los ocupan. Revaloriza el escenario geográfico, los recursos y las características del medio-ambiente natural en que se insertan. Se contrapone a análisis demasiado centrados en la excavación o en la mera entrevista, dando a la "morada" física del grupo humano un énfasis muy particular.
miércoles, 18 de febrero de 2009
"Atacama, Ayer y Hoy": un folleto de formación sobre cultura y lengua atacameña
Portada del Manual "Atacama Ayer y Hoy", escrito por nosotros en el año 1992.
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El pequeño folleto inédito que hoy presentamos fue preparado por nosotros entre 1991 y 1992 en Antofagasta, cuando nos encontrábamos trabajando en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad de Antofagasta. Su objetivo concreto fue coadyuvar en las tareas de reetnificación del pueblo atacameño, tarea en la que nos encontrábamos empeñados desde el año 1984, fecha en que llegamos a Antofagasta.
En aquél entonces, realizábamos investigaciones de carácter folklórico y etnográfico en todos los pueblos en torno al Salar de Atacama y en los situados en los afluentes del río Loa superior. No había aún indicios de la Ley Indígena, la que años después (1993), sería promulgada por el Gobierno chileno como Ley de la República en Nueva Imperial, el 28 de Septiembre de 1993, con el número 19.253 . Esta Nueva Ley vendría a modificar la antigua Ley llamada "Ley de Indígenas" Nº 17.723, del 26 de Septiembre del año 1972.
Junto con colegas de la Universidad de Antofagasta (Roberto Lehnert, Domingo Gómez, Eduardo Muñoz, Patricio Núñez y Jorge Peralta) fuimos dando a conocer diversos aspectos relacionados con la Arqueología, Lengua, Cultura y tradiciones del pueblo atacameño, señalando la evidencia de la existencia de una verdadera y auténtica etnia indígena, claramente perceptible y distinguible por la peculiaridad de sus formas culturales, etnia indígena que no había sido contemplada ni nombrada siquiera, en la Ley Indígena del año 1972.
Ya Gustavo Le Paige S.J., desde sus tempranos escritos iniciados en los años 1956-57, había dado a conocer aspectos inéditos de su arqueología y etnografía y había estampado el concepto de la "continuidad de la cultura atacameña", desde la más remota prehistoria hasta el presente. Le Paige nunca dudó de que los atacameños o "lickan antai", como ellos se denominaban desde los tiempos de Emilio Vaïsse, constituyesen un "pueblo indígena", tan "pueblo" como los aymaras, mapuches o alacalufes. Pero nunca profundizó mayormente sobre este concepto antropológico.
Cuando, hace más de 20 años, constituimos en el año 1987 en la ciudad de Antofagasta la corporación "Likan Kunza" (del atacameño Lickan= pueblo y kunsa =nuestro), dedicada a la defensa y apoyo de la etnia atacameña y apoyamos con energía sus legítimos derechos a proteger sus aguas y sus tierras (Ver segmento del Blog: "La re-etnificación del pueblo atacameño: luchas y avatares", del 31/08/2008), teníamos claramente in mente no solo la intención de luchar por su supervivencia como "pueblo", sino también la urgencia de educar a los representantes y líderes naturales de estos pueblos, despertando en ellos las raíces de su identidad étnica, bastante adormecidas por entonces.
Para tal objetivo, y por primera vez, reunimos a los líderes de 14 pueblos atacameños en Antofagasta, en una memorable Jornada de formación étnica y cultural en el verano de 1989. Fue una sencilla "cruzada de reetnificación" en el concepto actual de la palabra. Fue una semilla cuyo futuro desarrollo y eclosión por entonces no intuíamos siquiera. Nosotros mismos no nos dábamos bien cuenta de la futura repercusión de lo que estábamos intentando.
Pues bien, uno de los instrumentos educativos que por entonces diseñamos para este lograr este objetivo, fue, elaborar una especie de "Manual" muy simple o "Vademecum" que encerrara los elementos distintivos y esenciales de su cultura y sirviera para incentivar su amor a su terruño y a sus expresiones culturales ancestrales. Este mismo pequeño Manual, que bautizamos con el nombre de "Atacama ayer y hoy", fue entregado al antropólogo Dr. José Bengoa, cuando hizo su aparición por Antofagasta durante el año 1992, enviado por el Gobierno chileno para estudiar in situ los "méritos" del pueblo atacameño para ser considerado un "pueblo indìgena" más, precisamente cuando ya existían los primeros borradores de la futura Ley Indígena. El Manual plantea en 14 capítulos y en forma didáctica, en base a preguntas sobre 14 tópicos diferentes, tratando de cubrir el universo de su cultura. El primer capítulo plantea "quiénes son los atacameños"; y el último: "¿ha habido verdadero progreso en Atacama?".
A continuación copiamos los párrafos finales de dicho Documento de 1992, en los que expresamos el dilema que entonces enfrentaba el pueblo atacameño:
"Los capítulos en los que hemos sintetizado la problemática atacameña actual comenzando con su remota prehistoria, quisieran reforzar, en el espíritu de nuestros atacameños de hoy, la visión de grandeza con la que deben mirar su pasado antiguo y reciente. También incentivar una toma de posición clara frente a los problemas que les plantea el presente. ¿Asimilación total al patrón cultural chileno o mantención de su legado cultural tradicional?. Tal es el dilema al que se encuentran enfrentados. Estimamos que la verdadera ruta de su desarrollo pasa, primeramente, por el afianzamiento de su cultura multisecular: conociéndola, amándola, para luego asumir aquellos elementos del progreso que se les ofrece y que realmente satisfagan sus necesidades reales y más sentidas. Sólo así podrán asumir el progreso y desarrollo en dignidad, "a una escala humana". Es lo que ralmente merecen". (pág. 34).
Los acontecimientos ocurridos después de la dictación de la Ley Indígena (1993) y de la creación de la CONADI (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, con sede en Calama, con autoridades que nosotros mismos habíamos contribuido directamente a formar (Liliana Cortés, Sandra Berna, Ayavire, Manuel Escalante, entre otros), han demostrado que el pueblo atacameño ha sido capaz de manejar sus propios asuntos, sobreponiéndose a la tendencia dispersora propia de todos los partidismos políticos. Siempre abogamos por la supremacía del sentir étnico y grupal por sobre el favoritismo político. Llegamos a sostener, que la peor lacra de la política en Atacama era la lucha interna entre los diversos partidos por ganar adeptos, provocando luchas intestinas y rencores profundos. Los antiguos líderes atacameños recordarán seguramente esta advertencia nuestra: "por sobre todo la unidad; cuando se trata del bienestar del pueblo atacameño hay que dejar de lado las diferencias políticas".
A partir de Enero del año 1993 nuestras responsabilidades académicas nos trasladaron a la ciudad de Iquique, lugar donde hemos ejercido la docencia universitaria formando por varios años (1993-1997), varias generaciones de profesores de Educación Intercultural Bilingüe, con alumnos aymaras y atacameños, en la Universidad Arturo Prat. Nos tocó viajar a Chiuchíu, Calama y San Pedro de Atacama en Enero y Febrero de 1993 a enrolar jóvenes atacameños para la naciente escuela. Debemos ser enfáticos. La Universidad Arturo Prat, en un principio, solo pensó en reclutar alumnos aymaras de esta Primera Región, Fue nuestra insistencia y pertinacia la que hizo finalmente aceptar a alumnos atacameños, en un número inicialmente muy reducido (en 1993: solo 6 de un total de más de 30). Hubo - lo recuerdo muy bien- fuerte resistencia inicial por parte de líderes locales aymaras a la aceptación de alumnos atacameños en la primera promoción. Pero el entonces Rector y el Coordinador de la nueva Escuela, el sociólogo Sergio González Miranda, finalmente acogieron nuestra propuesta. Y gracias a esta insistencia nuestra, un número importante de jóvenes atacameños han podido cursar estudios de Pedagogía General Básica. Actualmente - ¡qué paradoja! -, son proporcionalmente muchos más los atacameños quienes se han radicado como profesores en sus pueblos, ejerciendo allì la docencia a sus coterráneos en las Escuelas, que los propios aymaras en los suyos. Por desgracia, son hoy demasiado pocos los profesores aymaras que han demostrado una auténtica vocación de servicio en los pueblos del interior. La ciudad o las Compañías Mineras de la zona, han seducido a la mayor parte, y han olvidado su compromiso con lo suyos. ¡Lamentable historia que comenzó con tan promisorios augurios!.
No hemos sido testigos directos del desarrollo posterior en Atacama. Tenemos la firme esperanza de que la semilla pequeña - "como grano de mostaza"-, que sembráramos en aquelos ya lejanos años 1993-96, haya dado frutos de desarrollo étnico y cultural, siguiendo los postulados de la tradición atacameña o lickan antai.
En todo caso, creemos nuestro deber contar aquí la historia local tal cual ocurrió en esos años (1984-1993) antes de que algunos antropólogos del Museo de San Pedro de Atacama se dedicaran de una manera más directa, a enfocar temas educativos en la región de Antofagasta. Y este pequeño Manual: "Atacama ayer y hoy" debe ser visto y apreciado en el contexto histórico de lo ocurrido en aquellos años, en los que, luego de la muerte del jesuíta Gustavo Le Paige (Abril 1980) , los investigadores del Museo dedicaron gran parte de sus energías al trabajo arqueológico de campo, y muy poco, al antropológico-social o educacional. Al menos, esta ha sido la percepción de los líderes atacameños hasta el día de hoy. No conocemos la situación actual en este sentido y esperamos haya evolucionado más favorablemente. No tenemos tampoco noticias recientes acerca del grado de empatía o simbiosis de sus investigadores con la problemática social y cultural actual de la etnia atacameña y su líderes.
Ojalá estos párrafos contribuyan a iluminar una parte de la historia que nos tocó vivir y en la que nos tocó ser de algún modo protagonistas. Y como estos temas no pertenecen a la "historia oficial" sino más bien a la "historia oculta", aquella no menos real pero que se desarrolla entre bambalinas, nos ha parecido necesario estampar estos "recuerdos del pasado" reciente para destacar lo que "realmente sucedió" en esos años, como pedía Leopold von Ranke, el gran historiador alemán del siglo XIX. Recuerdos ciertamente imborrables para nosotros y para aquellos que formaron parte de aquella memorable gesta: la Corporación "Likan kunza". Y vaya un especial agradecimiento a una buena amiga, Silvia de Brito, gran colaboradora, que se tomó la molestia de transcribir y editar este pequeño Manual con la tecnología de la época. A ella, a la distancia, mis mejores saludos y agradecimientos.
La "Colección arqueológica Nielsen" de Iquique: presentación y estudio
Lámina IV de la misma obra de Max Uhle, 1922, Fardos funerarios de momias del Morro de Arica. Reproducción del original de la obra.
Lámina III, de la misma Obra de Max Uhle, 1922. Fardos funerarios del Morro de Arica. Cultura Chinchorro. Reproducción del original de la obra.
Este trabajo fue publicado en la Revista Chilena de Historia y Geografía, Nº 129, 1961: 232-246, Santiago.
Un trabajo arqueológico de los albores de la arqueología del Norte de Chile.
Al presentar este trabajo de investigación de hace casi 50 años atrás, nuestro objetivo es doble: a) por una parte dar a conocer la obra y sus méritos, y b) facilitar su estudio y consulta, a través de nuestra biblioteca virtual. Así, este trabajo, escaso y raro, podrá quedar a disposición de todos los estudiosos del mundo a través de Internet. Esta iniciativa de dar a conocer estas obras de difícil acceso y ponerlas en la red, obedece a nuestra profunda convicción de que aún hoy subsiste una profunda brecha intelectual entre el mundo académico (que consulta las bibliotecas especializadas) y el mundo civil del hombre común, que no puede consultar esas instituciones, por lo que estas obras le son en la práctica, inaccesibles.
Nuestra experiencia docente en la Universidad Bolivariana de Iquique, nos ha hecho tomar conciencia de esta situación bastante injusta, que priva al posible interesado de acceder a la consulta de obras muy especializadas. Las bibliotecas de la ciudad de Iquique, por desgracia, carecen de este tipo de libros, dejando al profesorado o al estudioso local sin materiales de primera mano para preparar sus clases o investigar. Por eso, para romper este círculo vicioso del conocimiento solo accesible a unos pocos "iniciados", hemos querido ofrecer este trabajo, comentado por nosotros, para uso de todos. Tarea que pretendemos seguir haciendo, con la ayuda de Dios, con muchas otras obras antiguas que obran en nuestro poder y que iremos dando a conocer.
Después de Max Uhle: Junius Bird y Richard Schaedel.
Después de la obra pionera del gran arqueólogo alemán Max Uhle, Fundamentos étnicos y la Arqueología de Arica y Tacna, (IIª edición, Imprenta de la Universidad Central, Quito, Ecuador 1922, 97 p. y 27 láminas con figuras), hubo que esperar hasta el acucioso trabajo del arqueólogo norteamericano Junius B. Bird "Excavations in Northern Chile" , publicado en el año 1943, para tener noticias fidedignas acerca de la arqueología y periodificación arqueológica en el extremo Norte de Chile. Posteriormente, en 1957, el arqueólogo norteamericano Richard P. Schaedel publicó en el Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad de Chile, los resultados de una prospección realizada en la costa norte del país , con el nombre de: "Informe general sobre la Expedición a la zona comprendida entre Arica y La Serena".
Estos trabajos más algunos pequeños artículos publicados por Grete Mostny en el Noticiero Mensual del Museo de Historia Natural, serán la base de conocimientos sobre la cual
se inserta este temprano aporte de Munizaga y Martínez Baeza. Por entonces, en la ciudad de Arica, el equipo de arqueólogos dirigidos por Percy Dauelsberg, autodidacta e incansable investigador de la arqueología de la zona de Arica, iniciaba la edición de algunos humildes, pero substanciosos Boletines del Museo Regional de Arica, en lo que se daba cuenta de sus excavaciones y reflexiones. Iniciativa pionera para su época que trazó la ruta al desarrollo arqueológico actual en Arica.
La Colección Nielsen se queda en Chile.
El trabajo de Munizaga y Martínez Baeza se refiere en forma predominante a las momias Chinchorro, o "momias de preparación complicada", tema en el que concentran su atención.
Los autores tienen, por espacio de tres días, la oportunidad de revisar las 40 cajas en que estaba ya embalada la Colección, a punto de partir a Dinamarca, tras la muerte de Ancker Nielsen, su colector. Si no es por la muy oportuna intervención de Martínez Baeza, abogado, que gestiona ante le gobierno chileno la prohibición de exportación de este tesoro arqueológico, esta Colección habría estado hoy expuesta en algún museo en Copenhague, tal como fue el deseo de la viuda de Nielsen.
Estado actual de la Colección Nielsen: un llamado a la acción.
Rememorando estos hechos, y al ver la calamitosa situación en la que hoy (2009) todavía se encuentra dicha Colección, arrumbada en las mismas cajas de cartón que antaño, uno estaría tentado a pensar que mucho mejor hubiera sido que viajara al extranjero en el año 1961, tal como fue el deseo de Nielsen. Al menos, si tal hubiere ocurrido, no se habrían perdido muchas de sus valiosas piezas y parte de las etiquetas que antiguamente se encontraban en las cajas.
Con mis propios ojos he podido ver, hace poco, algunas de estas cajas, donde todo el material se muestra mezclado en el más espléndido desorden. Manos ávidas de coleccionista pasaron ciertamente por allí, robando no pocas piezas. Y de cierto, las más valiosas a sus ojos. Hay cajas que reseñan un número determinado de objetos, en esquelas escritas por mano de Nielsen, y muestran hoy en cambio, un número muy inferior en su contenido real. ¿Que pasó? . ¿A quién atribuir hoy día esos robos manifiestos, cuando tantos encargados han pasado por este Museo de Iquique, no pocos de ellos sin la calificación antropológica debida a la importancia de sus Colecciones.?.
No hemos logrado probar una capacidad de gestión e investigación seria y responsable.
Es el triste sino de algunos Museos nuestros que han quedado en manos de Municipalidades, donde el criterio para elegir a los Curadores o Encargados ha sido generalmente más bien el político que el verdaderamente científico. Quisiera ser enfático al respecto: los Museos deben ser instancias dirigidas y controladas desde la autoridad central y administradas con un criterio científico y técnico, nunca político partidista. De lo contrario, cada cambio de gobierno significará cambio de directores del Museo. Para un europeo, tal cosa resulta inconcebible, inaudito.Y por esta causa sabemos de dueños de Colecciones arqueológicas particulares que se niegan a que éstas sean incorporadas a Museos regionales existentes, por no ofrecer éstos garantías suficientes de seriedad, responsabilidad y permanencia en el tiempo.
¿Quién fue Ancker Nielsen? . ¿Cómo formó su valiosa Colección?.
Ancker Nielsen fue un ciudadano danés avecindado en Iquique entre los años 1920-1925, donde tuvo a su cargo una conocida farmacia (la farmacia "Danesa"). Su afición por la arqueología lo llevó a realizar excursiones de fin de semana por distintos lugares de la costa cercana a Iquique, en busca de tumbas indígenas. Muchas veces se hizo acompañar por un joven ayudante. Tenía un notable olfato para escudriñar y descubrir lugares de presencia de tumbas. Sin ser un arqueólogo especialista, logró rescatar gran cantidad de material arqueológico, incluyendo varias momias de la cultura Chinchorro, abundante material textil, instrumental en hueso y madera y cerámica. Desde Bajo Molle, donde excavó varias veces, hasta Patillos y Patache, y aún más al sur, la desembocadura del río Loa, extendió el radio de acción de sus excavaciones domingueras.
Carlos Munizaga resume así su actividad arqueológica:
"Fue así que empezó a reunir toda suerte de objetos, los que fue almacenando en cajas, estantes y cajones de su botica, ordenándolos a veces y dejando constancia escrita de los sitios de los hallazgos y de las condiciones y circunstancias en que había conseguido las especies" (pág. 6).
Ricardo Torres Peña, periodista iquiqueño afirma de él:
"Yo conocí a Ancker Nielsen, era un científico silencioso, trabajador y conocedor de la historia. Por largos años vivió en su hogar-farmacia (Farmacia Danesa) ubicada en Baquedano con Thomson, a pocos metros de la Plaza Prat y del Teatro Municipal. Decía que le agradaba mi ciudad, por su gente sencilla. En honor a la verdad científica fue Ancker Nielsen quien le abrió los ojos a los doctores y catedráticos en arqueología de los siglos XIX y XX, entregando a la ciencia nuevos conocimientos sobre la aparición del Hombre en América.
Y agrega este testimonio directo:
Siendo joven yo lo veía muy de mañana buscando vestigios arqueológicos en playas y cerros. Recorría grandes distancias. Un día estaba en las afueras de Iquique, en Bajo Molle y a la semana siguiente se le veía a 140 kilómetros de Iquique, en el río Loa. Buscaba la noticia científica. Encontró numerosos sitios, antiguas poblaciones e importantes cementerios indígenas. Hasta que se constituyó en el pionero de la actividad arqueológica chilena. Durante 25 años, vestido a la usanza inglesa y con un sombrero explorador, caminó, cavó y recogió vestigios humanos, huesos y herramientas de los primeros habitantes de la región..." (fuente: http://mickeytorres.blogspot.com; Julio 2006).
Sergio Martinez Baeza, consultado al efecto por nosotros, nos describe hoy , en correo del 13/03/2009, los avatares sufridos por la Colección arqueológica Nielsen:
Cuando la ordenamos y entregamos a la Municipalidad de Iquique, bajo la
tuición de la Universidad del Norte en 1960, recuerdo que estaba ordenada y había
un inventario que hicimos juntos con Carlos Munizaga, en una bodega
facilitada por la Municipalidad, a orillas del mar. La Universidad pagó algo
a la familia Nielsen, a través de la Embajada de Noruega [en realidad, Dinamarca] en Chile y con intervención del Padre Le Paige, y se comprometió a velar por las piezas
contenidas en 40 cajones en perfecto orden (ver Revista Ercilla, 1960, de
que tengo una copia). Al volver a Iquique, por 1970, la Colección se exhibía en una casona de la
ciudad, en muy malas condiciones de conservación, a causa de la humedad y
pérdida de piezas.
Cuando volví por 1990, todo se había reducido a una vitrina en otro sitio,
junto a un depósito ferroviario. Se me dijo que había cajones guardados en
total desorden y que casi todas las piezas importantes habían desaparecido.
Es cuanto recuerdo, querido amigo, de esta deplorable historia. Un abrazo,
SERGIO MARTINEZ BAEZA. (carta copiada ad litteram; cursivas nuestras).
Comentario nuestro: Museos y Municipalidades.
He puesto en cursivas las frases relativas al estado de la Colección, en diversos períodos de tiempo. El relato actual del historiador Martínez Baeza es especialmente doloroso, pero, a la vez, fuertemente acusador. Nadie nunca parece haberse preocupado por ella, ni siquiera en períodos recientes cuando hubo arqueólogos profesionales, por más de 25 años, a su cargo. Nos cuesta creerlo. Porque desde el punto de vista arqueológico, la Colección Nielsen era, de lejos, el patrimonio más valioso del Museo. Lo increíble es que hasta hoy, la Colección sigue igual. No hay inventario completo, no se realizó jamás un control anual de su existencia, como debió hacerse. Y hoy asistimos impávidos y cruzados de brazos a su destrucción como patrimonio de la Región. ¿A quien culpar, cuando han pasado más de diez o quince Curadores o Conservadores en estos casi 50 años?. ¿Tendría algún sentido iniciar hoy sumarios administrativos, cuando la responsabilidad se diluye por el largo tiempo transcurrido?.
Por eso lo reiteramos con firmeza: las Municipalidades en Chile no son entes confiables en este terreno patrimonial, aunque duela decirlo y moleste a algunos. Los Museos deben depender tan solo de un ente nacional, capaz de aquilatar y comprender la valía de sus depósitos culturales y capaz de mantener vigilancia y controlar anualmente su estado de conservación. Debería hacerse una suerte de auditorìa cultural en los Museos nacionales, sea quien fuere su propietario o usufructuario. Porque se trata aquí de bienes irrenunciables de la Nación chilena que se encuentran "prestados" a las instituciones museológicas. Pero es obvio que para este efecto, habría, al parecer, que modificar la Ley respectiva.
¡Dios quiera que se logre salvar, siquiera en parte, una Colección que el destino impidió saliera de Chile, para su desdicha y la nuestra!. De haber partido entonces al exilio - como siempre lo quiso Nielsen- , esta Colección luciría, soberbia y gallarda, en algún Museo de Copenhague, y ya habría sido objeto de numerosos estudios de índole arqueológica, osteológica y biológica. Es decir, la Colección se habría salvado de las manos de nuestros "bárbaros" "Conservadores" (!!) y estaría hoy sana y salva, accesible a la ciencia mundial. Hacemos un ferviente llamado a los actuales responsables del Museo Regional de Iquique y a su Alcaldesa, para que se tomen por fin cartas en este espinudo y doloroso asunto, fiel trasunto, a la verdad, de nuestro atraso cultural.
Bibliografía selectiva sobre las momias Chinchorro.
No pretendemos aquí entregar una bibliografía completa sobres este tema, la que es ya muy abundante, sino solo sugerir algunas publicaciones, tal vez las más representativas, para consulta del lector interesado en ampliar sus conocimientos.
Además de la obra ya citada de Max Uhle (1922) donde ya figuran las primeras fotografías de estas momias, puede Ud. consultar:
Bernardo Arriaza, 2003, Cultura Chinchorro: las Momias más antiguas del mundo, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 262 p.
Bernardo Arriaza, 1995, Beyond Death: the Chinchorro Mummies of Northern Chile", Smithsonian Institution Press, Washington D.C.
Bernardo Arriaza, y Vivien Standen, Muerte, momias y ritos ancestrales , Ediciones Universidad de Tarapacá, Arica, 60 p.
Agustín Llagostera M. 2003, "Patrones de momificación Chinchorro en las Colecciones Uhle y Nielsen", Revista Chungará, Vol. 35, Nº 1, 5-22, Arica.
National Geographic Magazine, 1995:187 (3). "Chiles Chinchorro Mummies".
Allison, M. Arriaza, B., Standen, V., Focacci, G., Rivera M., y Lowenstein J., 1984, "Chinchorro: momias de preparación complicada: métodos de preparación", Revista Chungará, 13: 155-173.
Bittmann, Bente y Munizaga, Juan, 1977, "Algunas consideraciones en torno al Complejo Chinchorro", VII Congreso Nacional de Arqueología Chilena, Vol I, 119-129, Ediciones Kultrún, Santiago.
.
Bittmann, Bente, y Munizaga, Juan, 1979, "El arco en América: evidencia temprana y direc ta de la cultura Chinchorro en el Norte de Chile", Indiana, 5. 229-251.
Consulte, igualmente: www.momiaschinchorro.com
Cobija y el interior de Antofagasta: Relato de Manuel de Almagro ( 1864).
El trabajo forma parte de un conjunto de pequeños estudios nuestros, de índole etnohistórica, que tienen por objeto examinar los aportes de viajeros antiguos para el conocimiento del habitat y la cultura de nuestras etnias indígenas.
Quién es el viajero.
Manuel de Almagro, médico español de 34 años, es uno de los miembros de la famosa Expedición Científica Española a América (1862-1866) . Dirigida ésta por don Patricio Paz y Mendiela (geólogo), tuvo por objetivo colectar especímenes para los Museos de España, y, concretamente, para la Exposición Internacional que tendría lugar en Madrid el año 1866. Almagro, que se había titulado de médico en París, fue miembro distinguido de varias Sociedades Científicas de la época, en Francia, Cuba y Brasil. Nacido en la isla de Cuba, en la citada expedición va como encargado de la "Sección de Antropología y Etnología".
Su función específica, pues, será recoger objetos de arqueología y etnología para las instituciones museográficas de su patria. Para ello excavará numerosos cementerios en el área de Chiuchíu, según el mismo lo indica. Estaba en el espíritu de la época. Todos los países cultos de Europa, (Inglaterra, Suiza, Alemania, Italia, España, Suecia), hacían lo mismo: enviar a sus científicos y expertos para incrementar sus Colecciones y el conocimiento científico de la época, procurar especímenes exóticos para exhibirlos en sus Museos y llevar animales y plantas, ojalá vivos, para reproducirlos en Europa en Jardines Botánicos o en Parques Zoológicos. No pocas especies de plantas, de esta suerte, se salvaron de la extinción en sus pases de origen (caso patético e ilustrativo del toromiro (Sophora toromiro) en Isla de Pascua, por ejemplo, Vea http://www.cipma.cl/RAD/1992/4_Bordeu.pdf).
En el caso de los especímenes arqueológicos recogidos por Almagro, bien poco es lo que sabemos. la descripción del médico español es demasiado escueta: "practicó allí [en el pueblo de Chiuchíu] muchas excavaciones de las cuales tuvo el placer de sacar numerosas momias, que con mucho trabajo han podido ser conducidas hasta Madrid, figurando en la actual exposición". (1866: 75).
Podemos fácilmentre imaginar la odisea que significaría el transporte de las momias y sus ajuares, en alforjas colgando de las mulas, desde el pueblo de Chiuchíu hasta Cobija, en la costa, pasando las frías noches en las postas semi-deshechas del antiguo trayecto colonial. Dice la Descripción al respecto:
"...regresó el Sr. Almagro por el mismo inhospitalario camino, situado en el desierto de Atacama, desierto de arena movediza, que levantada en gran cantidad por el viento, borra el camino, causa mucha incomodidad, y a veces la pérdida del viajero. No hay en el desierto ninguna vegetación, y la poca agua que se encuentra es de tan mal gusto, que ni las bestias la beben..." (1866: 76).
(segmento del Blog en construcción: 22/02/2009).
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jueves, 12 de febrero de 2009
Arte rupestre en San Marcos: ¿arte auténtico, rito ancestral de pesca o señalética?
El sitio ya había sido dado a conocer mediante un blog de los habitantes de la caleta: http://caletasanmarcos.blogspot.com/ desde el 02/10/2007, donde se han mostrado hermosas fotos del lugar como también del bloque con pinturas rupestres. Dos arqueólogos del Norte fueron hace algún tiempo oportunamente advertidos de su presencia. Se les pidió apoyo para la protección del lugar. Pero nada ha ocurrido. y no se ha vuelto a saber de ellos. Sostenemos que la respuesta tiene que nacer de aquí mismo, desde Iquique. No podemos vivir de promessas externas. Fui por eso invitado a conocer el sitio, como arqueólogo investigador del Centro del Desierto de Atacama de la Universidad Católica, con el objeto de estudiar formas viables de protegerlos y valorarlos. "Protegerlos", para la posteridad, y "valorarlos", para la generación actual, en especial para sus vecinos, los habitantes de la caleta de San Marcos.
En nuestra visita tomamos las coordenadas exactas mediante GPS, numerosas fotografías del bloque y sus figuras y algunas medidas de rigor. Nuestro objetivo no ha sido hacer un estudio arqueológico acabado del sitio, lo que estimamos debe ser hecho por arqueólogos avezados en el conocimiento del Arte rupestre, sino tan sólo presentar con imágenes la gran riqueza arqueológica del sitio a los amantes de la historia local, de la cultura en general y de la ciencia, para que sepan valorar lo que tenemos y conozcan y puedan apreciar los monumentos que tienen a su alcance.
También lo hemos hecho, en parte, porque queremos alertar y hacer despertar a aquellas personas de buena voluntad que suelen preocuparse por la protección de tales lugares, así como hacer un llamado urgente a las autoridades centrales del Consejo de Monumentos Nacionales y al (la) Encargado(a) Regional del Consejo para tomar "el toro por las astas". Al mostrar imágenes elocuentes de este sitio, no creemos cometer infidencia alguna, ni violación de secreto, pues los propios habitantes de la caleta San Marcos han mostrado su existencia, desde hace algún tiempo, con hermosas fotografías en la página web citada más arriba.
Sendas cartas nuestras dirigidas en varias ocasiones durante el año 2008 a las autoridades citadas, no obtuvieron el eco que se buscaba; a la verdad, no nos bastan respuestas de buena crianza. Necesitamos hechos, tal como nos lo ha enseñado el gran Goethe (ver la Declaración de Principios, en este nuestro Blog).
Aquí, por tanto, nos hemos propuesto anunciar lo bueno que se hace; también denunciar lo que no se hace o se deja de hacer y, por fin, no renunciar jamás a decir lo que realmente sentimos en torno a estos temas, aunque a más de alguien pueda dolerle. Lo bueno que anunciamos, es que hay ya bastante gente preocupada por proteger el sitio; lo malo, es que nada se ha hecho hasta ahora por parte de las autoridades competentes, oportunamente adevertidas. Por lo que este segmento del Blog constituye, de por sí, una forma de denuncia, y un claro llamado a la acción.
El blog citado muestra el interés de los habitantes de la Caleta San Marcos por dar a conocer parte de su valioso patrimonio cultural. Lo que es en sí muy loable; ojalá todas las caletas hicieran lo mismo!. Pero, por desgracia, no basta con dar a conocer. Hay que proteger y cuidar ese patrimonio para las generaciones futuras. Hay que crear conciencia entre todos los habitantes de la caleta, pero sobre todo, entre los visitantes de verano (turistas que acampan en el sector) y eventuales algueros ("huireros") o guaneros, sobre la importancia del lugar y la responsabilidad en protegerlo. Y esta es una tarea de responsabilidad compartida. Cometemos un craso error si creemos que la autoridad central de Santiago va a poder hacer algo al respecto, al menos en forma rápìda y eficaz.
Sabemos que el Consejo de Monumentos Nacionales no tiene ni el personal suficiente ni los fondos para poder atacar con decisión y valentía el problema de la protección de aquellos sitios patrimoniales sujetos a serio peligro de destrucción. Por ello, esta presentación tiene por misión:
a) apoyar las iniciativas locales de la comunidad de San Marcos que buscan defender su tesoro artístico;
b) alertar nuevamente a las autoridades, tanto nacionales como regionales en torno a este delicado tema e insistir en la urgencia de tomar medidas serias y definitivas de protección;
c) buscar aliados locales entre aquellos particulares, Empresas o Instituciones que nos quieran apoyar en esta urgente tarea de salvar el patrimonio de "nuestra patria chica". Porque el yacimento no solo pertenece a la comunidad de San Marcos (por su cercanía geográfica), sino también a todos los que estudiamos, apreciamos y defendemos el patrimonio cultural nortino.
El Centro del Desierto de Atacama de la Universidad Católica busca aliados en esta noble causa pues comprende que estas tareas, por difíciles que sean, "no pueden esperar". Cuando se tomen las medidas por parte de las lejanas entidades centrales, ya será, tal vez, demasiado tarde.
Implementar, pues, un Proyecto serio de protección y salvataje in situ, que involucre a profesionales especialistas de la Región y a la propia comunidad organizada (San Marcos), mediante una adecuada formación e información de sus habitantes, nos parece una tarea no sólo factible sino, a la vez, necesaria, urgente e ineludible.
Tanto más, cuanto que esta comunidad ya ha dado muestras de una notable capacidad de organización en torno a proyectos de tipo productivo.
Somos de opinión de que es hora de que San Marcos se involucre, también, en proyectos culturales que eleven el nivel educacional y cultural de todos sus habitantes. La existencia de una Escuela y profesores de planta en la Caleta, y un número significativo de niños, es un poderoso argumento más para asegurarnos del éxito de una tarea de protección de sus bienes culturales, emprendida con seriedad y continuada en el tiempo y con apoyo educativo y científico, por obra de profesionales arquitectos, geógrafos, antropólogos y biólogos. El apoyo de la Escuela local y su Profesorado constituye, de todos modos, un eslabón fundamental e insustituíble en este esfuerzo común.
El macizo rocoso, de unos 7 m. de altura, en cuya faz plana, mirando al oriente, se ha pintado las figuras en tiempos prehispánicos (Foto H. Larrain, 20/06/2008).
Los señores Octavio López y Senén Durán, quienes nos condujeron al yacimiento de pinturas. Se puede ver la pared rocosa lisa, donde el antiguo pescador estampó su obra, sin pensar que un día sería clasificada como "arte". (Foto H. Larrain, 20/06/2008).
Senén Durán (izquierda) y el autor de este Blog (derecha) , ante el enorme bloque con pinturas. Aunque no del todo visibles por el paso inexorable del tiempo, estas figuras son muy reconocibles y constituyen un notable testimonio de la habilidad pictórica y artística de nuestros predecesores, aquellos pescadores-recolectores que aquí vivieron y murieron, hace varios miles de años. (Foto Octavio López, 20/06/2008).
El panel presenta más de 40 figuras pintadas (pinturas) en la cara que mira directamente hacia el oriente (nacimiento del sol), y ocupa el área más plana y pareja de todo el paredón rocoso. Las otras caras laterales de esta elevada roca, no presentan figuras. Tampoco superficies lisas, aptas para estampar dibujos. La escala gráfica mide 0.80 m. La altura total de la roca alcanza alrededor de 7 m. La parte superior, arriba y al lado derecho de los dibujos deja entrever un área más rugosa, donde se ha ido desprendiendo parte de la superficie lisa de la roca, por efecto de la intemperización. Posiblemente, también contenía dibujos, ahora ya desaparecidos. Exactamente al frente (Este) de este bloque con pinturas, se puede ver un bloque rocoso, bajo, provisto de escalones naturales que bien pudo se utilizado por el hombre antiguo para observatorio para observar, cómodamente sentado, las figuras. La distancia del bloque es muy pequeña y permite una exacta visión del conjunto (Foto H. Larrain, 20/06/2008).
El área pintada con dibujos comienza hacia los 2.0 m. a partir del suelo actual. Se observa un área teñida fuertemente de un ocre de carácter natural, probablemente fruto de la oxidación de la misma roca; esta área enrojecida no deja ver el contorno de algunas de las figuras, las que fueron afectadas por esta oxidación de data ciertamente posterior a la confección de las pinturas. (Foto H. Larrain, 20/06/2008)
El área enrojecida por oxidación de la superficie de la roca (?) ocupa el sector central del panel de pinturas (Foto H. Larrain 20/06/2008). Hacia la derecha, un gran pez curvado; abajo, a la derecha, se puede ver dos o tres camélidos (guanacos?), animal frecuentemente cazado en los cerros altos de la costa. Hemos hallado sus armas de caza (finas puntas de proyectil) junto a sus senderos y revolcaderos, en la parte alta. (Foto H. Larrain, 20/06/2008).
Detalle. A la extrema derecha, parece distinguirse un balsero indígena, en su balsa de cueros de lobos marinos , sosteniendo un largo remo en sus manos. Un poco más arriba, las aletas de delfines y, tal vez, cachalotes, sobresaliendo de la superficie de las aguas, las que fueron dibujadas al modo de cerros pintados por un niño.
Aletas de delfines (¿0 cetáceos?) surcando el mar y visibles a gran distancia. Hacia abajo y parte media de la figura, camélidos, probablemente guanacos (Foto H. Larrain, 20/06/2008).
En la parte más baja del panel, se puede ver esta figura de gran tamaño, muy probablemente el dibujo de un pulpo (Octopus vulgaris, fam. Cefalópodos). Parte de la figura ha quedado opacada por el teñido rojo causado por la oxidación de la parte superficial de la roca. Los pulpos llegan a tener un tamaño enorme: hasta 3 m de largo, con un peso de más de 10 kg de peso. Era y sigue siendo una presa muy cotizada por los mariscadores costeros de la región.
Varias figuras de camélidos aparecen aquí representadas. El largo cuello y la cola muy corta, los delata claramente. Posiblemente se trate de guanacos (Lama guanicoe) y no de llamos domésticos; en otros sitios de la región suele representarse a estos últimos en filas de varios animales, simulando un arreo y suele verse generalmente a un pastor a su cabeza. (Foto H. Larrain, 20/06/2008).
Vista desde lo alto del bloque hacia el océano inmediato. Es tanta la cercanía al mar de este sitio (menos de 60 m. en línea recta), que nos asombra el hecho de que las figuras no hayan experimentado el efecto destructivo de la humedad costera, por el paso del tiempo, lo que habla muy bien de la calidad de la pintura usada. ¡Fue hecha para durar!. Al pie de esta roca, próxima al vehículo, es donde se han instalado hoy los guaneros, dejando muchas señas de su presencia.
Antiguos dibujos de arte rupestre en la zona de Iquique. Antecedentes para su estudio.
Dibujo hecho por la mano de George Smith, dibujante y compañero de andanzas de William Bollaert (1860); reproducido en la "Descripción de la Provincia de Tarapacá", de W. Bollaert. Traducción y notas de H. Larrain B., editado en revista geográfica Norte Grande [Instituto de Geografía, Universidad Católica de Chile], Vol. 3-4, 1975: 359-478, 3ª Lámina. La presente Lámina muestra dibujos de varios lugares donde Bollaert constata la presencia de geoglifos en el área de Tarapacá. Todos pertenecen a lugares cercanos a la Pampa del Tamarugal, no a la costa.
Después de W. Bollaert, será el fotógrafo alemán Albert Plagemann quien nos ofrecerá un notable estudio sobre las pictografías en Chile con el nombre de. "Über die chlienischen "Pintados. Beitrag zur Katalogiesierung und vergleichenden den Untersuchung der südamerikanischen Piktographien". (1906). El extenso trabajo, prácticamente un libro, fue presentado al XIV Amerikanisten-Kongress zu Stuttgart, (Verlag W. Kohlhammer, Stuttgart). Es admirable la penetración de Plaggemann al describir, con gran prolijidad y exactitud los diferentes tipos de formas del arte rupestre presentes en Chile y que tuvo la ocasión de conocer personalmente en su visita a Chile efectuada en el año 1887-88. Su notable trabajo clasificatorio es, sin lugar a dudas, el primer trabajo científico serio sobre el tema, al englobar todas las manifestaciones del arte rupestre conocidas en nuestro país.
Expresiones varias del arte rupestre
Entre las varias manifestaciones incluídas por los especialistas en la categoría general "arte rupestre", se suele incluir: 1) los petroglifos; 2) los geoglifos, y 3 ) las pinturas rupestres. Las técnicas usadas en cada una de ellos es muy diferente. En los petroglifos se dibuja, practicando una incisión con un instrumento filudo o con un martilleo repetido de golpes dados con alguna piedra filosa, el contorno completo de la figura, como quien dibuja con una pluma. El trabajo se efectúa en rocas expuestas y aisladas, o en paredones rocosos lisos, muy visibles Las figuras son generalmente pequeñas pero están hechas para ser vistas desde varios metros de distancia.
En los geoglifos, el trabajo se ejecuta directamente sobre la tierra, generalmente en laderas bien visibles desde la distancia, apartando o acumulando las piedras, las que dan el contorno de las figuras, y dejando espacios de suelo libres de ellas, donde el color del suelo juega un evidente rol de destacador. Se suele preferir laderas donde haya material suelto de piedras volcánicas de color oscuro, las que permiten destacar mejor el diseño sobre el suelo circundante, de colores más claros. Las figuras son de gran tamaño, pudiendo algunas llegar hasta los 30 ó 40 metros de largo (alto). Están hechas para ser vistas desde muchas decenas de metros de distancia (100, 200 m. o más). Se utilizan varias técnicas de disposición de la piedra suelta, sea que ésta solo siga el contorno externo de la figura (v. gr. un guanaco) , sea que, por el contrario, se acumule gran número de piedras para formar con ellas mismas como relleno, , la figura completa. Es, pues, un juego de alternancia en el empleo de la piedra pequeña y el suelo de colores claros.
Las pinturas rupestres, tal como su nombre lo indica, emplean un elemento que no es propio del lugar, cual es la "pintura". Generalmente usaron ocres amarillos, cremas o rojos, o carbones negros mezclados con grasa animal. A diferencia del petroglifo y del geoglifo, se aplica aquí la "pintura preparada ad hoc" (por así decirlo), seguramente in situ. Petroglifos y geoglifos, en cambio, son confeccionados con los materiales mismos del sitio; es solo cuestión de combinar hábilmente sus componentes (tipos y colores de suelo, y piedras sueltas), o contar con las herramientas precisas para hacer las incisiones ( percutorers).
Estas tres expresiones concretas son parte de una categoría genérica de arte: que ha sido denominado "arte rupestre". Se le llama "rupestre" (de rupi=piedra, en latín), de un modo algo incorrecto, pues no solo se hace "en la piedra"; también y frecuentemente en nuestra zona, sobre tipos diferentes de suelos blandos. Pero, en todo caso, la piedra interviene siempre como un elemento significante. Arte rupestre, pues es una "categoría mayor" e incluye las tres expresiones nombradas. Al emplear el término "arte rupestre", aludimos tanto no a la destreza o habilidad del artista, sino más bien a su obra terminada como: " obra de arte", es decir, una "obra que muestra particular delicadeza y perfección" en su trazo.
¿Por qué le llamamos arte?
El tema es apasionante. No nos pondremos aquí a filosofar sobre este tema, lo que sería para largo. En castellano conserva al menos dos sentidos frecuentes: "arte" en el sentido de "destreza, maña, capacidad, sagacidad", como cuando se habla del " arte de amar", o "del arte de pescar", o "el arte del remo". Pero su sentido más común es el de "obra de arte": primor, perfección, delicadeza de una obra. Ambos sentidos provienen del idioma latino. En latín, también designó el "libro que enseña las reglas para hacer las cosas con perfección".(Ars poetica= las reglas de la Poética; Ars, discendi= las reglas para aprender, Ars disserendi= las reglas de la elocuencia).
El Arte para los romanos
Cicerón trae una frase muy hermosa y que viene muy a cuento en nuestro tema de hoy: el estudio del origen del Arte parietal. "Notatio naturae peperit artem", significando: "la observación de la Naturaleza creó el Arte". Porque de eso, precisamente, se trata aquí: de una modo de recreación intencional de formas que nos ofrece la Naturaleza, mediante la observación. El problema es atinar con el objetivo que tuvo el artista antiguo al llevar a cabo su obra. ¿Por qué la hizo?; ¿para qué la hizo?. ¿Cuál fué la finalidad (o las finalidades ) de su obra?.
Un puzzle para los arqueólogos
Los especialistas arqueólogos han especulado mucho sobre este tema. Han respondido bastante bien las preguntas sobre el "cómo lo hizo" o "con qué materiales lo hizo". Incluso pueden indicarnos con cierta precisión, en algunos casos, "cuándo se hizo". Pueden también darnos ciertas pistas sobre el "dónde lo hizo". Pero cuando intentan explicar el "por qué" o "para qué" lo hicieron, o "por qué precisamente aquí y en esta orientación", y no en otro lugar cualquiera, quedan siempre cortos de explicación y se deshacen en lucubraciones probabilísticas.
Tal vez, porque no son los arqueólogos los especialistas llamados a darnos ese tipo de respuestas.
A todas luces, tratándose de entender el "sentido" de estas manifestaciones -que ciertamente no son casuales- es probable que deban intervenir en su interpretación otros especialistas, como, por ejemplo, los expertos en religiones animísticas (estudio comparado de religiones), psicología de la religión, psicología del arte, o los especialistas en semiótica y códigos semánticos. Porque indudablemente aquí hay una transmisión de mensajes que sólo los coterráneos eran capaces de comprender.
Es un tema de tan honda significación y tan arraigado en la especie humana, desde tiempos paleolíticos, (recordemos la presencia misteriosa de las estatuillas o "Venus" de la época de las cavernas, hacia 20.000-30.000 años atrás), que raya con el inescrutable misterio del hombre en relación con el más allá o con el misterio de la vida. Y obviamente, son muchas las ciencias y disciplinas llamadas a dar aquí su interpretación, sin que ninguna de ellas, en particular, sea capaz de dar la respuesta integral o final. Cada una de ellas nos entregará, tal vez, solo un granito de la verdad oculta detrás de estas hermosas figuraciones. Tal vez, jamás lograremos obtener una visión exacta sobre su pleno significado, porque nos es imposible hoy penetrar en su sentir y pensar al momento de elaborarlas en la piedra. Pero, en todo caso, bien vale la pena hacer el intento.
De algo podemos estar absolutamente ciertos respecto a este tema. El lugar físico geográfico, donde fueron hechos, como expresión del escenario concreto de su propia geografía mental, (fruto de su gran movilidad, por efecto del nomadismo, movimiento estacional o comercio), tiene fundamental importancia para atinar con la respuesta correcta.
A Bollaert a comienzos del siglo XIX, le llamaron profundamente la atención y le intrigaron estos curiosos diseños, que el llama "pintados", ciertamente por el hecho de haber sido así nombrados por los lugareños. Tanto que solicita a George Smith que le dibuje varios de ellos. Y ha sido una fortuna para nosotros el que haya decidido publicarlos, como una de sus láminas, en su notable obra de 1860. (ver dibujo más arriba). Las frases que ahora intercalamos aquí, tomadas de su Descripción, muestran a las claras su notable curiosidad científica e inquietud por profundizar en los "porqués" de este proceder:
"...pensé que los pintados habían sido hechos por los indígenas antiguos y modernos por motivo de diversión; pero ahora tengo motivos para creer que algunos de ellos marcan la presencia de lugares de enterramiento, lugares de culto y [sirven] para preservar los recuerdos del pasado...".
Y pocas líneas más abajo agrega, como complemento a su hipótesis:
"...de esta suerte me inclino a creer como más probable que muchos de los Pintados de Tarapacá marcan la posición de tumbas indígenas y, simultáneamente, lugares de adoración" ( en H. Larrain, op. cit. 1975: 469).
A Bollaert que especula sobre el tema y trae referencias muy interesantes tanto del Perú como de Inglaterra, dos hipótesis explicativas le parecen las más plausibles: a) eran "lugares de enterramiento" y b) eran "lugares de culto". Y en este último sentido, trae como prueba la referencia concreta al hallazgo de un cuerpo momificado de mujer, con todos sus utensilios, dentro de una de las figuras de rectángulos, en un geoglifo cerca de la Salitrera "la Peña". En todo caso, descarta totalmente la hipótesis de que fueran hechos "por simple diversión" o pasatiempo.
Pinturas rupestres cerca de San Marcos.
Hemos presentado aquí imágenes de esta antigua y espectacular expresión artística, situados en la zona costera, al sur de Iquique, carca de la Caleta San Marcos. Intentaremos, en próximas entregas, penetrar, en la medida de lo posible, en sus ocultos mensajes. Porque nos parece muy importante, profundizar en el sentido profundo de estas manifestaciones artísticas. ¿Por qué las hacían y para qué?. ¿Eran estas obras, fruto del ocio y de la contemplación?. ¿Poseían una significación más profunda?. ¿Transmitían a otros algún mensaje oculto, ignoto?. ¿Eran fruto de alguna necesidad, o eran producto casual del empleo de su tiempo libre (ocio)?. ¿Se trata de códigos que todos podían entender o solo los "iniciados", los especialistas religiosos (shamanes)?.Igualmente, nos podemos preguntar si todos los pueblos antiguos tuvieron este don de plasmar figuras en piedra o en las arenas del desierto, o solo algunos. O nos podemos preguntar si fueran hechas en todas las regiones del mundo, o sólo en algunas. A la verdad, por mucho que se haya escrito sobre el particular, tenemos mucho más preguntas que respuestas seguras.
Tales expresiones pictóricas, hechas tan cerca de la línea litoral, son extraordinariamente raras en el Norte de Chile. Hans Niemeyer dió a conocer, en un maravilloso estudio, las famosas pinturas de la quebrada de "El Médano", al Norte de Paposo. Presentan numerosas escenas de caza y pesca marina. Llama la atención la precisión del dibujo del contorno de los peces, de suerte que hasta resulta posible saber qué especie de pez quiso ser inmortalizada allí. Pero éstas no se encuentran en la playa misma, sino quebrada adentro. En nuestra zona, la inmensa mayoría de estas expresiones se encuentran en las quebradas del interior , o en el altiplano; algunas en la Pampa del Tamarugal o en cordones de cerros cercanos a ésta. El lugar más famoso en Tarapacá se encuentra en la zona de "Pintados"(21º 02´S y 69º 20´W). Su nombre lo dice todo: Las imágenes fueron "pintadas" en los cerros que miran al "Salar de Pintados". Este nombre local da muy bien cuenta de su importancia para los antiguos como para otorgar una denominación geográfica particular.
Al parecer, el primero que dió a conocer los diferentes "Pintados" de Tarapacá fue el químico y ensayista inglés William Bollaert en su obra: Antiquarian, Ethnological and Other Researches in New Granada, Ecuador, Perú and Chile. (Trübner and Co, London, 1860). Bollaert llegó al Perú muy joven, a los 18 años de edad , en 1825. En 1827, a petición expresa del Intendente de Tarapacá, don Ramón Castilla, hizo un reconocimiento científico de la Provincia de Tarapacá, publicando varios trabajos de gran interés en revistas científicas inglesas de la época. Se interesó de modo muy particular por la etnología, lingüística, arqueología y geografía de la región. Hay en estos trabajos un riquísimo pozo de información etnohistórica y geográfica, el que no ha sido aún plenamente estudiado, ya que casi en su totalidad este material está escrito en inglés, y no ha sido-que sepamos- traducido al castellano.
Vivió William Bollaert varios años en Iquique, (primero entre 1825-1851; y más tarde, entre 1854-1859), dedicado a investigar aspectos relacionados con la elaboración del salitre -su especialidad-, en pleno auge por entonces. Pero siendo un hombre ávido de saber y conocer, puso especial hincapié en visitar personalmente lugares y pueblos, y anotar datos sobre festividades y costumbres de sus habitantes. Y este interés lo convierte en un etnógrafo en potencia. Si bien escribe primariamente sobre temas de su especialidad (minería de la época), anota, para fortuna nuestra, todo lo que le llama la atención sobre el hombre y el paisaje del desierto.
Llega a Iquique en 1825 cuando esta pequeña caleta sólo contaba con unas veinte familias (unas 100 personas). Será, pues, testigo de su rápido crecimiento, gracias al auge de la explotación salitrera en eata zona ("salitreras de Paradas", por entonces). Visitó Pintados e hizo dibujar a su amigo Smith varias de las figuras que observó grabadas en la ladera de los cerros. Como Philippi, lleva consigo un excelente dibujante, lo que nos permite reconstruir tanto el Iquique de la época final de su 'presencia (hacia 1859) y otros poblados, en especial el Mineral de plata de Huantajaya, Arica, Matilla y el poblado de Camiña.
Con estos antecedentes en la mano , ya podemos aproximarnos a buscar una explicación a estas extrañas fotografías tomadas por nosotros en el yacimiento cercano a San Marcos. Lo dicho sobre "arte rupestre" nos permitirá entender mejor la significación de este importante sitio arqueológico, no estudiado aún por los arqueólogos.
Para los habitantes de la caleta San Marcos, sin duda alguna, este lugar constituye un sitio patrimonial y prehistórico del mayor valor y así lo han expresado en su Blog. La tarea urgente que ahora se impone es aprender a respetarlo, vigilarlo y cuidarlo tantoi para sus hijos y descendientes, como para aquellos que acudan a verlo.
Riesgos inminentes de destrucción e intervención.
En una nota-respuesta recibida del Consejo de Monumentos Nacionales, en el año 2008, se nos preguntaba sobre posibles riesgos que corría este valioso y desconocido sitio arqueológico. En nuestra visita anterior, fuera de las desafortunadas basuras propias de toda playa en nuestro litoral, acecha ahora un peligro nuevo, bastante más serio. Ayer volví al lugar con amigos y familiares. Nos encontramos con la sorpresa de hallar varios campistas instalados con carpas a unos 80 m. del sitio. Porque en esta época no hay casi lugar del litoral que escape al campista de verano. Pero mucho más grave, a pocos metros (menos de 15 m.) del bloque lleno de figuras, topamos, acampando y con fogones, a dos grupos de guaneros, cuatro personas en total. En efecto, existe una concesión de explotación de guano en la vecindad (¿legal?). Hace semanas que allí pernoctan sin que nadie les diga nada.
Difícil expresar con palabras nuestra impresión ante tal despliegue de desaseo y desorden. Un fogón improvisado sirve para la quema de sus basuras, a 8 escasos metros de la pared del bloque. Ellos, personas amables y sencillas, nos reciben con afecto. Saben de la existencia del lugar con figuras al lado de ellos. No parece importarles mayormente. Alguien en la caleta les ha informado al respecto. Tal vez, hasta sienten cierto respeto por el lugar. Ellos no tienen la culpa. Creo que la responsabilidad es de otros.
Pero su presencia a escasos metros de un venerable sitio prehistórico, que debería convertirse algún día en un lugar bien controlado de turismo científico, genera inmediatamente terribles dudas e interrogantes: a) ¿ dónde suelen hacer sus necesidades, sobre todo de noche?; b) ¿qué ocurre cuando están con alcohol en el cuerpo, lo que es - lo sabemos bien- muy frecuente entre ellos?; ¿quién les señaló a ellos este lugar para acampar?; ¿Quién fiscaliza su conducta en un área que es considerada "tierra de nadie", o "terreno fiscal"?; ¿quién les controla sus "fogones" y basureros, o improvisados "baños"?; ¿Sabe, acaso, el concesionario iquiqueño de la guanera contigua, acerca de la existencia de este valioso sitio patrimonial?; ¿Vislumbra éste el daño previsible al monumento y su propia eventual responsabilidad si algo grave ocurriere?.
Estamos seguros que todo sucede aquí, como siempre, sin el menor control o supervisión, tal como lo hemos constatado en "La Paloma", "Pabellón de Pica", "Palo Buque" y tantas otras guaneras. Todo se hace y maneja "a la buena de Dios", como solemos decir eufemísticamente. Hemos sabido de saqueos arqueológicos en sitios de guaneras sin que se informe para nada a la autoridad como lo exige la Ley. ¿Por qué somos tan indolentes y tan irresponsables o mezquinos con las futuras generaciones que tienen el derecho -igual que nosotros- a ver y gozar en estos paisajes hermosos de la costa de estas valiosas manifestaciones de arte primordial?... , ¿Por qué?.
Necesidad de que la autoridad intervenga y la comunidad haga suyo el sitio
Estimamos que tanto la autoridad como toda la comunidad de San Marcos, su Sindicato, Junta de Vecinos y la Escuela, deben tomar cartas en el asunto. Es parte de su misión social y cultural. Y pronto. Antes de que nos lamentemos todos por posibles rayados, destrucción intencional o quema por fuego. La comunidad entenderá fácilmente que tiene en este sitio un lugar patrimonial de enorme valor.
Pero la "puesta en valor" y protección del sitio debe ir aparejada con una etapa de formación de la comunidad, en especial de su juventud. Alertados y enseñados los niños y jóvenes acerca del valor del lugar, estamos seguros que se pueden transfomar en los mejores protectores del sitio, y se harán conscientes de la responsabilidad que les incumbe de mantener limpio, respetar, proteger y defender el lugar alejando a campistas y otros posibles ocupantes de este lugar que debe mantenerse resguardado. El Centro del Desierto de Atacama, de la Universidad Católica, está dispuesto a apoyar esta iniciativa de formación de conciencia sobre este lugar, mediante proyectos educativos que involucren a sus especialistas en el área de la Antropología, Geografía y Arqueología.
Esta misión y este compromiso nuestro con la Región es la que nos ha llevado a escribir este capítulo del Blog, como expresión de especial afecto y cariño hacia sus esforzados habitantes, quienes como sus predecesores, aún viven del mar. Dedicamos pues, estas páginas a los niños de la caleta San Marcos, a sus profesores y a los pescadores que tienen en estas figuras pintadas a verdaderos "hados tutelares" de su actividad de pesca artesanal. Y un especial agradecimiento a nuestros amigos Octavio López y Senén Durán por habernos llevado al lugar, en busca de consejo y apoyo cultural. Sólo en parte, este capítulo del Blog podría satisfacer su ya probada curiosidad científica y su invalorable interés por preservar este bello lugar.
(Comuníquese con nosotros a través de la página web del "Centro del Desierto de Atacama" (CDA): http://www.cda.uc.cl)
(segmento preparado entre los días 13-18 /02/2009).
martes, 3 de febrero de 2009
Flora nativa en el oasis de niebla de Alto Patache: diversidad específica
Pruebas de la antigua presencia indígena en el oasis
Ejemplar juvenil de la cactácea Eriosyce caligophila, R. Pinto. Oasis de Niebla de Alto Patache. Prefiere un hábitat franco arenoso, pero enteramente cubierto de piedras, donde encuentra la humedad que destilan las rocas al contacto con la neblina rasante. Mide 1.9 cm de dm. (Foto H. Larrain, Febrero 2009).
En medio de la niebla que es arrastrada desde el océano, y aferrado a las rocas del acantilado, un ejemplar de Eulychnia iquiquensis (K. Schum) Britton & Roe con botones florales. Alto Patache, (Foto H. Larrain, Noviembre 2008).
Robusto brote nuevo de la cactácea Eulychnia iquiquensis (K. Schum) Britton & Rose, en el oasis de Punta de Lobos, sur de Iquique (Foto H. Larrain, Octubre 2004).
Ejemplar de Eulychia iquiquensis (K. Schum) Britton & Rose, con botones florales a punto de abrir en el oasis de Alto Patache, sur de Iquique. (Foto H. Larrain, diciembre 2008).
Nolana intonsa en flor. "Pampa del Taller lítico", Alto Patache, 750 m. snm. Septiembre 2008. (Foto H. Larrain).
Hermosos manchones de Nolana intonsa (atrás) y Frankenia chilensis ( frente) en Pampa del taller lítico, 750 m. snm. Alto Patache; atrás, gran desarrollo de ejemplar de Nolana intonsa. (Octubre 2008; Foto H. Larrain).
En primer plano, enorme desarrollo de plantas de Frankenia chilensis, en su plenitud floral. Octubre 2008, Sector "Pampa del taller lítico", Oasis de Alto Patache (Foto H. Larrain).
Ejemplar de Cristaria molinae Gay, en pleno desarrollo en un pequeño jardín de plantas autóctonas, en Alto Patache, sostenido por riego por goteo. La planta crece siempre achaparrada y apegada al suelo y puede adquirir grandes proporciones si cuenta con un buen riego. (Foto H. Larrain, Octubre 2008).
Planta de Alstroemeria lutea Muñoz-Schick con botones florales, en el sector rocoso del acantilado. Alto Patache, (Foto H. Larrain, Octubre 2008).
Flores de Frankenia chilensis Presl. La planta se desarrolla bien en las proximidades del borde del acantilado rocoso, y parece rehuir parajes enteramente arenosos. Nunca la hemos encontrado en sectores distantes del borde del acantilado. Hemos observado el crecimiento de varios ejemplares nuevos, a sotavento del atrapanieblas de 40 m2, del cual recibe frecuente humedad (Foto H. Larrain, Diciembre 2008).
Ejemplar de Cristaria molinae Gay, en flor. Alto Patache. Jardín de plantas endémicas. Los ejemplares de esta especie en este jardín de plantas nativas, tuvieron un extraordinario desarrollo y florecieron y semillaron copiosamente a partir de diciembre 2008. Fueron apoyadas por un sistema de riego por goteo (Foto H. Larrain, Diciembre 2008).
Alstroemeria lutea, Muñoz-Schick en el sector pedregoso del acantilado, Alto Patache (Foto H. Larrain, octubre 2008).
Ejemplares de Alstroemeria lutea Muñoz Schick, acurrucados entre rocas en sector acantilado. oasis de niebla de Alto Patache, (Foto H. Larrain, octubre 2008).
Ejemplar de Atriplex taltalensis I. M. Johnst. Prefiere un habitat entre grietas de rocas, donde penetran sus largas raíces, en el sector rocoso más alto del acantilado. Oasis de niebla de Alto Patache, Octubre 2008. Esta especie se suele encontrar en contados lugares del oasis de niebla, allí donde abunda la depositación de ésta. Vive achaparrado, totalmente apegado al suelo, extendiendo sus largas y delgadas ramas, formando un manto, tal como se muestra aquí. El pequeño atrapanieblas colocado junto a la planta, tiene por misión suministrar una cantidad extra de humedad. Esta planta perenne, no la hemos visto casi nunca muerta en el lugar. Logra sobrevivir durante los períodos muy secos, mostrando en ocasiones un stress hídrico que la hace perder prácticamente todas sus hojas. Pero rebrota vigoroso en primavera con la humedad adveniente. No es escaso en el oasis, prefiriendo un habitat fuertemente rocoso, pero con espacios de arena intercalados ("miniterrazas").
Ejemplar vivo aunque muy desmejorado de Ephedra breana, de gran ruedo, en el oasis de Punta de Lobos, sur de Iquique. Se encuentra a corta distancia del borde del acantilado. Ephedra debió ser, igualmente, alimento apto para el guanaco, pues hemos hallado sus fecas a su alrededor (Foto H. Larrain, Octubre 2004).
Flores tardías de Alstroemeria lutea Muñoz-Schick, al pie de peñascos al borde del acantilado en el oasis de Alto Patache, a 750 m. de altitud. . Esta planta es endémica de estos oasis del sur de Iquique, y fue recién identificada y determinada por los investigadores como "especie nueva para la ciencia" en el año 2000. ( Foto H. Larrain, inicios diciembre 2008).
Tronco seco de un ejemplar de buen tamaño de Ephedra breana, al interior de una pequeña quebradilla transversal, en el oasis de niebla de Alto Patache, a 775 m de altitud , a unos 200 m al Este del borde del acantilado. Prosperó en este sitio hasta hace tal vez unos 60-80 años atrás, cuando disponía de mayor humedad atmosférica. Como éste, en las quebradas aledañas se suele encontrar muchos especímens de esta misma especie, muertos en tiempos relativamente recientes. Son testigos mudos de un período de un progresivo calentamiento global, o, tal vez, de una disminución de la humedad atmosférica o frecuencia de las nieblas rasantes. O de ambas causales a la vez. No hay unanimidad de los científicos al respecto.
La tendencia actual es claramente hacia un período de desecación creciente, con presencia de cada vez más escasos y espaciados fenómenos de "El Niño", eventos climáticos que aportan generalmente las lluvias a esta región. Ephedra es el único género de planta del oasis de niebla capaz de colonizar tierra adentro, hasta el límite oriental de influjo de la niebla. Su capacidad de sobrevivencia es notable (Foto H. Larrain, Diciembre 2008).
Ejemplar de Nolana sedifolia Poepp., en un sector del acantilado de Alto Patache, al pie de rocas de donde le destila humedad suficiente para la vida. Durante el período estival, esta especie presenta un aspecto gris o blanquecino y aparenta estar muerta. Pero con el arribo de la humedad invernal reacciona, rebrota y florece presentando numerosas y minúsculas florecillas color blanco. Suele convivir con ejemplares de Liliáceas y Alstroemeria lutea ((Foto. H. Larrain, Agosto 2008).
Hermoso y crecido ejemplar de Ephedra breana Phil (atrás) conviviendo con Lycium leiostemum Weddel ( frente), al pie de una gran roca que le sirve de área de condensación de la niebla. Sitio Oasis de niebla de Punta de Lobos. Esta especie logra un mucho menor desarrollo en Alto Patache, cuyos ejemplares se observan muy raquíticos y de poca talla (altura). A pesar de ello, Ephedra demuestra una gran capacidad de penetración hacia el interior del oasis, siendo la única especie que logra establecerse lejos del borde del acantilado, hasta un 1.0 km. tierra adentro, en las cimas de cerros. Ephedra ha sido reconocida en la medicina popular como dotada de varias propiedades medicinales (para torceduras, heridas y llagas) y se la denomina en el norte de Chile y Noroeste argentino con el nombre quechua "Pingo-pingo" (de pinku: pajarillo, en Quechua).
Pequeñas y extrañas flores de la especie anterior, Ephedra breana Phil en el citado oasis de niebla de Punta de Lobos, a unos 20 km al Sur de Alto Patache. Expedición Octubre 2005 (Foto H. Larrain).
Ejemplares enanos del helecho Cheilantes mollis, sobreviviendo a duras penas entre las grietas de la roca, y sufriendo fuerte stress hídrico en el único lugar donde se les puede ver en el extenso oasis de Alto Patache: un morrito rocoso en el extremo Norte del oasis a unos 780 m. de altitud snm. De esta escasísima especie, solo se ha logrado conservar aquí unos 5-6 diminutos stocks, muy deprimidos por la escasez de agua y evidente disminución de la neblina en decenios recientes. Este lugar, donde también se encuentran unas cuantas plántulas de la gramínea Stipa ichu, común en nuestro altiplano tarapaqueño, represanta un interesante nicho relicto, resabio dde una antigua vegetación, en gran parte desaparecida hoy en este oasis (Foto H. Larrain, Enero 2009).
Localización de un oasis de niebla: parámetros geográficos indispensables.
El oasis de niebla de Alto Patache se encuentra a unos 65-70 km al sur de la ciudad de Iquique, en los cerros altos que se yerguen sobre el cordón costero (cordillera de la costa) entre los 20º 48´30´´ L .S y los 20º 52´00´´ L. S. en la parte alta de la Punta Patache. El oasis se extiende de N a S describiendo un arco que enfrenta el Sur y el Surweste, recibiendo en forma casi perpendicular los vientos que vienen directamente del Sur. Esta posición es privilegiada para la condensación de las minúsculas gotitas de agua que portan las nubes del tipo estrato-cúmulo. Estas nubes, arrastradas por fuertes vientos alisios, se cargan de humedad al rozar la superficie fría del océano, por efecto de la corriente de Humboldt. A mayor altitud de la pared rocosa que enfrenta al océano y hasta los 1.100 m. de altura sobre el nivel del mar, más intensa es la condensación que puede ser atrapada por rocas expuestas o plantas , así como y por aparatos captadores del tipo atrapanieblas.
Cómo surge un "oasis de niebla" (fogoasis) y dónde.
Para que se produzca el efecto de captación natural de la humedad atmosférica en un oasis de niebla, es preciso conjugar tres factores: a) altura del cordón montañoso (por sobre los 650-700 m); b) máxima proximidad a la costa; y c) exposición directa del macizo al Sur o Surweste. Si llega a faltar uno de estos factores, el fenómeno de la condensación no se produce. Y por tal motivo, solo pocos lugares de la extensa costa norte de Chile son aptos para este efecto. Así, entre Pisagua y el río Loa, sólo se forman seis oasis de niebla: Punta Junín, Punta Patache, Punta Gruesa, Punta de Lobos y Chipana.
Oasis de niebla y "Puntas" en el litoral norte chileno.
Sorprendentemente, en todos estos sitios se da un "oasis de niebla" exactamente arriba de una saliente o "Punta" que penetra en el mar, y que es producida por un pequeño cordón rocoso que baja del macizo N-S (Cordillera de la Costa) ., proyectándose levemente hacia el mar. Hay, pues, en este litoral solo escasos lugares, perfectamente definidos, donde se da una evidente confluencia de elementos de tipo geológico (formación rocosa), geomorfológico (punta o cuchilla protuberante hacia el Weste), geográfico (altitud por sobre los 700 m) , biológico y oceanográfico(por efecto de la presencia de surgencias marinas) y, finalmente, meteorológico o climático (depositación del agua de la niebla en la parte superior del acantilado).
Por tanto, decir que la niebla se podría captar a lo largo de todo el litoral norte de Chile, es falso e induce necesariamente a error. Una cosa es que exista normalmente niebla en tales áreas ( lo que es muy certo) y otra, muy distinta, que se pueda capturar. Hemos explicado ya porqué. Pero lo que sí es efectivo es que existen varios lugares en la Iª, IIª y IIIª Región de Chile, donde es posible capturar para uso humano, por medio de dispositivos llamados "atrapanieblas", esta fuente limpia de agua dulce, tarea que deberán asumir las futuras generaciones, cuando el agua empiece a escasear severamente en el planeta. Solo hace falta una férrea decisión gubernamental para poner por obra grandes instalaciones de captación, pues el conocimiento sobre la niebla, su potencial y posible localización geográfica ya existe a nivel científico, a partir de las experiencias realizadas por físicos de la Universidad del Norte, desde el año 1958.
Donde se cobija la vegetación en el oasis
Anotemos, en primer lugar, que la vegetación en este oasis sólo se presenta en el extremo superior, rocoso, del acantilado, es decir, sólo a partir de los 650 m hacia arriba. Más abajo, tan sólo aparecerán algunas especies vegetales en años muy lluviosos, cuando las semillas que han rodado de lo alto o han sido arrastradas ladera abajo, logran brotar, a veces hasta los 200 m de altitud, en la intersección del piedemonte con el inicio de la terraza marina. En el año 2002 se dio en la región un pequeño año "El Niño" y en este año pudimos ver semillas de Cristaria molinae y bulbos de Leucocoryne ixioides y Zephyra elegans, hasta muy abajo en el acantilado, hacia los 250 m. sobre el nivel del mar.
¿Cuánto pueden durar las semillas ocultas en el suelo del desierto?
El período de latencia de semillas en estos lugares parece ser muy largo. Es posible que las semillas, una vez caídas al suelo en un año lluvioso, puedan permanecer fértiles por un largo período de tiempo, a la espera de una nueva y copiosa lluvia. La media de porecipitación pluvial en la zona de Iquique es inferrior a 1.0 mm al año. Como es sabido,as lluvias en este segmento de costa pacífica acaecen solo con motivo de la llegada eventual del fenómeno conocido como "El Niño" (o ENSO, en inglés: "El Niño Southern Oscillation"). Pero su aparición con intensas lluvias puede tardar 7, 10 o más años. Incluso 20 años o más. Nadie sabe a ciencia cierta por cuanto tiempo puede durar la latencia de estas semillas, pues nadie ha hecho estudios sobre este tema, tan apasionante. Algunos científicos sospechan que la semilla pueda permanecer en latencia por períodos aún mucho más largos de tiempo (50 años o más) , dependiendo de las condiciones de depositación.
Necesidad de experimentar in situ
Urge experimentar en este campo de la ecofisiología vegetal, el que seguramente arrojará grandes sorpresas a los científicos. El sitio del "oasis de niebla" de Alto Patache, ubicado a 65-70 km al Sur de la ciudad deIquique, ha sido entregado en concesión por 25 años por la Oficina de Bienes Nacionales a la Pontificia Universidad Católica de Chile (Instituto de Geografía) en el año 2007, para el estudio de la biodiversidad y aspectos climatológicos (cambio climático global). Este lugar parece ideal para realizar este tipo de estudios. Apartado, protegido, y dotado de condiciones modestas pero suficientes, el lugar ofrece posibilidades inmejorables para la estadía de investigadores. Ecólogos y biólogos que quieran estudiar estos fenómenos, serán bienvenidos!. Contáctenos a través de www.cda.uc.cl
(segmento en construcción, 02/o2/2009 retocado el día 8/o2/ 2009).