domingo, 23 de junio de 2013

Arte parietal chileno en peligro: grafiteros destruyen petroglifos en el Norte de Chile.





Fig. 0.   Típica representación de diseños precolombinos incisos en toba volcánica del tipo liparítico. Quebrada de Chiza, Región de Tarapacá. Esta roca,  de un color blanco sucio, presenta  caras planas  fuertemente oxidadas,  de coloración  rojiza o café, especialmente  aptas para  la incisión y grabado de diseños y figuras. (Foto H. Larrain, 16/06/2013; escala  gráfica de 20 cm.).

Grafittis invaden el desierto.

Ya no se contentan los grafiteros con inundar  las ciudades, sus muros, sus iglesias, sus fachadas y sus monumentos más respetables.  Pensábamos que el desierto y su maravilloso arte parietal o rupestre se podría librar de esta verdadera peste moderna. No ha sido así, sin embargo. El testimonio gráfico que presentamos más abajo quisiera ser,  a la vez que una protesta, un grito de indignación  y una  fuerte señal de alerta a las autoridades a cargo de la protección de nuestro patrimonio cultural ancestral.

Figuras e imágenes dignas de la mayor veneración y cuidado.

Pocas cosas hay tan venerables y sacrosantas como los dibujos y diseños que nuestros  predecesores los indígenas nos han legado inscritos en las rocas o en las laderas de los cerros. Es éste parte de un mensaje críptico y oculto aún a nuestros ojos, cuyo significado apenas somos hoy capaces de vislumbrar y ello muy vagamente.  En dos o tres de los capítulos precedentes de nuestro Blog hemos presentado y estudiado los notables diseños  de geoglifos de la quebrada de Tiliviche (21 de julio 2011) y las representaciones de arte rupestre en el sitio de Tarapacá Viejo  (13 de Agosto, 2010) o en el sitio de El Salto, cercano a la localidad de Pica.

Su valor testimonial: rica expresión de creencias ancestrales.
  
En los capítulos citados,  hemos insistido  en su valor patrimonial, tratando de crear conciencia en  nuestro pueblo, sobre en el potente valor simbólico y expresivo que poseen estas representaciones propias del "Arte Parietal", que  en el Viejo Mundo, con edades que se remontan hasta los  20.000- 25.000 años A.C., son cuidadas como  el tesoro más preciado (como botón de muestra, las Cuevas de Altamira en el norte de España, o las cuevas de Lascaux en la Dordogne, en el sur de Francia).  Si bien es cierto que  la cronología de nuestro arte rupestre del Norte de Chile es muchísimo más joven que la del Viejo Mundo o el Sahara, remontándose, a  lo que se cree,  a períodos  entre los 900-1.200 D.C.,  no por ello es menos venerable y digno de todo nuestro respeto y admiración. 

Vestigios  de  las preces de antiguos caminantes o caravaneros.

En Tarapacá y en las vecina zonas de Arica o de Atacama, existen cientos de lugares con manifestaciones  notables del "arte rupestre", como denominan hoy los arqueólogos a estas paneles o conjuntos de figuras, grabadas por los antiguos caminantes o caravaneros, en cerros y en bloques o peñones rocosos. Su finalidad exacta y motivación nos es hoy prácticamente desconocida, pero barruntamos que tales representaciones  constituían verdaderas y auténticas plegarias o imprecaciones a sus dioses tutelares para obtener un determinado beneficio, anhelado y expresado repetidamente en su largo y penoso viaje a través del desierto. Cuando viajamos hoy  a un lugar por razones económicas, sociales o culturales, solemos expresar en voz alta nuestro anhelo: "quiera Dios que podamos encontrar a fulano de tal", o "quiera Dios que encontremos la materia prima (veta de cobre o plata),  que tanto hemos buscado". "Quieran Dios y la Virgen ayudarnos  con la pesca del día de mañana"; o, por fin,  "Dios quiera que  encuentre trabajo en tal o cual ciudad". Así rezamos hoy en el secreto íntimo de nuestro corazón al viajar por razones varias. Los antiguos, lo expresaban con signos  incisos en las rocas junto a sus senderos y huellas; nosotros, con palabras sonoras o mediante  deseos íntimos o  secretos. He aquí la diferencia.

Plegarias en rocas y laderas pedregosas.

Tales plegarias figurativas han quedado para siempre  inscritas y grabadas  sea en la piedra (petroglifos), sea en las laderas pedregosas de cerros salpicadas de piedra volcánica color oscuro (geoglifos), y constituyen hoy  verdaderos Museos al aire libre, a la vista de todos. Suponemos  hoy que  tales anhelos y deseos,  expresados en imágenes bien visibles, eran  allí grabados por los caminantes para ser  "vistos" por las deidades celestiales(Inti= sol;  Quilla= luna; Chakana: o Cruz del Sur),  desde lo alto de los cielos y también, por otros caminantes y viajeros que seguían exactamente las mismas rutas. Por tanto,  al igual que las ermitas que  suelen encontrarse a la vera de  nuestras rutas actuales (ermita de Santa Teresita de Los Andes, ermita de San Lorenzo, o ermita de  la beata Laura Vicuña, en la actual carretera Iquique-Humberstone),  son un tácito pero significativo llamado a la oración y a la plegaria.

No son  tan solo una señalética  vacía.

 En otros términos, estos paneles de geoglifos y petroglifos no constituirían a juicio nuestro primaria y principalmente una "señalética de ruta" - como ha sido señalado por algunos estudiosos-,  sino más bien una expresión cúltica, fundamentalmente ritual y religiosa; aun cuando, simultáneamente, también " marquen"  per accidens,  (o accidentalmente) rutas  y trayectos determinados. Hemos tratado de profundizar y meditar sobre este tema  en nuestro capítulo dedicado a examinar el sentido de los geoglifos inscritos en la ladera Sur de  la quebrada de Tiliviche (vea etiqueta  "Tiliviche", con fecha  21 de Julio del año 2011 en este mismo Blog).

Grafiteros modernos: destructores de patrimonio  venerable.

En un viaje  reciente nuestro   (15/16-06-2013)  a reconocer las huellas dejadas  por el Qhapaqñan o Camino del Inca en  el sector  extremo norte de la región de Tarapacá, tuvimos ocasión de adentrarnos  por la quebrada de Chiza  hacia el nororiente, justamente  allí donde existe hoy  un potente panel de geoglifos que quedan a la vista al descender  por la carretera viniendo del sur. Este majestuoso panel, compuesto de numerosos diseños  hechos por acumulación y adición de pequeños cantos rodados andesíticos, color gris muy oscuro, destaca  fuertemente  al llegar al piso de la quebrada, hoy seca. Hace pocos años, fue restaurado por arqueólogos y especialistas de la Universidd de Tarapacá der Arica. ¡En buena hora!. Parte de este conjunto, por desgracia,  ya ha desaparecido por la acción devastadora del tiempo (terremotos y sismos)   y así varias figuras inconclusas contemplamos hoy al costado izquierdo de la Figura 1. Dada la simplicidad de la técnica empleada (simple adición de cantos rodados color gris oscuro con despeje simultáneo del fondo de la figuras para dejar a la vista  el suelo color claro), resulta del todo imposible reconstruir lo ya  perdido, salvo que se pudiese encontrar y rescatar fotos o diseños antiguos de este mismo sitio.


Fig. 1.  Majestuoso panel de geoglifos  confeccionados in  situ por las antiguas culturas en la época denominada como Desarrollo Regional ( 950 D.C - 1450 D.C.) . Campean en este panel algunos elementos estilísticos muy típicos que reconocemos sin dificultad en los llamados estilos cerámicos Pocoma, Gentilar y San Miguel de Azapa de los valles de Arica.  Este hermoso panel sin duda debió constituir  parte de un significativa de un antiguo "centro ceremonial"  indígena, por la profusión y variedad de las figuras realizadas con arte y maestría insuperables. (Foto H. Larrain, 16/06/2013).

Al penetrar con nuestra camioneta Toyota por el fondo de la quebrada de Chiza  por  una pésima huella  minera que enfila hacia el E. y NE, a poco de subir rumbo a la pampa de Chiza,   se divisa  en el costado sur de la huella, numerosos bloques de roca, desprendidos otrora de la ceja superior de la quebrada. Los bloques  presentan caras y superficies perfectamente planas, que fueron hábilmente aprovechadas por los artistas del pasado para grabar, mediante incisión  y golpe hechos con un  instrumento aguzado en su punta, figuras de diversa índole.  La superficie externa de esta toba volcánica (de tipo liparítico) ha sufrido con el correr del tiempo una fuerte oxidación,   presentando hoy una coloración rojiza, roja,  café rojiza o francamente café,  sobre la cual resulta fácil inscribir figuras y diseños, raspando la débil película superficial oxidada, de menos de  1 mm. de espesor.  Hay allì, diseminados en forma aparentemente desordenada, centenares de bloques con figuras, muchas de ellas de carácter geométrico, o representando a veces personajes humanos, aves o animales. Predominan ampliamente, sin embargo, los elementos figurativos geométricos,  dificultando muchísimo más  su correcta interpretación.

Como el sustrato interno de la roca  volcánica es de coloración  blanquizca  (blanco sucio: de acuerdo a Munsell, correspondería aproximadamente  a la tonalidad Hue 7.5 YR  8/1),  el resalte obtenido  al practicar una incisión se hace  inmediatamente  notorio, constituyendo estas superficies auténticas "pizarras" para   manifestar  sus sentimientos en forma de plegaria incisa. (Observe diferencia de coloración en este tipo de roca tal como se puede ver  en la figura Nº 10 de este capítulo).

¿Qué quisieron expresar  en estas tobas volcánicas  los antiguos caminantes?.

¿Qué anhelos o deseos quisieron expresar realmente al dibujar sus círculos (simples o dobles), sus  lineas serpenteantes, sus volutas o grecas,  o sus rombos escalerados?. ¿Por qué y para qué dibujaron círculos  semejantes al sol?. ¿Por qué, en cambio,  no se dibuja nunca -que sepamos- las fases de la luna en creciente  o en menguante?.  No lo sabemos hoy. Solo podemos imaginar que  cada uno de estos símbolos tenía para ellos una  significación precisa y clara, tal como hoy  para nosotros el símbolo de la Cruz, la swástica nazi,   el dibujo de un corazón  o, para el geógrafo, la flecha indicadora del Norte magnético. De lo que sí podemos estar hoy absolutamente ciertos, es que sus símbolos expresados gráficamente en la roca eran  expresión de un deseo  intenso, de un anhelo, de una plegaria, muy probablemente  relacionado con su actividad  pescadora,  ganadera o agrícola, por la cual emprendían sus largos viajes.

Fig. 2.   El paisaje agreste y reseco del fondo de la quebrada de Chiza.  A la extrema izquierda, al lado de la carretera,  parte del panel de geoglifos arriba descrito. Unos pocos  pimientos (Schinus molle), soronas (Tessaria absynthioides),  algo de cachiyuyo (Atriplex atacamensis)   y gran cantidad de grama salada (Dysticlis spicata) pueblan  hoy  la superficie árida del valle. De tarde en tarde, enormes aluviones se descargan por su fondo, acarreando ramas, troncos, rocas y   gravas, destruyendo todo a su paso. Huellas recientes del potente aluvión ocurrido en Febrero-Marzo 2012 quedan allí aún a la vista. (Foto H. Larrain, 16/06/2013).


Fig. 3.  Perspectiva árida dotada de una escuálida vegetación, del valle de Chiza, mirando hacia el oriente. (Foto H. Larrain, 16/06/2013).


Fig. 4. En el área descrita de rocas con dibujos o petroglifos, y siempre  al lado sur de la huella,destaca claramente este bloque liparítico  de unos  3 m de alto. Está profusamente "ilustrado" con diseños  variados.   A la extrema derecha del bloque, se puede observar,  débilmente, el diseño de ganchos, debajo de un personaje  humano aparentemente revestido de un traje ceremonial. En el área central del bloque, se puede distinguir dos reproducciones  que semejan el símbolo de  la Cruz de Malta. Se sospecha que se trataría aquí de la famosa  "chakana", deidad celeste  representada en  la constelación "Cruz del Sur" y  muy venerada por los pueblos andinos. Este símbolo  significaría, según algunos autores,  la relación o conexión entre el cielo y la tierra, una especie de "puente" simbólico.  "Chaka, en quechua, significa precisamente "puente". Se ve, además,  varios círculos  (simples y dobles) y figuras serpenteadas. Las figuras humanas  son presentadas de frente, en traje ceremonial (¿shamanes?). El símbolo serpiente, suele  relacionarse con  el agua y su imperiosa necesidad para la vida humana en estos parajes desérticos.

Pero lo que más llama inmediatamente nuestra atención en este bloque  es el trazado moderno de graffitis intrusivos, con indicación de fechas (1836; 1889; 1983; [19]95) y aún de nombres de pila de los  violadores. Un tal "Ruddy" (izquierda, medio arriba)  y un tal "Daniel Román"  (abajo, derecha) así como un tal  MHO  (quien al menos no se atrevió a estampar su nombre), destacan por su desfachatez  y desvergüenza.  Su ignominioso comportamiento, queda inscrito así,  en este bloque liparítico ad perpetuan rei memoriam!.. (Foto facilitada por Carolina Rodríguez, 16/06/2013).

Profanación  dolorosa.

Este hermoso panel en toba volcánica ha quedado así lamentablemente profanado y garabateado, de manera grotesca,   por gente  que ha hecho gala aquí de su falta de cultura y educación.  Y este panel, precisamente, es tal vez el más ilustrativo y rico en representaciones tanto humanas como geométricas, entre los numerosos bloques  observables en este importante lugar. Por fortuna, el grado de oxidación del dibujo o diseño permite, de alguna manera, distinguir fechas o períodos de adulteración. El color  blanco de los trazos incisos, revela  gran cercanía y proximidad  en el tiempo. Observe  y compare  las fechas   1836  y 1889. Su grado de oxidación es claramente diferente. A mayor coloración  café-rojizo,  mayor antigüedad; a mayor coloración  blanca,  menor distancia en el tiempo. Así, aquellas  figuras que apenas se distinguen por su alto coloración café  tenue, semejante al tono de la superficie de la roca misma,  serían, en nuestra opinión, las más antiguas.


Fig. 5.  Este solitario bailarín,   parecería, a primera vista, mostrar  un esquiador o un surfista consumado. La expresividad de su movimiento es notable y contrasta vivamente con la posición generalmente frontal y rígida de las representaciones humanas tal cual aparecen generalmente en el arte parietal del Norte Chile (compare con las figuras humanas de la Fig. 4, más arriba).  Esta figura se hallaba parcialmente oculta, cubierta por una capa de arena que  tapaba más de la mitad del dibujo. Los trazos dejados por la presencia y roce de las arenas en la superficie de la roca, darían la impresión equívoca de  esquíes. Pero no hay incisión alguna hecha en la roca que así lo compruebe. Para  rescatar la totalidad de la figura, tal como aparece en la fotografía, tan solo procedimos a limpiar la superficie de la roca  de la arena  que la cubría. (Foto H. Larrain, 16/06/2013).  

Fig.6.    Diseños bastante  recientes  a juzgar por  el matiz blanquizco de la incisión practicada. (Foto H. Larrain,16/06/2013).

¿Qué dirán de nosotros las futuras generaciones?.

Existen afortunadamente métodos y técnicas para eliminar las  figuras recientes (desde el año 1836 a la fecha)  en  las fotografías tomadas a  este bloque; pero es  muy difícil  hacerlo en el bloque mismo originario. Por lo que consideramos que ha sido profanado  sin remedio, de un modo cruel y  vergonzoso.¿Qué dirán de nuestra generación los visitantes del futuro de este verdadero "parque de petroglifos"?.  Hoy ni siquiera un pequeño letrero alusivo al valor cultural y científico de estas representaciones se exhibe aquí. Monumentos Nacionales, entidad que por  Ley debe velar por su integridad  y valorización,  parece ignorar este  lugar, tan próximo, sin embargo,  a la carretera.
 

Fig. 7.  Este bloque inferior,  junto y debajo del recién descrito, mantiene su integridad y, afortunadamente,. no ha sido  violado.  El típico diseño de grecas  nos recuerda  inmediatamente la decoración de la la cerámica estilo Pocoma y Gentilar, de las culturas de Arica. (Foto Carolina Rodríguez, 16/06/2013).


Fig. 8.  Una mano  inexperta moderna agregó, al diseño de "flecha", un quinto triángulo. Igualmente,   la Cruz o Calvario nos parece ser una  adición bastante reciente reciente. pero algo más antigua que la precedente por el tipo de pátina que presenta. El círculo con sus dos diámetros en forma de cruz, es figura  recurrente y, para muchos investigadores simboliza y representa a Inti, la divinidad solar. (Foto H. Larrain, 16/06/2013).


Fig. 9.  Figuras humanas  aparentemente en baile ritual  y una  representación de la  "chakana", bastante antigua, signo recurrente que semeja una Cruz de Malta.  (Foto H. Larrain, 16/06/2013). Escala de  20 cm.).

Fig. 10.  En fuerte contraste con los diseños anteriores, hechos hace más de seis, siete u ocho  siglos por manos indígenas, aquí estamos ante una patente adulteración muy reciente, hecha  por gente inescrupulosa . (Foto H. Larrain, 16/06/2013). Escala de 20 cm.


Fig. 11.  Aspecto que presenta el escarpe de la ladera  sur, de fuerte pendiente, en la que se  ven los bloques  rocosos  de caras planas, que han servido de  excelente "pizarrón" a los artistas de la antigüedad.  Todo el material visible es  fruto del despedazamiento de los bloques de tobas volcánicas, desprendidos de la parte superior o ceja por movimientos telúricos y  dotados de una misma tonalidad  (café rojiza). (Foto H. Larrain, 16/06/2013).



Fig. 11.  Junto a la imagen de dos soles se observa, hacia la derecha,  el diseño de un ave en movimiento, y  al medio, arriba, el dibujo estilizado de una figura humana. (Foto H. Larrain  16/06/2013). Escala de 20 cm. Este bloque muestra, en su porción basal, la coloración natural de la  roca no expuesta a la intemperie. El contraste de colorido es violento.


Fig. 12.  Descubrimiento casual de unos diseños  de petroglifos antiguos en un bloque  situado en plena pampa de Chiza. Sobre este notable descubrimiento de nuestro equipo y su importancia en relación al Qhapaqñan o "Camino del Inca"  escribiremos brevemente en el próximo capítulo de este Blog . En la fotografía, Carolina Rodríguez, (izquierda)  geógrafa  y María José Capetillo  (derecha), arqueóloga, miembros de la expedición. (Foto H. Larrain, 16/06/2013). 

Epílogo.

Agreguemos, al pasar,  un par de reflexiones que nos sugiere este tema.

1. Es doloroso percatarse del total abandono en que se encuentran estos bloques llenos de  figuras, en una zona poco alejada de la carretera panamericana norte-sur y, por tanto, de fácil acceso. Fue una sensación de impotencia y frustración la que sentimos al recorrer estas huellas mineras de acceso a la pampa de Chiza.

2. Se trata de una extensa y auténtica "galería de arte", al aire libre donde podemos aprender mucho acerca del estilo de este arte parietal chileno del extremo norte del país.

3. Esta "galería de arte"  no tiene hoy protección alguna, ni siquiera dispone de una señalética mínima que advierta  al visitante ocasional acerca de su importancia y valía tanto arqueológica como artística.

4. Este abandono nos parece criminal  tratándose de un área densamente cubierta de diseños, en centenares de bloques semejantes a los aquí mostrados y que junto con  los sitios de la quebrada de Aroma (Ariquilda), y  el sitio Tamentica, en la quebrada de Huatacondo, constituyen los más notables  repositorios de arte rupestre del norte del país y  de la más alta importancia  patrimonial para nuestra región de Tarapacá..

5. En una  época en que nos empeñamos en nuestra región  por  fomentar el turismo,  parece increíble que desdeñemos y no valoremos todavía estas expresiones artísticas, que atraerían  como imán,  en el caso de ser especialmente destacadas y debidamente protegidas, a un "turismo de intereses especiales" , en este caso claramente arqueológico y científico.

6. Existe, pues,  aquí una tarea pendiente y urgente por parte del Servicio Nacional de Turismo y el Consejo de Monumentos Nacionales para dar a conocer, valorar y proteger estos vestigios, cuyo conocimiento hoy por hoy ha quedado circunscrito al estrecho ámbito de algunos expertos arqueólogos  que los han descubierto o descrito en revistas especializadas de difícil acceso   y  -me atrevería también a decir - de nada fácil comprensión a causa del "vocabulario casi esotérico" usado en algunas de estas  publicaciones.  .