jueves, 27 de mayo de 2010

¿Qué se entiende por "patrimonio cultural", ¿En qué consiste? y , ¿de qué nos puede servir?

Fig. 6. Iglesia de Matilla, Región de Tarapacá. Construida sobre los cimientos de otra anterior, a mediados del siglo XVIII con los aportes del rico minero tarapaqueño Basilio de la Fuente, propietario de estacas mineras en Huantajaya y San Rosa, es una de las joyas arquitectónicas de la región. Ha sufrido los embates de varios terremotos, el último de los cuales ocurrido en Junio del año 2005 , derribó gran parte de la techumbre y la fachada de la iglesia, así como una parte de la torre. Fue reconstruida con los aportes pecuniarios de una compañía minera de la región. (Foto H. Larrain, Abril 2010).

Fig. 5. Casa de la familia Morales, en la localidad de Pica. Esta casa -verdadera reliquia del pasado peruano en este lugar- perteneció al que fuera Presidente del Perú Remigio Morales Bermúdez (1890-1894), tarapaqueño. Fue muy dañada en el reciente terremoto de Junio del año 2005. La familia, que mantiene vìnculos estrechos con tarapaqueños peruanos que viven en el Puerto del Callao, lamentablemente no ha llegado aún a un acuerdo con la Municipalidad de de Pica para su urgente restauración y futura habilitación para fines turísticos.

Fig. 4. Lagar de Matilla. Monumento Nacional. Aqui se verificó en el año 1929, la última pisa de la uva proveniente de la viñas de la quebrada de Quisma. Este lagar, hoy semiderruido tras el terremoto de Junio del año 2005, no ha sido reconstruido aun. Es el testimonio viviente de una época de prosperidad para los cultivadores de la vid (Vitis vinifera), tanto en Pica como en Matilla. Hub aquí, en efecto, durante los siglos XVII al XIX centenares de chacras o predios dedicados a este cultivo preferente. Aquí se puede ver hoy as grandes tinajas del siglo XVIII donde se guardaba el vino hasta su fermentación. Estas muestran los nombres propios de las chacras de origen, todas con sugestivas denominaciones de santos de la lglesia: Santa Lucia, San Pedro, San Francisco, San Agustin, o advocaciones diversas de la Virgen María. Son testigos fieles de una época de profunda religiosidad. El lugar es un valioso hito patrimonial de visita obligada para el viajero que hoy llega a Matilla a husmear los "recuerdos del pasado". (Foto H. Larrain, Abril 2010).


NegritaFig.3. Foto del Salar del Huasco. Lugar de existencia de un notable santuario de la naturaleza, de carácter patrimonial . En este salar, al costado weste del mismo, se alzan las ruinas de un antiguo pukara inca, parcialmente ocupado por pastores aymaras en la actualidad. Este valioso sitio debiera ser estudiado por avezados arqueólogos, expertos en vialidad incaica, antes de que sea enteramente destruido por la intervención humana. (Foto H. Larrain, Marzo 1982).



Fig.2. Ruinas de la antigua fundición colonial de plata en el sitio Tilibilca, Quebrada de Tarapacá, a corta distancia al weste del pueblo de Tarapacá. Hasta esta fundición eran traidos en carretas los minerales de plata del Mineral de Huantajaya para su refinación, por existir aqui manantiales de aguaa abundante y de excelente calidad (Foto H. Larrain, 2008).

Fig. 1. Petroglifos de la Quebrada de Aroma. Genial obra de arte de nuestros antepasados. Una pequeñísima muestra de los centenares de grabados rupestres presentes en dicho sitio, uno de los mayores monumentos patrimoniales de nuestra Región. Hoy, lamentablemente, casi olvidados y descuidados, exigen un protección real y efectiva por parte de las autoritades turísticas de la región. Hasta letreros alusivos al sitio han sido arrancados por vándalos. Alguien debe velar efectivamente por su cuidado. Este hecho es una muestra del escaso sentido patrimonial que tenemos en la Región. No basta con "celebrar"el "día del Patrimonio": hay que actuar en consecuencia. (Foto H. Larrain, Marzo 2009).

Con estas fotografias como telón de fondo, nos abocaremos aquí a analizar el concepto de "patrimonio" y de "patrimonio cultural", tratando de desentrañar su profundo y enigmático significado para la identidad local y regional.

REFLEXIONES EN TORNO AL CONCEPTO DE PATRIMONIO CULTURAL


1. Origen y Motivación de esta reflexión nuestra.


Surgió esta reflexión sobre el concepto de "patrimonio" a comienzos del año 2001 ante la necesidad sentida por la División Chuquicamata de CODELCO-Chile de estructurar prontamente un Plan de Acción para la conservación o preservación de lo que se ha llamado “Barrio Histórico” de la antigua ciudad de Chuquicamata. En efecto, había sido anunciado por la Empresa cuprífera el inminente y fatal traslado del "Campamento antiguo" a la ciudad de Calama, integrándose a ésta con el nombre de “Nueva Calama”.

Encontradas eran las opiniones de diversos actores (Empresa, Sindicatos, Terceros) respecto a la conveniencia o inconveniencia de la conservación de elementos del patrimonio cultural inmueble y mueble acumulado en Chuquicamata con el correr del tiempo, desde su instauración como campamento minero en el año 1914. El Campamento minero inicial, muy pronto se constituyó en ciudad, dotada de todos los elementos propios de la vida citadina.

De suerte que a pocos años de su fundación (1917), ya señalaba el obispo de Antofagasta Monseñor Silva Lezaeta que su población sobrepasaría luego ampliamente la de su vecina, Calama, requiriendo imperiosamente el establecimiento, por parte de la Iglesia Católica, de una Parroquia. Lo que efectivamente se realizó muy pronto.

Existen algunas opiniones que señalan que nada en Chuquicamata merecía el calificativo de “patrimonial”, por tratarse de edificios y estructuras ligadas esencialmente a la extracción y procesamiento de minerales, sin que jamás existiese la intención de crear allí vida ciudadana, capaz de constituir memoria colectiva e historia local. Por lo cual el Campamento podría ser destruido por decisión de la Empresa, sin que nadie pudiera oponerse a ello, por ser tanto sus terrenos como sus edificaciones, propiedad de la misma Empresa.

Ya su nombre de “Campamento”, señalan algunos, alude a esta inestabilidad propia del lugar, el que en cualquier momento podría ser desmantelado y abandonado, al igual que cualquier campamento minero y tal como ya ha ocurrido en muchas empresas mineras en el Norte de Chile (v.gr. caso de las Salitreras). Otros piensan, por el contrario, que Chuquicamata, con la anuencia explícita y apoyo logístico de la Empresa Minera Chile Exploration Co., no solo se fue constituyendo en ciudad y centro importante de poblamiento en el Norte de Chile, sino que quiso, además, constituir un “modelo” típico de poblamiento humano en el medio desértico, siendo para ello dotado de todos los servicios básicos, cívicos y religiosos, de una excelente calidad constructiva, contrastando, su bien programada y cuidada factura, con el por entonces atrasado estado arquitectónico y organizacional de la vecina ciudad de Calama.

Detectar cuáles serían los factores que inducen a sostener la existencia de un auténtico “patrimonio histórico-cultural” , creado con el correr del tiempo, en esta ciudad-campamento, señalar cuáles serían las características de éste de acuerdo a la opinión de la población residente, y qué motivaciones científicas serias podrían aducirse para su protección y conservación, son parte importante de nuestra reflexión.


Para poder emitir una opinión fundada al respecto (o sea , si verdaderamente existe o existió en Chuquicamata un “patrimonio cultural” digno de preservarse), nos parece imprescindible profundizar en el concepto de “patrimonio” y, más explícitamente, en el de “patrimonio cultural”. Nos serviremos de ejemplos representativos presentes en nuestra Región de Tarapacá, de los que somos testigos directos.


2. Origen del término patrimonio.


“Patrimonio” viene de la voz latina patrimonium, el que, según el Diccionario Latino-Castellano de Valbuena (edición 1880), significa: “el conjunto de los bienes heredados de los padres”. Para el Diccionario de la Real Academia Española, edición 1992, tomo II, es la “hacienda que una persona ha heredado de sus ascendientes” .


Así, pues, dos conceptos aparecen en estas definiciones como fundamentales: el concepto de “bien” y el concepto de “herencia” . Puede haber bienes que no constituyan normalmente herencia, como por ejemplo, ciertos bienes muebles que se desgastan con el uso y no perduran. Los conceptos de “bien” y de “bien heredable” tienen que confluir necesariamente para constituir “patrimonio” . Patrimonio, en consecuencia, son cierto tipo de bienes heredados de los ascendientes. Los que se poseen para ser heredables, esto es, perdurables. Estos bienes heredables son los que se especifican en un Testamento; no otros tipos de bienes que no merecen testarse, sea por su insignificancia misma, sea por su escasa valoración, sea por que no son en sí mismos perdurables. Se testa en un testamento lo que se valora por parte del testador por considerarse valioso y perdurable en el tiempo. Nadie testa lo que se va a destruir en corto tiempo; nadie testa lo que no tiene importancia ( o valor) para nadie. Eso simplemente ni se nombra.


3. Reflexiones sobre patrimonio cultural


Si aplicamos ahora estas ideas al concepto de “patrimonio cultural”, nos estamos refiriendo a “bienes de la cultura” que son producto de una herencia. No a cualquier tipo de bienes. Si intentamos hacer un análisis más fino de este concepto de “patrimonio cultural”, veremos que surgen los siguientes elementos de juicio:


3.1 se deja en herencia “bienes” esto es especies, elementos u objetos valorables, que poseen un valor en sí. Este valor puede ser real (en términos económicos objetivos, o de mercado) o solamente sentimental (subjetivos). Este “valor” puede surgir de la antigüedad misma o del carácter histórico del bien (v.gr. un objeto arqueológico), del carácter sentimental (v.gr. una medalla de latón obtenida en una competencia deportiva), o del valor intrínseco del objeto (v. gr.una medalla de oro macizo). En consecuencia, todo lo que de alguna manera resulta valorable para el testador, puede ser objeto de herencia por parte de éste.


3.2. La herencia es “para los descendientes”. Porque constituyen objetos de valor también para éstos, o porque el testador estima que el descendiente tiene que llegar a descubrir el valor inherente (real o meramente subjetivo) al objeto o bien testado. Puede verificarse aquí todo un trabajo pedagógico de búsqueda por parte del heredero del sentido profundo del bien testado, el que tal vez no surge a primera vista y requiera de estudio y análisis. Pero tal valor (presente o futuro) está en la intención del testador.


Ejemplo de esto es cuando un científico, sabio o literato lega un bien precioso para él, v.gr. un libro preciado, a un nieto aún niño: llegará el momento en que éste entenderá el valor del legado recibido. Si es un bien heredado especialmente para los descendientes, es porque éstos tienen que recibirlo y valorarlo o llegar a valorarlo tal como la valoró el antiguo dueño. Lo que involucra todo un esfuerzo de apreciación (darle precio) y estima por parte del receptor.

Por parte de una comunidad, se dará, tal vez, un verdadero aprendizaje acerca del valor, lo que ocurre, por ejemplo, cuando se crea un Museo en y para una comunidad: la comunidad tiene que llegar a “aprender” a apreciar” lo que se muestra. Hay bienes que tienen un valor fácilmente perceptible, que surge de su mera presencia : v.gr. una hermosa escultura, una bella pintura. Hay otros que tienen que ser “enseñados” , por ejemplo , el valor de una fotografía antigua o de un objeto antiguo cuyo uso ignoramos. Apreciar la Venus de Milo, es fácil; pero llegar a apreciar las llamadas “Venus paleolíticas” de las cavernas del Hombre del Magdaleniense o Musteriense, es muchísimo más difícil y requiere asiduo aprendizaje. Aquí puede apreciarse, dicho sea de paso, la importancia pedagógica e instructiva de los buenos Museos, que deben ser capaces de mostrar en profundidad y al alcance de todos, incluso de los niños,el valor inherente a todo aquello que en ellos se exhibe.


3.3. La herencia propia de un “patrimonio cultural”, constituye, además, un todo indisoluble. Estamos ante la presencia de una “hacienda cultural”, esto es, de un numeroso conjunto de bienes heredados para ser apreciados, especialmente cuando constituyen “conjuntos” valorables. En el caso de un patrimonio físico o reducible a dinero sin perder su valor (v.gr. una casa, o un conjunto de maquinarias), éste es repartible entre varios herederos y puede ser fragmentado, dividido o vendido sin pérdida alguna del valor de las partes. No ocurre así, por desgracia, con el patrimonio cultural espiritual. El valor de este patrimonio consiste, precisamente, en su conjunto, en su totalidad, en el hecho de constituir un todo indivisible. El valor de una biblioteca especializada, por ejemplo, o de un barrio típico, o de una valiosa colección de insectos de un país o región, o de un pueblo en ruinas (v.gr. un pueblo de las misiones jesuíticas del Paraguay o de Bolivia o el pueblo arqueológico de Ramaditas o Guatacondo), o aún de una ciudad típica (v.gr. Nápoles) , no está en el número de ejemplares, o en el número de edificios, sino en su globalidad, en su carácter de un todo orgánico, de una riqueza organizada.


Repartir entre muchos los libros de una importante biblioteca especializada, es destruirla; separar o distinguir entre edificios de una ciudad típica, es no entender el contexto y el conjunto (“los árboles no dejan ver el bosque”). Una suma de dinero se puede repartir; una cantidad de vehículos o máquinas se puede vender uno a uno; pero no se puede actuar con este criterio en el caso de una calle típica, o de un pueblo típico, donde todos y cada uno de los elementos arquitectónicos tiene su valor tanto en sí, como en cuanto parte de un conjunto. Aquí el todo es mucho mayor que la suma de las partes. Aquí cada edificio tiene una función determinada. Una ciudad típica, pues, no es una simple sumatoria de edificios, es un todo indivisible, es un todo orgánico en el que cada edificio tiene o ha tenido en el pasado, una función y un rol específico: es un organismo vivo con múltiples funciones.


Una colección valiosa de una zona, en la que se incluye todos los seres vivos de un grupo, (v.gr. insectos del Amazonas) incluye especies conocidas y comunes, pero también especies típicas y únicas, de modo que, en este caso, se mostrará el conjunto (todas las especies) y su espectacular belleza, y las que son verdaderamente raras, escasísimas o únicas, de extraordinario interés para el entomólogo o el ecólogo. Todas tienen una función específica en el biome local y dan cuenta de la multiplicidad de interacciones entre el mundo vivo y su sustrato inerte. Lo mismo, mutatis mutandis, se puede decir de otros “conjuntos” que llegan a constituir “patrimonio”.


3.4. Cuando el “patrimonio cultural” se refiere a un pueblo o a una ciudad, estamos hablando de una totalidad que es mucho más que la suma del patrimonio cultural de determinadas personas, de muchas personas, aunque sean las más notables. Cuando hablamos de “patrimonio cultural “ de un pueblo, hablamos de un conjunto superior a la suma de los bienes culturales personales de sus habitantes. Este tipo de “patrimonio”, además, por ser la herencia de todo un pueblo, es algo múltiple y multifacético, es decir, se expresa en todas las esferas de la cultura. Porque el “patrimonio”, esto es el conjunto de bienes heredables, interesa a todo un pueblo, en cada una de las esferas del comportamiento humano social: desde lo arquitectónico, escultórico o pictórico, hasta lo literario, folklórico, o musical o gastronómico.

Es decir, ese “patrimonio” o herencia cultural resulta particularmente valioso para todos los miembros de ese pueblo, porque encuentra eco en cada una de las actividades en que éstos se desenvuelven. Los bienes personales, a lo más, resultan valiosos para una familia y sus miembros. Los “bienes” de todo un pueblo, en cambio, interesan a todos sus miembros.


3.5. Para que sean de valor o interés para todo un pueblo, tienen que poseer, intrínsecamente, una especial significación para todos. ¿Qué es lo que podría interesar a todos?. ¿Qué une a los miembros de toda una comunidad o pueblo? ¿Qué cosas defendería todo un pueblo contra un usurpador o un adversario?. Lo que todo un pueblo defendería como propio, eso precisamente constituye su “patrimonio”. ¿Y qué cosas son éstas?. Lo que preocupa e interesa a todos, lo que es común a todos y propio de cada uno. ¿Y qué cosas son ? La historia común, la lengua común, la religión, el arte, las costumbres, las ceremonias y ritos, las celebraciones; los lugares y edificios de uso común o de reunión, de celebración, de fiesta común. Y si nos fijamos bien, todos estos elementos son de un carácter espiritual, no meramente materiales o físicos. Todos estos elementos tienen una resonancia, un eco, en el corazón, en el espíritu de sus habitantes. Son elementos que no se transan fácilmente, no se cambian. Pertenecen, a lo que parecería, a la esencia de la propia identidad. No son los elementos físicos, de por sí, los que arraigan al espíritu humano a determinados lugares o escenarios: son las vivencias, los recuerdos, las emociones allí vividas o, mejor dicho, compartidas con otros. Es decir, el ser humano hace vivibles los lugares, los humaniza con su actuación, con el compartir, con el “sentido de comunidad” que les impregna, con el vivir con y para los demás. Los hace “habitables” y los hace, también, memorables o “recordables”. Les agrega historia y vivencia. Les agrega “recuerdos”.


Visitar la casa de Neruda en Isla Negra, es ya retrotraer el pasado al presente; leer y recitar a Neruda en su propia casa de Isla Negra, tiene aún más fuerza y vigor; su figura y su aliento vuelve, en alguna manera, a la existencia en cada ángulo de la casa; estudiar a Neruda o seguir un Curso sobre su obra, allí mismo, es sin duda, replicar experiencias que tal vez el propio Neruda tuvo allí, en contacto vital con la naturaleza que el compartía y gozaba día a día, hora a hora. Cuando se visita dichos lugares, con conocimiento de causa de lo que en ellos se vivió, gestó u ocurrió, se experimenta una emoción única, irrepetible; la historia, en cierto sentido, vuelve a recrearse, produciendo en el espíritu humano ilustrado sobre el sentido profundo de lo que ve o toca, un sentimiento de propiedad que enriquece al visitante. Es lo que se ha denominado “el peso de la historia”, el “legado del ayer”. Aquí, concretamente, uno llega a comprender el concepto de “legado cultural” y su influencia benéfica sobre el ser humano: lo vuelve “más hombre”, en la medida en que siente y vibra, de modo diferente, con las emociones o vivencias del “otro”.


3.6. Hemos llegado aquí a la conclusión provisional de que el auténtico “patrimonio cultural” - o sea, ese cúmulo de elementos que son objeto de herencia social- es un conjunto amplio y significante de valores adquiridos por un pueblo a lo largo de su historia. No es la sola lengua, ni el solo arte, ni la sola religión, ni la sola historia. Es la suma de todas estas cosas y muchas más; pues Lengua e Historia, son parte de un proceso de siglos o milenios; como Arte y Religión, o Lengua y Costumbres, o Lengua y Arte, o Religión y Costumbre. Aquí empezamos a vislumbrar que todos estos elementos, por separado, no valen lo que valen todos juntos, integrados, como partes significativas de un todo vital. Tal como se dan en la realidad social de un grupo humano. Jamás aisladas; siempre integradas, siempre mutuamente compenetradas, mutuamente auto-influenciadas.


3.7. Podríamos preguntarnos: ¿cuándo algo puede llegar a constituir “patrimonio cultural”.? ¿En qué condiciones y forma?. Creemos que esto ocurre cuando un conjunto de bienes, creados por personas individuales (albañiles, arquitectos, músicos, escultores, escritores, poetas, historiadores o técnicos), sobrepasa el estrecho mundo de lo privado e invade el mundo de lo público. Lo que se hace público, se hace propiedad del pueblo. Y al hacerse bien público, ya no puede ser reclamado como algo privado o particular. Cuando un Mecenas crea, con sus bienes personales, un Museo y lo lega a la comunidad o a una ciudad, lo hace inmediatamente público. Y por ese mismo hecho, deja ya de tener derecho sobre ese bien. Pasa a tener el mismo derecho que los demás, integrantes de ese pueblo. Fue por un tiempo privado, pero traspasó las fronteras de lo individual y se hizo bien colectivo, comunitario. De este modo y no de otro, han nacido los Museos y los Centros Culturales Comunitarios o las Casas de la Cultura, fruto de las donaciones de particulares insignes. Se ha sobrepasado el ámbito de lo individual y se pasa a pertenecer al ámbito de lo colectivo o social. La riqueza individual, pasa a ser riqueza y bien colectivo, bien de todo un pueblo, pasa a ser un bien “compartido”.


3.8. Pero podríamos preguntarnos ahora, ¿por qué llegan esos bienes a constituirse un día en patrimonio local, regional, nacional o internacional?. La respuesta a esta pregunta nos introduce bruscamente en el mundo de lo que constituye o forma la esencia de la cultura: el compartir valores. La clave, a nuestro juicio, de la importancia vital del “patrimonio cultural” es la capacidad de crear bienes que puedan ser compartidos, es decir, valorados corporativamente por muchas generaciones. Crear instancias de fomento y estímulo de patrimonio cultural es , pues, además de una gran responsabilidad en sí, una ocasión única para enriquecer culturalmente a nuestros semejantes, miembros de una misma comunidad o pueblo, de elevarlos culturalmente, de hacerlos más personas, más hombres. Hay, pues, cosas que son valorables a nivel local; otras a nivel regional o nacional. La ciudad de Valparaíso, por ejemplo, ha pasado a constituir un bien universal, patrimonio de la humanidad; Las salitreras Humberstone y Santa Laura, en las cercanías de Iquique, un patrimonio regional, valiosa expresión de un sistema de vida y explotación regional, con una arquitectura propia y representativa. Chuquicamata, por tanto, bien podría llegar a pertenecer a este tipo de patrimonio, si se cumplen adecuadamente las condiciones para ello.


3.9. ¿Cualquiera puede llegar a crear “patrimonio? La pregunta no es ociosa, y nos lleva a buscar quién es creador o artífice de “patrimonio”. Creemos que no cualquiera ciertamente. Creemos que son aquellos, muy pocos, que logran éxito social en sus creaciones, es decir, aquellos que son , de alguna manera “genios” en sus propias comunidades y logran crear estructuras de pensamiento y de acción traducidas en legado visible, perceptible, que logran pasar a la posteridad y evitar la muerte, por haber sido “aceptados”, “acogidos” y “reconocidos” como valiosos. Por eso es que logran sobrevivir, porque se convierten en un bien comunitario. Estos artífices – en el caso de ser conocidos- pasan a ser, en cierta medida, “héroes culturales” de los pueblos o comunidades. Estos pueden ser poetas, historiadores, arquitectos, artesanos o músicos que lograron exteriorizar, en su propio lenguaje artístico, lo propio o peculiar de su pueblo, o han querido plasmarlo en formas y figuras representativas del “alma popular”, o si preferimos, de la “conciencia popular”. Tal vez muchos podrán producir “bienes culturales” de variada especie, pero serán muy pocos aquellos que lleguen a diseñar productos culturales perdurables, apetecibles por la mayoría, degustables por todos o casi todos, y, más aún, a lo largo del tiempo. Estos son, creemos, verdaderos ”héroes culturales” capaces de crear y/o enriquecer el patrimonio cultural de un pueblo. Son, de hecho, los transmisores natos de la herencia cultural de los pueblos.


3.10. Concluimos con esto que, para que ciertos bienes culturales logren alcanzar el atributo de “patrimonio” de una comunidad, (y, por tanto, merezcan perpetuarse) necesitan imperiosamente cumplir con ciertos requisitos que consideramos fundamentales: es decir que:

a) que esos “bienes” hayan surgido del seno mismo o en el seno mismo de la comunidad, sea porque hayan sido producidos por ellos (en caso de invención propia), sea porque hayan sido aceptados y acogidos por ellos como propios (en el caso de integración o asimilación de elementos o estilos ajenos);


b) que tales “bienes” sean compartidos por todos o la mayor parte de la población;

c) que dichos “bienes”, por tanto, tengan especial significación para la mayoría de la población;

d) que dichos “bienes”, compartidos y significantes, sean altamente valorados por parte importante de la comunidad;


e) que esos “bienes”, por tanto, se convierten así en elementos irrepetibles, únicos en el mundo y, por fin,


f) y, Por que sean merecedores, por tanto, de perpetuarse en el tiempo.


3.11. ¿Qué ¿Por qué cuando hablamos de “patrimonio”, surge inevitablemente la idea inmediata de defensa o protección? ¿Por qué todo patrimonio es per se algo que debe ser protegido?. ¿Por qué dicho patrimonio resulta muchísimas veces vulnerable?. ¿Qué es lo que se defiende o protege en estos casos? ¿Contra quién, o contra quiénes, se defiende o protege?. Preguntas todas que apuntan hacia un aspecto de la dinámica cultural que es efecto del “progreso material”: la facilidad con que el ser humano olvida el pasado, o lo destruye, so pretexto de construir algo que cree ser mejor.


Se trata aquí de la conciencia anclada en un pueblo de que hay elementos que no deben destruirse, por su valor intrínseco, lleva, inevitablemente, a defender y proteger lo valioso para él que puede ser destruido o modificado; todo lo que puede sufrir daños. Y sobre todo, lo llevará a defender lo que es único e irrepetible, lo que no puede ser nuevamente producido o elaborado. Si concordamos con el pensamiento de que el hombre, a través de la historia, ha ido acumulando no solo conocimientos sino también “obras”, parece lógico pensar que aquellas consideradas “obras maestras”, fruto maduro de su invención, permanezcan en el tiempo para enseñanza de las futuras generaciones humanas. Para que queden como mudo testimonio de la manera como el hombre supo conquistar y domeñar la naturaleza, creando formas específicas y bellas de habitar, poblar y disfrutar, aún en los ambientes más difíciles y hoscos.


3.12. Por todo lo dicho hasta aquí, no nos ha de sorprender el que las mejores y más comprehensivas definiciones de “cultura”, encierran siempre la idea de “tradición“, de “traspaso” de riquezas acumuladas por el hombre, de “legado” transmitido de generación en generación. Porque la cultura es algo acumulativo, algo que se va creando, se va sumando a lo largo del tiempo, con el aporte de muchos individuos o grupos humanos. La cultura, además, es algo esencialmente “aprendido”, esto es, no es algo innato en el ser humano. Se aprende lo que sirve para mejor desempeñarse en el habitat. Lo que no nos sirve, simplemente lo desechamos y botamos a la basura. Pero desde el momento en que en todas las culturas existe el concepto de “patrimonio” como algo heredable y perpetuable, quiere decir que es algo esencial al ser humano, y por tanto, parte de su identidad misma.


C Cuando hablamos de “patrimonio cultural”, estamos hablando de un conjunto de conocimientos, vivencias, o expresiones creadas por el hombre para adaptarse al lugar físico donde le toca vivir, experiencias que son traspasadas, “heredadas” a los descendientes para su mejor desempeño en el medio físico donde debe vivir. El “patrimonio”, pues, es una herencia útil para los descendientes, es decir, representa un conjunto de elementos que le permiten “vivir mejor”, gracias a la experiencia probada, acumulada, del pasado.


3.13. Por fin, creemos que el concepto de “patrimonio cultural” es algo inseparable del concepto de identidad (local, regional, nacional). Ya lo hemos de alguna manera insinuado antes. Es decir, la identidad propia (como pueblo, como ciudad, como país), se va construyendo con el aporte de lo que es propio y constitutivo nuestro y nos diferencia de los demás. ¿Qué es lo que nos diferencia de los demás?. Creemos que es, precisamente, el conjunto de aquellos rasgos de la cultura que hemos heredado de nuestros antepasados, y que nos ha parecido especialmente valioso conservar, proteger y defender. Aquello que consideramos “nuestro” por antonomasia. Aquello que nos diferencia explícitamente de otros (pueblos, ciudades, regiones, países.


3.14. Al final de nuestra reflexión antropológica, hemos llegado a la idea-fuerza de que el patrimonio cultural propio es de tal valor y significancia, por constituir en sí mismo el pilar fundamental de la identidad propia. En otras palabras, no hay identidad posible, sin patrimonio cultural propio. Seríamos simplemente “copias” exactas de otras culturas o grupos humanos, simples “clones” de terceros. De donde se deduce con meridiana claridad que la única forma de constituir y afianzar la propia identidad, es afianzar, proteger y defender el propio patrimonio cultural. Sin la existencia, protección y fomento del propio patrimonio cultural, los pueblos simplemente verían su pronta desaparición como pueblos, se extinguirían para dar paso a una masa global idéntica, donde la creación individual ha sucumbido ante la masificación y una globalización mal entendida. Dicho de otra manera más expresiva: la mejor manera de destruir la identidad de un pueblo o país, es negar o destruir el propio patrimonio cultural. ¿Es esto lo que queremos para nuestras ciudades, pueblos o regiones?. Negar o destruir el propio patrimonio cultural, acumulado tras siglos de esfuerzo y creación compartida por las mentes más privilegiadas, es cavar la tumba del propio país donde se insertan tales pueblos, ciudades o regiones.


Conclusión. Patrimonio y Progreso: ¿contradicción, coincidencia o necesaria complementación?


Por eso sostenemos que el verdadero Progreso y Desarrollo de un pueblo o país radica, precisamente, en la preservación de la propia identidad mediante el respeto compartido por el propio patrimonio cultural. En síntesis, nos atrevemos a decir, con los más connotados antropólogos, que no solo la identidad propia se construye sobre la base del patrimonio cultural propio, conocido y profundizado, sino que es la base del auténtico progreso de los pueblos. Porque el término “progreso” (como lo indica su raíz latina pro-gressus) solo significa dar “un paso adelante” y no incluye para nada la idea de destrucción, olvido o negación del pasado. Las naciones europeas, en este sentido, nos dan ejemplo a diario del valor intrínseco que otorgan a su patrimonio cultural heredado de las culturas pasadas, sin perjuicio de buscar, por todos los medios, alianzas estratégicas y económicas que les conduzcan a un mejor estándar de vida. Y ellas nos han demostrado que ambas acciones no son contradictorias. En ninguna parte como en Europa se ha desarrollado una tan vívida conciencia del valor patrimonial del pasado como verdadera “escuela” para construir, mediante el verdadero respeto por su legado, el futuro de una nación que se precie de su historia y sus tradiciones.


(retocado del original de Marzo 2001, el día 27 de Mayo 2010).




viernes, 21 de mayo de 2010

Oasis de Niebla de Fray Jorge: estudio botánico y climatológico; 1966

Fig. 1. Página 1 del artículo. Vista de ejemplares de olivillo, de gran tamaño. El aspecto general enmarañado del bosque, sorprende grandemente por la latitud tan septentrional en que se encuentra.

Fig.2. Página dos. Plano general de uibicación de los oasis de niebla conocidos en esas fechas.

Fig.3. La foto, aunque algo difusa por la mala calidad del papel de la revista, muestra un ejemplar de un líquen muy característico del paisaje de Fray Jorge, Pseudocyphelaria intricata en una rama de árbol seca.

Fig. 4. Página cuatro. Ejemplar de la cactácea Copiapoa haseltoniana, de la zona costera de Paposo, a poca distancia del mar.


Fig. 5. Página cinco. Interesante Diagrama que nos muestra la notable variación de la vegetación de acuerdo a la diferente altura sobre el nivel del mar.

Un trabajo pionero sobre Fray Jorge, "bosque valdiviano" en la IV Región de Chile.

En Julio del año 1966 - esto es hace 44 años, apareció, en el Boletín de la Universidad de Chile, Nº 67, este valioso artículo de los investigadores botánicos Gerhard Follmann y Pablo Weissner. Sería, este trabajo, al parecer, el primero que intenta ofrecer un resumen general de los oasis de niebla de Chile en su conjunto. Algunos investigadores, como J. Kummerov habían ya escrito(1961, 1962) sendos artículos sobre el oasis de niebla de Fray Jorge, pero no hay referencias a sectores de más al norte.

¿Dónde se encuentra Fray Jorge?

Fray Jorge se encuentra en la ribera norte del río Limarí, a los aproximadamente 30º 40´Sur, en la Provincia de Coquimbo. Es considerado el "bosque más boreal de Chile", por la presencia de especies arbóreas, algunas dotadas de troncos de enorme talla pertenecientes a las especies Aextoxicon punctatum Ruiz et Pav. ("olivillo"), Myrceugenia correafolia Ruiz et Pav.(petrillo) y finalmente, el canelo Drymis winteri Forst. Estas tres especies de árboles, de elevada talla alcanzan aquí el límite septentrional de su dispersión geográfica en territorio chileno. Junto a ellas, existe una variada gama de arbustos y plantas rastreras o trepadoras como la notable Griselinia scandens, llamada "yelmo".

¿Por qué mostramos este antiguo artículo, casi desconocido?

El tema de los ecosistemas de niebla u oasis de niebla" ("Nebeloasen" de los autores alemanes; "fogoasis" en lengua inglesa), viene siendo objeto de estudio por los investigadores del Centro del Desierto de Atacama (CDA) desde hace años, concretamente desde el año 1980 (El Tofo). Por eso nuestro interés aquí por presentar al público aquellos raros artículos, que sólo son conocidos por los experto en el tema, pero que normalmente no se encuentran en nuestras bibliotecas.

Referencia a los oasis de niebla del extremo Norte de Chile.

Son de especial interés los párrafos de este artículo que hacen referencia a los oasis de niebla de la zona norte desértica, situados al Norte de Fray Jorge:

"Este hecho [la falta casi total de estudios de este tipo de ecosistemas] nos muestra la urgente necesidad de completar las investigaciones botánicas en aquellos sectores especialmente favorecidos por las neblinas, antes de que por la acción del hombre estas reliquias botánicas se encuentren aún más diezmadas" (p. 37).

Y hacia el final del artículo, insiste sobre este punto:

"Resumiendo, se puede afirmar que en la costa se produce una penetración de la vegetación hacia el norte, gracias a las condiciones climáticas mas favorables por la presencia de neblinas. Este fenómeno alcanza relieves notables en aquellos lugares donde la configuración orográfica es propicia a la formación de bancos de neblina, produciéndose entonces verdaderos oasis o islas de vegetación" (p. 38).

Este estudio de los aspectos orográficos, topográficos y biogeográficos de la cordillera costera que influyen en la deposición de la niebla en los cerros altos de la costa ha sido, precisamente, el tema obligado de numerosos estudios de nuestro equipo equipo, a partir del año 1980, en el área de El Tofo. (Cf. Cereceda et al.; Larrain et al., 1981-1985 en adelante ).

El interés por explorar nuevas fuentes de agua dulce.

Por otra parte, hoy dia el agua dulce en nuestro planeta se ha convertido en un bien cada vez más escaso, por el que las naciones un día entrarán muy probablemente en disputas territoriales y guerras. Nuestra costa, máxime la septentrional, muestra numerosos lugares donde estas neblinas costeras o camanchacas pueden ser fácilmente capturadas mediante sistemas especiales de malla.

La variabilidad topográfica de nuestra cordillera de la Costa ofrece lugares de muy disímil captación, razón por la cual es preciso realizar precisas mediciones por un cierto lapso de tiempo, en determinados lugares, para asegurarse de la cantidad obtenible del recurso. Fray Jorge, sin duda, es uno de ellos y, tal vez, el lugar más emblemático de todos en la costa norte chilena. También, es uno de los pocos lugares que ha sido intensamente estudiado por los científicos, tanto geógrafos como botánicos y ecólogos.

Eco-antropología de los oasis de niebla.

Dada la posibilidad cierta -ya comprobada- del aprovechamiento de este recurso "niebla", para la obtención de excelente agua dulce en muchos lugares elevados de nuestra costa septentrional, sea para el uso humano o para plantaciones varias, desde el ángulo ecológico y eco-antropológico, nos ha parecido muy oportuno presentar este valioso y muy poco conocido artículo para enriquecer nuestro conocimiento. En efecto, la presencia humana en estos oasis de niebla y la probada cacería del guanaco efectuada in situ por parte de los cazadores-recolectores de la costa, nos está señalando que los antiguos habitantes habían descubierto, mucho antes que nosotros, las potencialidades en variados recursos (flora, fauna, agua) que estos ecosistemas de nieblas presentaban para la sustentación de la vida.

Estos "nichos de vida" o "islas de vegetación", que especialmente en el extremo norte de Chile vienen siendo estudiados intensamente sobre todo a partir de los años 1958-1960, fueron ocupados y aprovechados por el hombre antiguo, seguramente apenas arribaron éstos a la costa, al menos hacia los 8.000-10.000 A.P. Por entonces, sin duda, las condiciones climáticas eran mucho màs favorables que ahora para el desarrollo tanto de la vegetación, como de la fauna útil para la vida humana. Y, en este sentido, el tema intersea a la eco-antropología

Tenemos larga experiencia en este campo.

Por nuestra larga experiencia llevada a cabo en distintos lugares como en El Tofo, Falda Verde (Chañaral), La Serena, Paposo, Cerro Moreno y Alto Patache, podemos asegurar que este recurso perpetuamente renovable, esta disponible en decenas de lugares, no pocos de ellos en la cercanía inmediata de pueblos costeros o caletas de pescadores. Recurso que, indudablemente, podrá ser algún día bien aprovechado por las comunidades en el futuro. Y ojalá sea para ellas, y no para consorcios mineros o industrias poderosas que terminen apropiándose del recurso, como ya ha desgraciadamente ocurrido con el agua a lo largo de todo Chile por la permisividad de la Ley.

(segmento en preparación: 21/05/2010: retocado el 27/05/2010)).

miércoles, 19 de mayo de 2010

Un prisma para mirar el desierto: El "Centro del Desierto de Atacama" de la Universidad Católica.

Fig. 1. Portada del artículo. Presentación del "Centro del Desierto de Atacama", de la Universidad Católica de Chile. Antecedentes históricos de trabajos de investigación de sus académicos universitarios en la Región de Tarapacá.

Fig. 2. Página dos del artículo.Escenas reales de investigaciones in situ realizadas en los oasis de niebla de Alto Patache y Cerro Guanaco (2006-2008). Se valora el trabajo en terreno realizado en un equipo multidisciplinario.

Un artículo que compendia los objetivos de este nuevo Centro de la Universidad Católica.

Presentamos hoy este pequeño artículo nuestro referido a la reciente fundación del "Centro del Desierto de Atacama", de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Fue publicado en una pequeña revista turística regional de Iquique, titulada Puerto Mayor, y apareció en el mes de agosto 2008 (Año 2, número 16:13-14).

¿ Su objetivo?

Explicar el porqué de este Centro y su nacimiento como fruto maduro de largos años de investigaciones de geógrafos, geólogos, historiadores y antropólogos vinculados a la Universidad Católica.

¿Sus metas?

a) dar cabida a varios investigadores, pertenecientes a diversos departamentos o decanatos de la Universidad Católica que desde antiguo venían realizando tareas de investigación en el Norte Grande de Chile, con escasa vinculación y contacto entre ellos;

b) formar equipos mixtos de investigación, tanto de las ciencias humanas como de las ciencias fìsicas, geográficas , con el objeto de obtener una visión mas holística y completa para enfrentar los complejos problemas regionales;

c) optimizar los recursos para la investigación;

d) apoyar los esfuerzos de comunidades y pueblos en pos de su desarrollo, siempre teniendo en la mira la propia identidad regional;

e) atraer e invitar a investigadores de los Institutos y/o Universidades locales a proyectos conjuntos, con el ánimo de favorecer el encuentro entre loscien tíficos y académicos de la Región;

f) Obtener una visión más completa de las problemáticas locales, sobre la base de un conocimiento más profundo de su escenario geográfico-físico, mediante un manejo más cabal y más expedito de la cartografía regional . Se valora el aporte de la geografía a la investigación regional.

g) Cimentar las bases de una educación ambiental consciente de las problemáticas regionales

Sus desafíos:


a) Identificar los principales problemas tanto físicos como humanos que determinan el futuro del desarrollo de las Regiones que conforman el Norte desértico;

b) Lograr un acercamiento constructivo y de colaboración mutua con los Centros de Estudio regionales ya preexistentes;

c) Obtener para esta Región de Chile el aporte académico y científico de connotadas universidades extranjeras, interesadas en el conocimiento y estudio del desierto;

d) Conseguir el apoyo ciudadano, en especial de las poblaciones más marginadas como son las caletas costeras y las comunidades indígenas del interior, lugares donde menos llega hoy la ayuda estatal, mediante la detección de sus problemas básicos y el análisis y estudio de los mismos.

Continuadores de la obra pionera de la revista "Norte Grande".

Con estas premisas in mente, el Centro quiere poner por obra lo que la Revista "Norte Grande," su primera creación en el tiempo, afirmara en su editorial del mes de Marzo del año 1974, hace exactamente 36 años: "contribuir a la profundización de los estudios regionales que el Norte de Chile requiere tal vez con mayor intensidad que otras zonas geográficas del país; analizar y difundir materiales de estudio que sirvan para interpretar y comprender la vida de las comunidades antiguas y modernas, para así ofrecer a las entidades estatales una base documental seria para sus proyectos de desarrollo".

El actual "Centro del Desierto de Atacama", creado por iniciativa del Rector de la Universidad Católica don Pablo Rosso R. en el año 2007, pretende seguir siendo fiel a estas premisas, trazadas al calor y al fragor de las experiencias de campo de sus pioneros en la Pampa del Tamarugal y Quebrada de Tarapacá.

Estas premisas calzan perfectamente bien con el enfoque eco-cultural de raíz tanto geográfica como antropológica que le han señalado sus primeros iniciadores y, en este sentido, se insertan en una visión eco-antropológica de las culturas humanas pobladoras de los territorios del desierto más árido de la tierra.

El "Centro del Desierto de Atacama", radica hoy en las dependencias del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile y su Directora es la geógrafa Pilar Cereceda Troncoso, autora de numerosas obras en el campo de la Geografía de Chile y de la Educación Ambiental. Posee una filial enla zona de Iquique, donde se encuentra la Coordinación Regional y la Casa-Estación del Oasis de Niebla de Alto Patache.

(mayores antecedentes en www.ceda.uc.cl y el blog http://eco-antropologia.blogspot.com)

viernes, 14 de mayo de 2010

Ataque a mansalva a los ecosistemas marinos: la explotación irracional de las algas costeras.


Fig. 9. Caleta Caramucho desde la carretera costera. Se observa un enorme camión ya cargado, a punto de partir rumbo al puerto. A la derecha, bodega de acopio llena de sacos listos para el embarque.La operación se realiza a vista y paciencia de todo el mundo; la autoridad poco o nada hace por evitar este sistemático despojo y destrozo de nuestro ecosistema litoral. (Foto H. Larrain 5/06/2010).

Foto 8. Huiros extendidos a la orilla del mar para secar, y material ya ensacado. Caleta Caramucho, (Foto H. Larrain, 5/06/2010).

Foto 7. El camión fotografiado en la foto 6, se cruzó a la entrada del sitio de acopio, con este otro camión, de mucho mayor tamaño, que partía ya cargado con unos 200 sacos del huiro molido y desmenuzado, rumbo al puerto. (Foto H. Larrain, 5/06/2010).

Fig. 6. Nos tocó sorprender el momento exacto de la llegada de este camión pequeño, cargado de atados de huiros. Sus dueños son huireros de más al sur que trafican hoy libremente con este producto de la depredación costera. Procede de alguna de las caletas del sur de Iquique. (Foto H. Larrain, 5/06/2010, a las 10.12 hrs.)

Fig. 5. Caleta Caramucho. Enorme acopio de sacos en bodega con el material del alga ya desmenuzado y molido. Listo para el despacho a puerto de embarque rumbo al exterior. En esta bodega, se observó una cantidad aproximada a los 500 sacos listos. (Foto H. Larrain. 5 Junio 2010).

Fig. 4. Atados de huiros ya secos, que provienen de diversas caletas y roqueríos de la costa sur de Iquique. Aquí en Caramucho se amontonan, esperando ser molidos, envasados y remitidos en sacos hacia los puertos de embarque. (Foto H. Larrain, 5 de junio 2010).

Fig. 3. Talos del alga feofícea Lessonia nigrescens, expuestos al sol. Entre éstos, cantidad enorme de cadáveres de pequeños crustáceos, moluscos, larvas y aún insectos de la familia Tenebrionidae. ¿A quién le importa esta lenta pero inexorable destrucción del ecosistema costero?. La autoridad aún no toma cartas en el asunto (Foto H. Larrain, 5 junio 2010). Día llegará - y pronto- cuando los pescadores de las caletas se conviertan en meros depredadores del medio litoral, no en sus protectores y cuidadores. Es urgente revertir esta situación y crear conciencia al respecto.

Fig.2. Montones de algas de Lessonia nigrescens, secándose al sol en la caleta de Caramucho. sur de Iquique A la espera de su corte y despacho en camiones a los puertos de embarque hacia el Japón. Caramucho recibe diariamente toneladas de algas que vienen de distintas caletas y playas del sur de Iquique. Aquí se compra, se acopia, se muele y finalmente se ensaca. (Foto H. Larrain, Junio 2010).

El siguiente aviso, que se puede leer en Internet hasta hoy, señala vergonzosamente:

"COMPRO ALGAS LESSONIA NIGRESCENS Y LESSONIA TRABECULA",

Luego, detalla antecedentes varios que se solicita al posible vendedor. Este aviso, de por sí, vulnera gravemente la sustentabilidad de nuestro ecosistemas costeros, en particular las áreas donde prospera el alga parda, denominada también "chascón" o "huiro negro", La falta total de control frente a este "ataque frontal", es realmente pasmosa. ¿Qué ocurre con nuestras autoridades marítimas encargadas de su vigilancia y protección?. "Algo huele a podrido en Dinamarca", nos atrevemos a afirmar. Avisos publicitarios como el señalado arriba, lo único que hacen es acentuar y fomentar el daño. Es pagar por hacer daño. Es medrar y enriquecerse a costa de la destrucción de nuestros ecosistemas litorales. Y esto, además de demencial es francamente criminal. Por eso lo denunciamos aquí.
Fig. 1. Un camión cargado hasta el tope con algas secas. Es el producto de la recolección de varias caletas al sur de Iquique. Se dirige probablemente al lugar de acopio y molienda de Caramucho. Foto captada en la tarde del dia 26 de Marzo 2010 , a la altura de Chanavayita. (Foto H.Larrain, desde nuestro vehículo en movimiento).

Presentamos aquí un antiguo artículo nuestro (escrito en 1982) sobre el tema de la explotación irracional de las algas marinas, en especial las algas pardas o Feofíceas, comúnmente conocidas como "chascones o "huiros negros".

Como este problema sigue vigente aún en nuestro Norte Grande, nos ha parecido oportuno ponerlo nuevamente sobre el tapete, por su urgencia, su magnitud y su relevancia para la supervivencia de los ecosistemas marinos litorales.
Fig.1. La foto muestra playas casi intocadas al Norte de Tocopilla. En primer plano, la playa "La Cuchara" donde acampamos en Marzo 1978, al lado de un pequeño conchal arqueológico. (Foto H. Larrain, 1978).

Foto 2. Sectores cubiertos por paños de algas expuestas al sol, para secarse. Zona de Yape, sur de Iquique. Una solitaria ruca de huirero. Bastan tres días de asoleo para que las algas, ya secas, puedan ser recogidas y llevadas a los lugares de molienda. y acopio (Foto H. Larrain, 1978).

Foto 3. Montones de huiros secos, listos para la recolección. Cada uno ostenta la "marca" peculiar dejada por su dueño, consistente en un diseño particular hecho con conchas marinas. Cada recolector posee su propio sistema de marca, indicativo de su propiedad. La fotografía muestra la zona litoral de la caleta de Cobija, a corta distancia de las excavaciones arqueológicas en curso, por obra de la arqueóloga danesa Bente Bittmann (Foto H. Larrain, Marzo 1978).

Hasta aquí nuestro artículo acusador del mes de agosto de 1982.
Por su enorme actualidad en nuestras costas iquiqueñas, hemos decidido ponerlo al servicio de nuestros lectores porque consideramos que la situación entonces descrita, poco o nada ha cambiado hoy, desgraciamente. Tal vez, incluso se ha agudizado hoy con la clara displiciencia por parte de las autoridades marítimas ,a quienes les corresponde fiscalizar el litoral. No se observa que se haga nada al respecto.

Por esas fechas (1982), y desde varios años antes, los biólogos marinos, entre ellos Juan Carlos Castilla y Bernabé Santelices, de la Universidad Católica, ya habían dado la voz de alerta. La sobre-explotacion del medio litoral auguraba resultados desastrosos para el futuro del ecosistema marino litoral si no se tomaba urgentes medidas precautorias y protectoras.

Pero sus reclamos permanecieron semi ocultos -¿o ignorados a sabiendas?- en la maraña de artículos científicos de la época y no fueron suficientemente difundidos. Porque la autoridad, hasta la fecha en que escribimos, nunca ha tomado en serio este problema. Cuando uno pregunta por què no se toman medidas drásticas, la autoridad marítima se deshace en explicaciones que no convencen a nadie. El estatuto legal correspondiente, al parecer, tampoco otorga facultades para perseguir severamente a los responsables. ¿Hasta cuándo tendremos que esperar?.

Atacar el mal en su raiz.

El mal hay que atacarlo en su raíz. No persiguiendo y multando a los pobres extractores ilegales del producto (los pescadores de las caletas y otros), sino a los compradores y a los que procesan y muelen el alga en los centros de acopio. Si atacamos por esta vía, los pescadores y extractores ilegales (huireros) no tendrían a quien vender y se acabaría de inmediato el abuso. ¿Tendrá la autoridad competente las agallas para actuar en esta forma?. Lo dudamos.

El problema es harto más complejo.

El problema es más complicado de lo que se cree, pues los pescadores de nuestras caletas hoy dìa pasan por graves problemas de supervivencia, no resueltos. La pesca es una trabajo aleatorio: todo depende del mar. Si hay fuertes marejadas, deben permanecer en tierra. Si se presenta el "Fenómeno de El Niño", desaparece gran parte de las especies, huyendo de las aguas cálidas y no hay pesca. Las fuertes marejadas que ocurren casi todos los años, les destruyen los aparejos de pesca y las jaulas de cultivos que afanosamente han cuidado por meses. Los Proyectos de cultivos marinos, de esta forma, sufren en unos días la destrucción casi total de los esfuerzos de meses o años de paciente espera.

Una visión interdisciplinaria.

La supervivencia de nuestras caletas costeras, a nuestro juicio, debe se producto de un estudio mucho más profundo e interdisciplinario. Es un grave error el creer que por estar en el litoral, deban su habitantes vivir únicamente del mar. ¿Y la tierra adyacente? ¿Acaso no podrían sus mujeres y jóvenes hacerla producir?. Lo que hoy vemos en materia de producción agrícola en las parcelas de Los Verdes, nos ofrece tema para meditar. Cremos y siempre hemos sostenido que la pervivencia en el tiempo de las caletas depende de su auto-suficiencia en varios rubros de producción simultáneos, combinados. Puede ser horticultura, turismo de playas, turismo de mar, Museos de Sitio, etc., además de la pesca en bote y el marisqueo normal de orilla.

Enfoque económico multidisciplinario.

Hay mucha gente que pagaría por ver pescar y, a la vez, participar en la faena; por ver mariscar y participar activamente; por pasear en alta mar con un experto que te explique qué especies se puede observar en el mar. Pero este enfoque económico, esencialmente multidisciplinario, supone una nueva y revolucionaria visión del porvenir de las caletas costaneras. En esta perspectiva, otros especialistas -no solo los ingenieros pesqueros y biólogos- deben llegar a hacer aqui su significativo aporte. Y hace mucha falta.

Volvemos a la carga hoy día apoyados por los porfiados hechos. Veamos qué está pasando hoy día en nuestro litoral y nuestras playas.

¿Que esta ocurriendo hoy a vista de todos?.
1. En todas las caletas del sur de Iquique, sin excepción, se destronca, extrae y comercializa el alga llamada "chascón" (Lessonia nigrescens), en cantidades enormes;

2. La fiscalización por parte de la autoridad mariíima es casi nula, y las multas cursadas, ridículas;

3. Las excusas dadas por la autoridad, son infantiles; en realidad, no se observa intención real de controlar el daño al ecosistema marino, tal vez porque no existe una conciencia profunda del daño inminente;

4. Hay varios lugares, entre ellos la caleta Caramucho, que tienen hoy poderosos centros de acopio y molienda, donde se compra el producto extraido ilegalmente por cualquiera, y donde se transan fuertes cantidades de dinero;

5. Este poder de compra genera y fomenta la proliferación de la extracción ilegal, por cualquiera que desee hacer dinero rápido;

6. En la faena, no solo se "poda" el tallo (" se llama talo") del alga; se corta de raiz y se arranca el disco adhesivo, origen de la planta;

7. Los huireros no tiene ninguna formación previa para saber cómo cortar , dónde cortar y qué cortar. Simple y llanamente arrancan "todo lo que pillan";

8. El mal hay que atacarlo en su raíz: la compra masiva e ilegal del alga. Los pescasdores o huireros no son los responsables. Si se corta en seco esta fuente constante de compra, cesa de inmediato el flagelo de la destrucción del recurso;

8. Las autoridades deben proteger a la comunidad nacional que exige la conservacion y proteccion de este recurso, que es parte de su fuente alimentaria para el futuro;

9. Actuemos decididamente hoy para que no tengamos que arrepentirnos mañana: domani è troppo tardi": "mañana puede ser demasiado tarde" ,ya nos lo decía la famosa cinta de cine italiana en 1950.

10. Si observamos que la autoridad nada hace, levantemos firmemente nuestra voz y exijamos en todos los foros que se respete el derecho a vivir de nuestras futuras generaciones, hoy amagadas por lo que se hace o, mejor dicho, por lo que por negligencia culpable se deja de hacer.

bilbliografia recomendada:

(Sobre este tema no deje de consultar el excelente artículo de J. A. Vásquez y B. Santelices: "Comunidades de macroinvertebrados en discos adhesivos de Lessonia nigrescens Bory (Phaeophyta) en Chile Central", publicado en la Revista Chilena de Historia Natural, 57: 131-154 (1984).

También revise el artículo educativo sobre este mismo tema, escrito en lenguaje muy asequible para alumnos de los colegios, editado por los mismos autores en la red en: http://valoraciencia.cl/guía/16-profe-lessonia.pdf
(Retocad0, con adición de fotos y leyendas actualizadas, el día 12/06/2010).
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