martes, 30 de diciembre de 2008

Descripción de Pica: su población, fruticultura y sistemas de riego (1765)

En los párrafos que siguen, analizaremos la Descripción de Tarapacá de don Antonio de O´Brien, escrita en 1765, destacando en especial aquellos aspectos que dicen relación con nuestro enfoque ecológico-cultural. La página que presentamos más abajo procede del original del Archivo de Indias (Sevilla).

F0to de una copia del documento original, del Archivo de Indias, mostrando los párrafos 71 y 72 de la Descripción de Tarapacá, del sevillano Antonio de O´Brien, 1765.


El Capítulo Sexto de la "Descripción de Tarapaca", fue destinado por don Antonio O´Brien a la descripción del oasis de Pica. En esta detallada descripción se hace referencia a su gente, la composición étnica de la misma, y al rubro de la agricultura local, especialmente su fruticultura. De gran interés resulta la descripción de los sistemas de obtención y conducción de agua, mediante socavones o canales subterráneos, al modo de los qhanats del Oriente, los que perduran hasta el presente. También nos interesa aquí reseñar la enorme producción de vino que se realizaba en el área de Pica-Matilla-Quisma, lo que traía consigo la elaboración de gran número de botijas y tinajas, en las llamadas "Botijerías".

De estas "Botijerías" , hemos encontrado ruinas y rastros patentes al menos en dos lugares, tanto en Comiña como en el "Valle" [de Quisma], en el lugar denominado "Botijería", donde hemos encontrado fragmentos de botijas por centenas y pruebas inequívocas de su confección y quema in situ. Su demanda fue enorme, a juzgar por las cantidades de botijas que reseñan las fuentes. Lo que indudablemente contribuyó a la propagación de las "botijerías" o fábricas de botijas. Este tema específico está siendo hoy objeto de estudio por parte de uno de nuestros estudiantes, el señor Víctor Bugueño García, cuya Tesina y Tesis (2008 y 2009) versan, sobre este mismo tema.

Haremos hincapié en algunos aspectos de ella, profundizando en su contenido, aquellos que nos parecen más novedosos desde el ángulo de la eco-antropología.

He aquí el texto:

Sus producciones

[Nº 72] Este Pueblo dista del de Tarapacá a la parte del Sur, Diez y nueve leguas, en un arenal muy penoso y todo el Camino lo es, aunque llano, por las muchas piedras sueltas, y arena que ay en él, y por no aver agua, ni leña asta llegar a la quebrada de la Calera; los Zerros que forman esta quebrada braman mui a menudo, al modo que la Mar, quando se oye su Reventason de lexos, en este sitio [La Calera] ay una pequeña azenduela, que produce mui poca alfalfa, algunos higos, sapallos y sandillas. Se riega por medio de un socabon, y en la casa de esta Hazienda no se habita particularmente de noche por las muchas chirimachas [vinchucas]."

Destacamos en este fragmento del texto la presencia del aislado oasis de La Calera, existente hasta hoy y propiedad privada, donde aún hoy existe agua que permite algunos cultivos. El tramo antiguo del camino o huella que unía, como en los tiempos de O´Brien, Tarapacá con la Calera no es traficado desde hace mucho tiempo y es hoy intransitable, salvo para cabalgaduras. Siguiendo el modelo español tomado de Andalucía desde tiempos moriscos, el sistema de socavones o qhanats fue implantado por los primeros residentes españoles, a partir del siglo XVII. No existen antecedentes que lo hagan remontar al siglo XVI.

Caracterización étnica de su población

[Nº 73] "Este Pueblo de Pica es Curatto y Cabesa de Doctrina, su poblacion se compone de bastante Gentte española, muchos negros y Mulatos, Cholos y Mestizos, entre los cuales ay muchos Esclavos, Ochenta y quatro Yndios de tributo y algunos europeos transeuntes, incluiendo el Asiento de San Antonio de Matilla distante una Legua del Pueblo de Pica, que toda ella está poblada a trechos con catorze Haziendas de Viñas, en las que viven los Dueños con sus familias que llegan al numero de seiscientos vezinos de Padron".

La mezcla de población en este tiempo (1765) nos asombra. Hay "muchos negros", sin duda casi todos o todos, esclavos o libertos. Sus genes han sido transmitidos a no pocas familias aldeanas de Pica, que ostentan hoy claros rastros negroides en sus facciones. No resulta difìcil distinguirlos de los descendientes de aymaras. Es el caso de familias que se radicaron, por ejemplo, en la quebrada de Tasma. Contra la difundida tradición local que atribuye a Pica una población de origen predominantemente indígena, versus una población mayoritaria de origen español para su vecina Matilla, el texto resulta explícito: su población "se compone de bastante gente española". Sería errónea, por lo tanto, la aseveración tan repetida por matillanos de que en Pica sólo radicaron indios y sus descendientes. De acuerdo a O´Brien, ya existía por entonces una enorme mezcla racial, encontrándose tanto españoles puros, como miembros de todas las castas: indios, mestizos, zambos y mulatos. La población indígena pura es calculada por O´Brien en su época en 84 indios de tributo, lo que correspondería, aproximadamente, a unas 420 personas, si aceptamos la ratio 1:5, es decir un tributario por cada cinco personas en cada familia. "Tributario" era considerado cualquier varón de edad entre los 16 y los 50 años capaz de trabajar, y por tanto, aportar con el tributo.

La población de vecinos empadronados del pueblo de Matilla nos asombra. 600 vecinos, es decir, unas 120 familias, repartidas en 14 " haziendas" o predios agrícolas, sin contar los habitantes del "Valle" de Quisma, que son más bien esclavos libertos o indios, al decir de O´Brien: "los Yndios de tributo y algunas otras gentes libres tienen [aquí] algunos pedacitos de viñas....". Es decir, los indígenas autóctonos u originarios fueron relegados al "Valle" al igual que los esclavos libertos por variadas razones. Quedando reservadas las mejores tierras tanto en Pica como en Matilla para los españoles y sus descendientes, muchas veces mestizos. De donde habría que concluir que los "Ballesteros", (como se denominó a los habitantes residentes en este valle de Quisma) habrían tenido predominantemente este origen étnico (indígena y negro), aun cuando sus apellidos fueran casi siempre españoles castizos. La adopción de apellidos españoles por parte de los esclavos negros, era muy frecuente en Pica y Matilla, tal como lo señala explícitamente el investigador y arquitecto, Patricio Advis Vitaglic en su libro La Iglesia Colonial de San Antonio de Matilla, su origen, su fechado sus transformaciones, 1995. No nos ha de sorprender, pues, que la inmensa mayorìa de los apellidos de las familias ballesteras, sea de origen español. Una lápida de piedra erigida al costado de la pequeña iglesia dedicada a Santa Rosa de Lima, a la entrada del Valle de Quisma, registra los apellidos de las familias ballesteras que fueron privadas del agua de sus parcelas cuando el gobierno chileno decidió, en la década del 1920, entubar las aguas de la vertiente de Chintaguay para llevarlas a la ciudad de Iquique, secando en consecuencia todo el valle y obligando a su shabitantes a emigrar. Muchas familias lo perdieron todo.

Vitivinicultura del oasis y comercio


"Estas Haziendas producen con el agregado de la Quebradita que llaman el Valle de diez y seis, à Diez y ocho mill Botijas de buen Vino, de à cinquenta y cinco libras de peso cada una, y lo benden a seis, siete y ocho pesos, dáse cantidad de Higos que secos los venden a dos pesos [la] arroba, algunos Melones, Sandillas, muchas Guayabas, y Sapallos, pocas Peras, Limones sutiles, algunos de Castilla que llaman Reales, mui raras Naranjas, y algunas Chirimoyas, no tiene mas Pasto que alguna Alfalfa, ni otra Leña que las ramas secas de sus Arboles, y se ven obligados de ir a buscar, la que han de menester, à Doze leguas de distancia lo mas cerca. Carece este Pueblo de todos los demas generos de comestibles, los que salen a buscar, à los Pueblos y Provincias comarcanas, à las que conducen sus vinos, y frutas, para cambiarlos por Maíz, trigo, carnes, manteca, sebo, graza, Papas, Quínoa, y otros Víveres".

En las fotos que siguen, se muestra tipos de botijas en uso en los siglos XVII y XVIII.

Foto 1 Botija típica de mediados o fines del siglo XVII. Colección H. Larrain (Pieza Nº 00014). Hallada enterrada en el patio de una casa particular del pueblo de Matilla en el año 2002. Adquirida a un matillano.


Foto 2. Abertura practicada a la botija de la foto 1 (Pieza Nº 00014) . Siendo las bocas originales muy estrechas, para poder taparlas con corcho, al cambiarse su destino de uso, se amplió artificialmente la abertura bucal para poder introducir otros elementos de guarda: grasa, sebos, semillas, granos y hasta guano. Por lo que hoy es muy raro encontrar especímenes que tengan su boca primitiva  intacta.




Foto 3. Otra de las botijas halladas enterradas en el patio de una casa particular en el pueblo Matilla, en el año 2002, Colección H. Larrain (foto V. Bugueño). Presenta estrías profundas concéntricas alrededor del cuerpo, producidas por el instrumento con que fue confeccionada, en el torno, por el artesano ceramista. Este tipo cerámico es propio del siglo XVIII según la clasificación de Goggin.




Foto 4. Botijas procedentes de la localidad de Matilla (interior de Iquique). La forma de botija que presenta profunda estrías y una cierta cintura en la parte media del cuerpo, como en la Foto 3, es al parecer la más común y así lo hemos podido constatar al reconocer diversas colecciones particulares. En el área de Pica-Matilla donde hemos visitado no menos de cinco colecciones particulares, solo hemos visto una botija completa, con su pequeña boca original. De donde podríamos deducir que, en su inmensa mayoría, se modificó y agrandó notablemente la abertura bucal para poder introducir otros elementos (semillas, frutos secos e incluso guano) distintos del original (generalmente aceite o vino).



Comentario eco-cultural.

El texto original que hemos presentado más arriba, nos ilustra bien acerca de la producción de vinos en el área de Pica-Matilla-Quisma. En primer término, de él queda claro que la viticultura y la producción de vino fue la principal actividad comercial del oasis. El número de botijas que comprendía la producción anual de la viñas del sector, llama la atención. Es considerable: "diez y seis a dieciocho mil botijas". La botija tenía una capacidad variable. Las había muy grandes (como la ilustrada en la Foto 1 y 2) con capacidad para casi cuarenta litros y otras menores, con capacidad de hasta 25 litros (foto 1 a 4). Si calculamos un término medio de 30 litros por botija, estamos hablando de más de 500.000 litros anuales de producción. Toda la producción adicional de frutas se especifica en el texto: los melones, sandillas [sandías], guayabas, limones, peras, chirimoyas, debió ser de poca monta, y más bien para el uso familiar y local. El rubro fuerte de intercambio fue, evidentemente, el vino. Y así lo reseñan otros documentos de la época.



De este modo, podemos comprender perfectamente por qué hubo varios "lagares" en la zona y varias "botijerías", o fábricas de botijas. De los antiguos lagares, donde se preparaba el vino a partir de las uvas, solo queda uno que fue restaurado y se ha logrado mantener: el "lagar de Matilla", situado  al costado NW de la iglesia. Es visitado hoy asiduamente por los visitantes y representa casi la única atracción turística en ese pueblo. Los otros lagares (de los que hubo al menos cinco en el área de estos oasis), se hallan hoy en un lamentable olvido y pésimo estado de conservación. Algunos ya muy destruídos. 

La faena de la pisa de la uva y su posterior depositación en tinajas de gran tamaño, igualmente confeccionadas en la zona, era objeto de una verdadera fiesta, la que ha sido bien relatada en el trabajo de la investigadora Alba Valencia: Matilla. Apuntes etnográficos (Boletín de Filología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Chile., Tomo XXIX (1978): 303-331). La última vendimia de que haya recuerdo, se llevó a cabo en el mes de Marzo del año 1929. La extracción de agua dulce de Chintaguay que fue conducida a la ciudad de Iquique, privó al valle de Quisma y sus parceleros de toda su producción, Y una insensata política de impuestos estatales, aplicada sobre esta producción norteña, obligó pronto a a arrancar las viñas. Y a partir de entonces, Pica será conocida por sus frutales: mangos, cítricos y guayabos. Del afamado vino piqueño, nunca más se supo. De sus antiguas viñas, tan alabadas en el período colonial, nada ha quedado, salvo sus semi derruídos "lagares". Todavía se recuerda el vino producido, entre otros, por la familia matillana "Medina Hermanos", que llegó a obtener premios nacionales.


Sistemas de riego del tipo qhanats, o socavones

"Las Haziendas las riegan por medio de uno socabones que son a modo de conductos o Minas de Comunicacion; tienen una bara de ancho, y dos y media à tres de Alto, algunos tienen serca de media legua de largo. Por esta concavidad q[ue] hazen en el terreno, que es gredoso, y humedo bajo de la Arena estila la tierra en menudas gotas al modo de un sudor, una corta cantidad de agua, que apenas les alcanza para regar las haziendas, de tarde en tarde, y oi ba en tanta disminución el agua que la Hazienda que menos , [h]a perdido una tercia parte de lo que fue en su principio, y muchas se han perdido del todo".

Análisis eco-antropológico de este último texto de O´Brien

Este texto, es de enorme interés ecológico-cultural por las resonancias que posee hoy en día. Veámoslo punto por punto:

a) Se reseña el amplio uso del sistema de los qhanats o socavones por esas fechas y se les describe con mucha prolijidad. Su extensión y largo nos llama la atención. Media legua significa aproximadamente 2.8 km. de largo, lo que no es poco. Pensemos que solo podían ser construídos con pico y pala, pues pólvora no se podía emplear en esos terrenos tan blandos. Y no nos asombra demasiado, pues hasta el día de hoy, los piqueños construyen pozos en el subsuelo de Pica y Matilla, de hasta 30-40 m de profundidad, a mano, con sólo el uso de picotas y palas y recurriendo a primitivos sistemas de extracción con baldes y roldanas, de la arenisca del fondo.

b) Pero muchísimo más nos sorprende el dato de que por entonces muchos de esos socavones se estaban secando. "va [el agua] en tanta disminución..." Se señala que muchas haciendas han perdido por lo menos un tercio del agua que solían tener. ¿A qué atribuir esta merma considerable en los montos de agua en aquellas fechas?. Porque hoy día este hecho no nos sorprendería, pues hemos visto en Pica cómo se han ido abandonando no pocos campos de huertos frutales, por falta de agua en los últimos 15 años. Un ejemplo que conozco muy de cerca es el caso de la propiedad de don José Ugrinovic en el sector Comiña, cuyo antiquísimo socavón dejó de producir agua hace unos ocho o nueve años atrás, secando un hermoso huerto de limoneros. Sus troncos secos hoy languidecen a vista y paciencia de los turistas que circulan hacia Pica. La llamada "cocha de las Ánimas" en la localidad de Pica, alimentada por socavones, fue repentinamente secada por la masiva extracción de agua de varios pozos profundos, construidos en la parte alta del poblado. La masiva construcción de pozos para obtener agua de riego, en el área Pica-Matilla, ha motivado, en general, un fuerte descenso en el nivel freático de las napas. Se habla hoy de la existencia de más de 350 pozos en el área (sin contar los sondajes profundos de más de 100 m. de profundidad) y cada propietario construye los que le place en su terreno, sin regulación o control de ninguna especie por parte de la Comisión de Aguas. Este hecho, de no ser prontamente examinado y sujeto a control , va a provocar a corto plazo la muerte de numerosos huertos frutales, dando un golpe de gracia a la otrora pujante fama del "oasis de Pica".

c) se describe muy gráficamente ("en menudas gotas al modo de un sudor") el modo como aflora y destila el agua por las paredes y techo de los socavones, construidos en la arenisca de carbonatos [yesos] del subsuelo de la región. A lo que parece, todos los socavones del área han experimentado importantes mermas. Algunos se han secado. Nadie ha hecho un estudio serio, posterior al hecho por Brüggen sobre este tema. (Consulte: "El agua subterránea en la Pampa del Tamarugal y morfología general de Tarapacá", Revista Chilena de Historia y Geografía, 1936, tomo LXXX, Nº 88; ver también Brüggen, Fundamentos de la Geología de Chile, Instituto Geográfico Militar, 1959). En esta última obra,el geólogo alemán Brüggen calcula en 13 km la longitud de las galerías o socavones "abiertos por los españoles" (1950: 122).

Pero lo que nadie sabe a ciencia cierta es si la notable disminución observada recientemente (últimos 20 años), constituye un episodio parcial, propio de un fenómeno cíclico, en la alternancia de períodos secos y períodos más húmedos, o, por el contrario, ya se ha impuesto definitivamente un franco y definitivo desecamiento del área, como producto de la comprobada y sostenida disminución de la pluviosidad en el altiplano aledaño en los últimos 50 años, como lo comprueba la pluviometría de la zona.


lunes, 29 de diciembre de 2008

O´Brien: : hidrografía, clima y vegetación de la Pampa

Las observaciones de don Antonio O´Brien sobre el suelo del desierto, las distintas especies de la vegetación nativa, la agricultura de trigo y maíz y las condiciones de aridez del territorio , nos sorprenden gratamente. En todas ellas, muestra una maestría descriptiva que tiene muchísimo de geográfico.

El siguiente texto que hoy vamos a analizar se refiere a las aguas que bajan por las quebradas a la Pampa, a la flora resultante y a lo sistemas de explotación del bosque. Es una verdadera lección de geografía física e hidrografía del territorio donde le tocó vivir siendo Teniente de Gobernador en el pueblo de Tarapacá por espacio de casi una década. Pero también de ecología profunda. He aquí el texto:


"[Nº 77] "Desembocan en este Valle muchas Quebradas que bajan de la Cordillera por las que cuando llueve se despeña copiosa cantidad de Agua Capaz de Regar y fertilisar todo este Valle, particularmente desde el Pueblo de Pica, hasta la Quebrada de Aroma, distancia de veinte leguas. Las Principales Quebradas por donde baja la mayor cantidad de Agua son, la de Aroma, Tarapacá, Mamiña, Macaya, y la de la Calera. Mucha parte de este Valle cría con las humedades de las nieblas, y las que coje el terreno con el agua que corre de las Quebradas que he dicho, un monte bajo y espeso que llaman Pillayas, cuando están verdes las comen las Mulas. Este Monte de Arboleda se ha secado mucha parte de él en las inmediaciones de la Quebrada de Tarapacá, por dos razones: La primera por que siendo el terreno más alto, parece que las Aguas subterráneas corren mas profundas, y no alcanzan los arboles tanta humedad, como necesitan pra su conserbación, no obstante que todavía ay muchos Algarrobos, Tamarugos y Molles en esta parte.

[Nº 78] La segunda porque es mucha la cantidad de ellos que cortan para Leña, hazen carbón y otros menesteres, siendo lo que mas destruye esta Arboleda el modo que tienen de hazer el Carbon que es como diré:

Cortan los Arboles, y los destrosan y quando estan secos juntan una cantidad de ellos, y les pegan fuego, sin otra precausión alguna, y quando les parece que están pasados de fuego los apagan con tierra, y sucede que si pusieron cien quintales de leña, sacaron veinte, o veinte y cinco de Carbon bien malo,
y de este modo an destruido la mayor parte de la arboleda, con mui poca utilidad, y si no se pone remedio vendran a quedar en menos tiempo del que piensan sin Leña ni Carbón ni donde ir a buscarla".

Este texto es notable no solo por sus alcances ecológicos sino sobre todo por la profundidad del razonamiento. Revela no solo la mentalidad de una persona que piensa en el futuro de ese territorio, sino también muestra bien a la autoridad que se preocupa por buscar remedio a la situación que denuncia. Este párrafo final que hemos subrayado, constituye un verdadero manifiesto ecológico, propio de un hombre visionario. No hemos tropezado en nuestras lecturas de documentos de este siglo con un fragmento tan lúcido y elocuente respecto a las nefastas consecuencias de un comportamiento humano totalmente contrario a la sustentabilidad del área en el tiempo. Es un manifiesto que prevé muy inteligentemente lo que ocurriría en el futuro. Y de hecho se adelanta en mucho a la mentalidad explotadora de su tiempo.

Procederemos, como en otros segmentos de nuestro Blog, a analizar con lupa este valioso documento, que nadie sospecharía se remonta al año 1765, es decir hace casi 250 años.

a) El concepto de "valle" en el pensamiento de O´Brien, abarca toda la extensa Pampa del Tamarugal. La pampa entera es, por lo tanto, un "Valle" para él.

b) O´Brien está convencido de que todo este Valle puede ser regado por las grandes avenidas de agua que caen periódicamente en él. Es la visión de futuro de un agricultor visionario y emprendedor. No sé por qué este gesto me recuerda, de improviso, a la figura insigne de don Patricio Larrain Gandarillas, mi bisabuelo paterno, quien igualmente soñó con regar todo el extenso y totalmente seco valle de Mallarauco y se puso en campaña para construir el canal que atravesó el cerro, conduciendo el caudal de agua. Y, luego de años de fatigas, lo logró.

c) Es muy probable que O´Brien haya sido testigo, en su tiempo, de varias copiosas avenidas inundando la pampa del Tamarugal. Por eso señala: "cuando llueve se despeña copiosa cantidad de agua". Si no fue testigo presencial de algunas de esas avenidas, supo informarse muy bien sobre el particular.

d) La idea de que esas aguas podían fertilizar toda la pampa le surgió, casi seguramente, por haber visto u oído acerca del uso ancestral de las comunidades indìgenas de la quebrada, que en tiempos de bajada de las aguas, se instalaban por varios meses en rústicas cabañas, en la pampa a plantar el maíz. La arqueología nos enseña que los antiguos indìgenas ya habían hecho uso de este recurso en la pampa, donde dejaron el testimonio de su presencia y los restos de sus cabañas. Y hasta tiempos muy recientes, los pobladores de las aldeas más altas bajan a cultivar a la pampa, en años particularmente lluviosos.

e) O´Brien conoce perfectamente cuáles son los principales cursos de agua que arriban a la pampa, y cuál es su quebrada de origen. Curiosamente, no hay referencia alguna a las quebradas de más al sur de Pica: Juan de Morales, Maní y Guatacondo. ¿Por qué?. Tal vez porque su radio de acción ordinaria, como Teniente de Gobernador con sede en Tarapacá, le hizo familiarizarse con estas quebradas cercanas. Y éstas son las mismas que certeramente dibuja en su "Plano de la Pampa de Yluga". Los nombres de las quebradas no han variado substancialmente ; solo la de Mamiña hoy es conocida como la "quebrada de Quipisca". Y la de Macaya, corresponde a la quebrada de Tasma, inmediatamente al Norte de Pica.

f) Estas frecuentes avenidas de agua sobre la pampa, han creado, según O´Brien, "un monte bajo y espeso que llaman Pillayas". Su nombre ha sido conservado hasta hoy en el habla popular. Sabemos bien que se trata del arbusto Atriplex atacamensis Phil , de la familia Chenopodiaceae, que adquiere un gigantesco ruedo que puede alcanzar varios metros de diámetro cuando tiene riego, y que puede elevarse hasta 3-4 m de altura. O´Brien no deja de señalarnos, como dato precioso, que sus hojas nuevas son comidas por las mulas, tal como lo fueron antaño por los guanacos, cuando bajaban a la pampa. Áreas formadas por un "monte bajo y espeso" , "impenetrable" a ratos, como destaca O´Brien, ya casi no se conservan hoy día. Sin embargo, Al Este de Huara, hacia el Norte y hacia el Sur, en tiempos de fuertes avenidas, se forman estos tupidos matorrales de pillallas, lo que nos permite formarnos una idea aproximada de lo que pudo ser un día el área aquí descrita, camino de Pica, en tiempos de O´Brien. Pillalla es un nombre local, al igual que sorona (Tessaria absynthioides) , denominada "brea" en el resto de Chile; más al sur, a partir de la IIª Región de Antofagasta, a la pillalla se le denominará siempre con un nombre quechua: cachiyuyo, que significa "yerba de sal". El término "pillalla", parece estar circunscrito, pues, al área de Tarapacá, por lo que podría tratarse de un término de origen aymara o, tal vez, puquina, como otros que hemos discutido.

g) Nos sorprende bastante nuevamente una aseveración del sevillano. Las pillallas no sólo brotan con las aguas que vienen por las quebradas y caen a este "Valle". Tambien concurren a su crecimiento y desarrollo "las humedades de las nieblas" (sic!). ¡Notable perspicacia!. Cómo llegó O Brien a esta conclusión?. ¿Cómo llegó a pensar que las "humedades de las nieblas" podrían coadyuvar al crecimiento de los árboles?. ¿Eran antes más intensas o más frecuentes estas humedades que hoy día?. ¿A alguien se le ocurriría hoy día pensar que la camanchaca tiene algún influjo en el crecimiento de los árboles y arbustos de la pampa del Tamarugal?. La investigadora de la Universidad de Chile, Dra. Fusa Suzuki pretendió demostrar, hace unos 25 años atrás, que los tamarugos podían absorber el agua a través de los estomas de sus hojas. Pero su tesis no prosperó y ha sido por ahora descartada.

Sabemos bien que las camanchacas penetran, máxime durante la temporada invernal, hasta el nivel de la pampa interior. Pero hoy día esto ocurre solo en pocas ocasiones, según los estudios que el Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica realizó en el invierno del año 1998. La captación de la niebla por nuestros atrapanieblas en estas ocasiones fue muy tenue y se redujo tan sólo a pocos cm3 y tan sólo en pocas ocasiones. Muchísimo menos que sus homólogos situados en el alto de acantilado costero en Alto Patache.

Sospechamos que en este aspecto falta todavía mucho por investigar. Porque hay sectores de la pampa interior donde abunda la retamilla (Ceasalpinia angulata), donde resulta casi imposible que sus raíces capturen el agua freática, por hallarse ésta muy profunda (a más de 10-12 m. de profundidad) . Sin embargo, hemos observado que estas plantas tienen un complejo sistema radicular totalmente próximo a la superficie del suelo y extienden por metros y metros, y en todas direcciones, sus interminables raíces, semejando infinitos cables, los que apenas van a pocos centímetros bajo el suelo. No poseen raíces pivotantes que busquen la humedad de las profundidades. Sospechamos, por tanto, fundamente, que estas raíces superficiales están dotadas de delicados pelitos radicales, muy finos, capaces de capturar tanto el rocío de la madrugada, como la tenue humedad de la niebla cuando ésta se deposita por varias horas durante las noches frías sobre las arenas del suelo. De otra manera no nos explicamos cómo puedan sobrevivir, desarrollarse y florecer rabiosamente en la primavera, sin mediar lluvia alguna.

Si nuestra hipótesis es correcta y la conjunción de la niebla de la noche y el rocío de la madrugada aportan una importante cuota de humedad a la planta, la observación de O´Brien sería realmente pionera en este sentido y fruto de una admirable capacidad de observación. Tal vez, pudo surgir de su frecuente experiencia de acampar durante la noche en plena pampa, bajo la protección de pillallas, retamillas o tamarugos. Los viajeros del siglo XVIII no disponían de carpas protectoras de ninguna especie. Simplemente se acostaban sobre las monturas o los peleros de sus cabalgaduras, cubiertos por gruesas mantas o ponchos de lana. Y éstas, probablemente, también servían de captadores de la humedad en las horas de sueño. Tal vez esta experiencia, repetidamente observada por O´Brien en sus viajes desde el pueblo de Tarapacá a la costa, le sugirió la total certidumbre de que, tal como él dice, "mucha parte de este Valle cría, con las humedades de las nieblas, un monte bajo y espeso que llaman Pillayas...". Estudios de fisiología vegetal más acuciosos, tal vez un día nos darán la razón. Y ese día Antonio O´Brien será considerado un audaz pionero de esta hipótesis.

El problema de las avenidas de agua


[71] Tambien se padece el trabajo de las avenidas que bajan por la Quebrada
[de Tarapacá] procedidas de las llubias de la Cordillera, ò Puna, donde llueve y truena en abundancia, por los principios de Febrero ó fines de este, las que causan no poco daño en las sementeras y casa de los Pueblos del plan de la Quebrada".

a) El problema de la existencia de los aluviones en las quebradas, queda bien reseñado por O´Brien aquí. Por lo que él indica en este texto, se puede inferir que la bajada de avenidas a la pampa era un hecho frecuente antaño. Si bien no indica que el fenómeno se produzca todos los años, la frase usada " se padece el trabajo de las avenidas que bajan por la Quebrada", sugiere una frecuencia alta. Y si tomamos también en consideración su famoso Plano de la Pampa de Yluga (1765), donde tales aluviones quedan claramente dibujados por su propia mano, es evidente que el tema le preocupa en grado sumo.

Y precisamente a causa de la periodicidad de tales avenidas, llega O´Brien a la conclusión lógica de que sería factible construir embalses, en varias gargantas de la quebrada da de Tarapacá, no sólo para
frenar el ímpetu de sus aguas y represarlas, sino contar con el abastecimiento de agua para beneficio de la agricultura del valle y de la pampa de Yluga.

Un segundo Plano del sevillano (fechado el 20 de Junio de 1766) que hemos estudiado (Larrain , 1975: 330-362
) se titula: Plano que manifiesta la quebrada de Tarapacá en el Thenientazgo o Partido de este nombre, de el Corregimiento de la Ciudad de San Marcos de Arica, con las tierras de los Yndios tributarios y el Proyecto que se discurre mui útil para dar corriente a las Lagunas de Lirima y el de proveer de agua esta Quebrada..." . Tal encabezamiento bien refleja los objetivos confesados del Plano y de los estudios que aconseja hacer.

b) Es evidente, pues, que O´Brien aprovecha su experiencia de varios años en la zona y su gran conocimiento del terreno, que ha recorrido palmo a palmo, para presentar su Proyecto innovador: bajar las agua de las lagunas altiplánicas, construir tres represas a medio camino a lo largo de la quebrada de Tarapacá y canalizar el acceso de las aguas hasta la pampa para permitir la práctica de la agricultura todos los años, y no sólo en casos de avenidas.

c) El clima del llamado "invierno altiplánico" le resulta perfectamente familiar: sabe que tales avenidas son producidas por lluvias en la alta cordillera; sabe su fecha exacta de ocurrencia: se producen "a principios o fines de Febrero"; también acota que son precedidas de truenos en abundancia, y por fin , señala que estos aluviones "causan no poco daño en las sementeras y casas de los pueblos".

d) El Plan propuesto, que plantea audazmente al Virrey del Perú don Manuel de Amat y Juinient, tiene por objetivo paliar estos males, y beneficiar la agricultura local aumentando enormemente la superficie bajo riego en el nivel de la Pampa.

e) Estas frecuentes "avenidas" producen "trabajo", es decir, padecimiento para los lugareños por lo incontrolable de los cauces. Su Plan envuelve de por sí una serie de medidas concretas para controlar las fuerzas desatadas de la Naturaleza: regularizar los cauces , establecer un sistema escalonado de represas aprovechando las gargantas naturales para acopiar agua para los años secos y así asegurar el regadío, tanto de los terrenos de la quebrada como de la pampa de Yluga.

f) Por fin, aunque no se nos dé indicios claros acerca de la periodicidad de tales avenidas, todo hace suponer que ellas fueron, en esa época, relativamente frecuentes; en todo caso, más frecuentes que ahora. Las fechas en que vive O´Brien corresponden con bastante exactitud a la llamada "pequeña Edad del hielo" y corresponden a un período ciertamente más frío y húmedo que hoy, según los climatólogos.

En su conjunto, el cúmulo de medidas propuestas por O´Brien, nos parecen no solo sensatas sino clarividentes para la época y, sin duda alguna, son fruto no sólo de su propia experiencia de campo sino también de su habilidad para obtener informes fidedignos de terceros, buenos conocedores del clima de la región.


(Segmento en elaboración, 28 de diciembre 2008; enriquecido el 02 de Febrero del 2009).

domingo, 28 de diciembre de 2008

Las chacras de la Pampa del Tamarugal: observaciones de Antonio de O´ Brien

En el capítulo VII de su famosa "Descripción de Tarapacá", O´Brien nos describe la Pampa del Tamarugal y sus especies vegetales autóctonas. Igualmente, nos relata acerca de los intentos por hacer fructificar la pampa mediante plantíos de trigo y maíz. Veremos cómo nada en el paisaje, escapa a su ojo de águila. Resulta evidente al lector atento, que el autor recorrió por años la región, desde la zona altiplánica (donde estudia las lagunas de Lirima y la posibilidad de captar sus aguas para el regadío del valle), hasta Iquique y los minerales de plata de la costa [Huantajaya].

La geografía de la Pampa del Tamarugal:

"Este valle o Pampa es una llanura de cinco y media Leguas de ancho en la parte que menos; su largo es tan dilatado que aseguran algunas personas que empiesa en la quebrada de Arica y acaba en Chile, corre casi con la costa Norte, Sur , y en partes tiene en esta jurisdiccion a quinze a veinte leguas de ancho."

De la última frase se puede deducir con certeza que O´Brien no visitó el sector extremo norte del Tamarugal, al Norte de Zapiga (Quebrada de Tiliviche) , tal vez porque allí comenzaba el territorio de la jurisdicción de la Gobernación de Arica.

Se sabe que en el siglo XVI una legua española comportaba aproximadamente 5.5 km, [5.572 m.], por lo que el ancho i sugerido por O´Brien alcanzaba los 30 km de ancho, lo que es bastante exacto a la latitud de Pica. Una "legua" era la medida que normalmente andaba un caballo en terreno plano en una hora.


Las chacras abandonadas de la Pampa

De este territorio, O´Brien anota con agudeza a lo siguiente:


"[ Nº 76] Es un territorio que según las señas, y esperiencia que se tiene ha sido fertilíssimo , no pudiendo dudarse que lo es y que lo volverá a ser siempre que se le introduzga agua que lo riegue. Se ven en este territorio muchas y dilatadas chacras, en las que permanecen los rastrojos del trigo, y maíz que produjeron."

Las famosas chacras abandonadas en la Pampa, reseñadas en el Plano de la Pampa Yluga por O´Brien han sido prolijamente descritas y estudiadas por diversos autores (Núñez, Bermúdez, Bodini et al., Larrain, Bergoeing), a partir del año 1972. Pocos, sin embargo, han rescatado y o analizado concienzudamente y con visión eco-cultural, estas decidoras frases de la Descripción, tal vez por que no la tuvieron a la mano. Porque el texto antes citado, aunque aparentemente parco y escueto , nos aporta muchísima información:

a) nos indica que hay pruebas de que el territorio bajo cultivo fue antaño muy fértil; lo que significa que vio las chacras personalmente y las recorrió, seguramente a caballo. Al referirse a la "experiencia que se tiene", probablemente se alude a las diligencias que hace por entonces O´Brien con pobladores comarcanos, para tener "noticias ciertas" sobre el cuándo, cómo, por qué y para qué de estas chacras.

b) que solo basta llevar agua a éste para que produzca; tal vez de esta observación in situ, brota en O´Brien la porfiada certidumbre de su conveniente reutilización. De esta certidumbre nace, también, la porfìa por visitar, describir, medir y navegar las lagunas de Lirima, donde ve una fuente de suministro de agua de buena calidad para la Pampa.

c) que en este paraje "se ven muchas y dilatadas chacras". Expresión que apunta a su extensa superficie total, y que O´Brien intenta dibujar en su "Plano de la Pampa de Yluga". Lo que significa que vio con sus propios ojos las chacras, aunque ya en abandono por entonces. En su Plano pondrá, al respecto: "chacras que se cultivaban cuando llovía en este valle".

d) que en estas chacras "permanecen los rastrojos del trigo, y maíz que produjeron". Es decir, O´Brien en 1765 y aún antes, recorre las chacras, observando los canales abandonados y encuentra los tallos secos, raíces, y rastrojos de lo que allí se plantó un día: trigo y maíz.

Sabemos hoy día muy bien que los aldeanos de la quebrada solían bajar a plantar en dicha pampa cuando venía agua en abundancia por los cauces de las quebradas de Aroma, Tarapacá y Quipisca, en años excepcionalmente lluviosos. Es muy probable que tuvieran asignados, por tradición familiar, paños de tierra especialmente asignados a determinados poblados de altura.Tal situación debió producirse unos pocos años antes de la visita de inspección de O´Brien.

En el año 1972, a comienzos de Marzo, nos tocó ser testigos directos, con el geógrafo de la Universidad Católica Luis Velozo, de la bajada de un poderoso caudal de agua desde Aroma y Tarapacá, el que cortó caminos y accesos. Conservo fotografías tomadas dicho año por el profesor Velozo. Ese mismo año 1972, en el mes de Julio, topamos a un solitario poblador de Mocha limpiando las melgas en estos mismos campos, que según él "pertenecían a su familia".

d) la indicación de que los "rastrojos permanecen" en el momento de su visita, tiene una simple y fácil explicación. En este desierto, es posible aún hoy, encontrar, a escasa profundidad, fragmentos de raíces y tallos del maíz que se plantó aquí otrora, en esta misma pampa, tras decenios o quien sabe, siglos de abandono. De este mismo hecho pudimos percatarnos en una visita efectuada a la zona de las chacras abandonadas, a fines del año 1972, con el museólogo Jorge Checura Jeria, por entonces, funcionario del Museo Regional, de Iquique.

e) Y agrega que es su anhelo volver a regar esta pampa, para hacerla nuevamente productiva, tal como lo fuera otrora. Aquí campea la férrea voluntad del sevillano que se opondrá tenazmente a los intentos de los curas de Mocha y de Sibaya, a fin de llevar a cabo su tarea de sondear la profundidad de las lagunas de Lirima, y comprobar la excelente calidad de sus aguas. Lo que le valió la enemistad de dichos curas. Todo porque las lagunas eran objeto de ciertos mitos que sostenían que morían fatalmente todos aquellos que bebían de sus aguas. La tenacidad de O´Brien acabó con el mito al probar sus aguas, navegar en ellas y echar sondajes para calcular su profundidad. Regresa a Tarapacá con su comitiva de mestizos e indios, tras varios días de expedición a la zona altiplánica, convencido de que esas aguas pueden ser conducidas a la quebrada, previa una obra de canalización, la que planifica cuidadosamente en su notable Plano de la Quebrada de Tarapacá.

(Próximamente, agregaremos a esta sección una bibliografía especializada sobre este intrigante tema, aún hoy de actualidad).

viernes, 5 de diciembre de 2008

La Fauna observada por O´ Brien en el área de Huantajaya (1765)

Incluimos en este segmento varias fotos de aves de la familia Columbidae (palomas), y que se hallan presentes hoy en el Area de Iquique. Al analizar con ojo zoológico las observaciones faunísticas que O´Brien nos entrega en su Descripción, hay una referencia especial a "unas aves pequeñas, color de tierra con pintas negras". Este fino detalle descriptivo, muy poco usual en autores antiguos, ha llamado bastante nuestra atención y nos ha forzado a buscarle una explicación científica congruente.

Cuando nos habla O´Brien de un "pajarito pequeño", es probable que tome como punto de referencia inconscientemente a las palomas (Columba livia Linneo), de la misma familia Columbidae, y que por entonces al parecer aún no poblaban esta zona, pero que le eran perfectamente familiares de España. Es decir, se trataría de pajaritos más pequeños que las palomas, bien conocidas de todos los españoles.

Si, como creemos, la descripción alude casi seguramente a un tipo de tórtola, veamos imágenes nuestras de todas las Columbidae o clases de palomas que hoy existen en estado natural en la zona de Iquique y su región. La fina descripción que nos hace O´Brien, aunque escueta, creemos es suficiente para decidir a qué especie de ave se refería el autor.


1. Tórtola grande o cuculí, Zenaida meloda en Pica, Noviembre 2008. (Foto H. Larrain)

2. La misma especie (Zenaida meloda) , macho y hembra en Pica, Noviembre 2008 (Foto H. Larrain).

3. La especie más pequeña o quihuahua en Pica (Columbina cruziana; en inglés conocida como "Croaking Ground-dove"); (Foto H. Larrain).

4. Zenaida meloda o tórtola cuculí en Pica, Noviembre 2008 (Foto H. Larrain).

5. Tórtola peruana o Zenaida auriculata Des Murs, en Iquique, Noviembre 2008 (Foto H. Larrain). Creemos que éste es el ejemplar descrito por O´Brien en 1765.

6. Columbina cruziana o quihuahua, en jardín en Iquique, diciembre 2008 (foto H. Larrain)

7. Zenaida meloda en nuestro jardín en la ciudad de Iquique; es conocida como "cuculí" en el Norte de Chile. Su nombre en inglés es : West Peruvian dove".(Foto H. Larrain, diciembre 2008). Habitante del Perú y Norte chileno, en la actualidad ya está llegando a los alrededores de Santiago (información personal Alfredo Ugarte Peña). Obsérvese el área de plumas blancas en el borde del ala, que este ejemplar despliega hermosamente.

Por numerosas razones que aquí exponemos en detalle , nos inclinamos a creer que sea Zenaida auriculata ( en inglés: "Eared dove") y no otra, la especie de que nos habla O´Brien en su "Descripción" de Tarapacá como presente en el área de las Minas de Huantajaya . Ostenta una patente área atornasolada en la zona del cuello. Observe, además, las varias y grandes "pintas negras"en sus alas, señas a las que muy claramente alude O´Brien (Foto H. Larrain).


Hemos indicado ya en un capítulo anterior del Blog cuál es la flora que Antonio de O´Brien observa y describe en los alrededores de las Minas de plata de Huantajaya hacia 1765. Nos hemos sorprendido de que haya sido capaz de tomar noticia y describir con tanta prolijidad los líquenes y las formaciones de tillandsias (Tillandsia landbecki) , que el denomina por entonces "pajonales". Con tal grado de exactitud, nos está revelando tanto su carácter de testigo presencial y frecuente visitante de la zona, como también su fidelidad descriptiva. Lo que infunde a toda su "Descripción" un carácter de credibilidad notable.

Nos toca hoy referirnos a su percepción y observaciones en torno a la fauna presente en los cerros costeros donde está el asiento minero de Huantajaya.

He aquí el brevísimo párrafo pertinente:

"No se cría en estos parages sabandija alguna, mas que ratones. Las Moscas y Pulgas son plagas mui molestosas e insufribles. Se crían unos Pajaritos pequeños de color de tierra con pintas negras, que solo se mantienen de comer moscas, a estos llaman pichinchos". [Nota 39]

Detengámonos un momento a examinar este fragmento del texto. Nos parece enteramente normal que las "plagas" nombradas: ratones, moscas y pulgas, hayan proliferado en un ambiente donde la higiene no fue precisamente la norma. La extrema escasez de agua, por una parte, y la depositación de la basura junto a los campamentos hechos de precarias habitaciones de muros de costrones, tenían que fomentar en alto grado el desarrollo de estas plagas.

De los ratones nada sabemos en concreto. Tal vez se trató del pequeño roedor costero, presente en todos los oasis de niebla. En tal caso podría ser la especie Phyllotis darwini rupestris, de la Familia Sigmodontidae. Lo que no sería nada de raro, pues el oasis de niebla de Huantaca, donde hasta hoy hay algo de vegetación y fauna nativa, se halla sumamente cerca de Huantajaya. Pero no sería tampoco nada de improbable que pudiese haberse desarrollado, en estos campamentos donde pululaban centenares de obreros y sus familias y gigantescos basurales, ratones grandes, de las especies europeas Rattus rattus o R. norvegicus, que habrían fácilmente podido llegar con las cargas y fardos al campamento, procedentes de los navíos que anclaban en la caleta de Ique-ique. Porque hasta el día de hoy prosperan en Iquique y en casi todas las caletas costeras.

Desde el punto de vista ornitológico, mucho más interesante para nosotros es el dato referente a los "pajaritos pequeños color de tierra". En primer lugar, porque se trata obviamente en este relato de aves endémicas (nativas) y no traídas o atraídas de alguna manera por la presencia humana. Creemos que estos "pajaritos" podrían ser reconocidos con un buen grado de certeza por nosotros hasta el nivel de especie. Porque las únicas dos especies de aves nativas que podrían calzar perfectamente en esta categoría descriptiva, es decir, "pequeñas color de tierra y con pintas negras en las alas)", son dos especies de tórtolas o Columbidae las que hasta hoy existen en la zona de Iquique y alrededores. Las fotos que ilustran este segmento del Blog, son ilustrativas de las tres especies aquí nombradas.

En nuestra opinión sólo caben dos posibilidades de identificación, de entre las especies "color de tierra", esto es grises o pardas pálidas, que presentan nítidas pintas negras en su plumaje: o se trata de la especie conocida como tórtola peruana Zenaida auriculata Des Murs, o de la especie bastante más pequeña, Columbina cruziana Prévost, llamada comúnmente quihuahua, provista de un pico amarillo y que posee varias manchas muy pequeñas de color negro en su plumaje. Porque de la llamada cuculí (Zenaida meloda Tschudi), tórtola de tamaño apreciablemente mayor, no podría tratarse ciertamente aquí ya que carece de las típicas "pintas negras" que le son propias, según la descripción explícita de O´Brien. La especie Zenaida auriculata tiene, en cambio, entre 5 y 6 manchas grandes, negras en cada ala, que destacan por sobre el plumaje gris claro, terroso, muy notorias, en el área de las plumas denominadas rémiges o "remeras".

En Iquique esta especie hoy día es muy numerosa, mucho más que su congénero Zenaida meloda llamada corrientemente "cuculí", dotada de un melodioso canto. Para interpretar la descripción de O´Brien, nosotros nos inclinamos por la especie Zenaida auriculata o tórtola peruana, por ser de mayor tamaño, dotada de pintas de tamaño muy visible y también de mucho mayor abundancia actualmente en la zona.

Hemos presentado arriba fotos de las tres especies de tórtolas que hoy existen en Iquique (ciudad) . Extrañamente, la especie Zenaida auriculata o tórtola peruana, que sospechamos sea la descrita por el sevillano, siendo hoy extraordinariamente abundante en la costa (Iquique), no llega a las quebradas interiores ni al oasis de Pica y Matilla, por razones que desconocemos.

Por fin, resulta de gran interés el dato que nos da O´Brien respecto al nombre dado localmente a esta avecita: pichincho, nombre de claro ancestro indìgena (pichinchu) . O´Brien también nos ofrece otros nombres locales de aves o insectos , en su valiosa Descripción. Este nombre no parece haber sobrevivido [nunca lo hemos escuchado en la zona]y al parecer sería desconocido hoy en la región de Iquique. Estos "pichinchos" se han alimentado seguramente en los extensos basurales de las Minas de Huantajaya, pues hoy también comen toda suerte de desperdicios en Iquique, además de granos y semillas, que es su alimento más propio.

Esta denominación: "pichincho", parece tener cierta resonancia local en nombres como camanchaca, Pichalo, Cavancha, Chomachi, Pacache, y otros más, que podrían tener una cierta similitud con denominaciones propias de la lengua pukina, que al parecer, habría sido la común en esta zona. En todo caso, estos topónimos no encuentran una clara significación a través de las lengua quechua o aymara, y menos atamcaña o kunsa.

Un argumento adicional en favor de la elección de Zenaida auriculata, es que las otras dos especies de aves existentes hoy en la zona, poseen nombres locales ampliamento conocidos: cuculí , la una y quihuahua, la otra. En cambio, de Zenaida auriculata, no existe en nuestra región nombre propio conservado de antaño. Pudiera ser, pues, que efectivamente estos fueron los famosos "pichinchos" de los triempos de O´Brien, como lo creemos hoy.

No deja de ser curioso, por fin, que no se haga referencia alguna a dos tipos de buitres hoy día omnipresentes en toda la costa norte chilena: el gallinazo o jote de cabeza roja (Cathartes aura) y el jote de cabeza negra, (Coragyps atratus). Tal vez estas especies eran mucho menos frecuentes que hoy, ya que no llaman la atención de O´Brien. Tal vez, ni siquiera existían por entonces en la región, lo que no nos parece muy probable. dada la ubicuidad de esta ave, que hoy recorre infaltablemente todos los ambientes del desierto, observándosele planeando aún en los rincones más secos y áridos de la pampa.